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Hablemos de disruptores endocrinos: qué son, dónde están y cómo evitarlos

«Estos compuestos imitan o interfieren con nuestras hormonas y pueden modificar la ovulación, el desarrollo folicular o incluso la receptividad endometrial», explica la doctora Llaneza.

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Hay un término que prolifera (y preocupa) cada vez más. Hablamos de los llamados disruptores endocrinos, que no huelen, no se ven y no duelen, pero están en el aire, en los cosméticos, en los alimentos, en los envases que usamos a diario e incluso en el agua. Y sí, son perjudiciales, sobre todo, para la salud femenina. Seguro que ha oído hablar de ellos. En redes es un trendig topic y cada vez son más los expertos que comentan la importancia de evitarlos en nuestro día a día.

Pero, ¿qué son exactamente? Si tú también tienes dudas sobre esta temática que afecta al bienestar y a la salud de nuestro cuerpo, compartimos la reflexión de la doctora Ángela Llaneza, directora del Instituto Médico Antiaging. La experta tiene todos los detalles que necesitas saber sobre las ocasiones de exposición a sustancias que alteran las hormonas.

Qué son los disruptores endocrinos

Los disruptores endocrinos (DE) son compuestos químicos capaces de alterar el equilibrio hormonal del cuerpo humano, y su presencia cotidiana está teniendo un impacto silencioso pero profundo en la fertilidad femenina. El verano suele ser su mayor caldo de cultivo, ya que suelen estar presentes en las cremas solares, las botellas de plástico o las latas de comida al sol o incluso los perfumes.

Este tipo de productos puede aumentar la exposición a ftalatos, parabenos, filtros UV sintéticos y bisfenoles sin saberlo. «Estos compuestos imitan o interfieren con nuestras hormonas y pueden modificar la ovulación, el desarrollo folicular o incluso la receptividad endometrial», explica la doctora Ángela Llaneza, endocrinóloga reproductiva.

Mujer poniéndose perfume. Instagram

Pero, ¿cuáles son los consecuencias negativas de los DE? Son sustancias químicas que alteran la señalización hormonal incluso a dosis muy bajas. Su efecto no es inmediato, pero puede ser acumulativo, persistente y especialmente dañino en etapas vulnerables como la pubertad, el embarazo, la búsqueda activa de este y el postparto.

Y en lo que se refiere a la fertilidad, pueden disminuir la reserva ovárica, alterar la maduración folicular, afectar a la calidad del moco cervical, alterar los niveles de progesterona y estrógenos, interferir en la implantación del embrión y aumentar el riesgo de endometriosis y síndrome de ovario poliquístico.

«Muchas mujeres con ciclos irregulares, abortos bioquímicos o respuesta pobre a estimulación ovárica nunca han oído hablar de los disruptores endocrinos, pero sus análisis revelan exposición crónica a ellos. Y lo más preocupante es que están en productos que se consideran 'seguros'», añade Llaneza.

Dónde están los disruptores endocrinos

Durante el verano, los disruptores endocrinos (DE) proliferan en varios productos y situaciones de uso cotidiano. Se encuentran, por ejemplo, en filtros solares que contienen benzofenonas u octinoxato, sustancias prohibidas en algunos países debido a su toxicidad endocrina. También se liberan desde botellas de plástico expuestas al sol, que pueden desprender BPA (bisfenol A) o microplásticos con efecto estrogénico.

Otros focos habituales son los envases y tuppers calentados en microondas, especialmente durante viajes o picnics, así como ciertos perfumes, desodorantes y cosméticos que contienen ftalatos y parabenos. Incluso algunos alimentos enlatados o ultraprocesados, al recalentarse, liberan bisfenoles y otras toxinas que pueden afectar nuestro sistema hormonal.

Cómo evitar los disruptores endocrinos

Para reducir la exposición, la Dra. Ángela Llaneza recomienda usar fotoprotectores físicos que contengan óxido de zinc o dióxido de titanio y evitar plásticos, priorizando envases de vidrio o acero inoxidable. En cuanto a la cosmética, conviene elegir productos libres de disruptores endocrinos; aunque esta información no siempre aparece en la etiqueta, se pueden evitar ingredientes como parabenos, ftalatos, nonylphenol, octylphenol o BHA.

Además, es recomendable apostar por una dieta rica en antioxidantes y fibra, que ayuda a detoxificar estrógenos acumulados, y consultar con profesionales que trabajen desde una perspectiva funcional y preventiva. «No se trata de vivir con miedo, sino de entender que la salud hormonal no solo depende del eje hipotalámico-ovárico, sino también del entorno«, concluye la doctora.

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