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Por qué se produce el efecto rebote: los errores más comunes en las dietas que te impiden bajar de peso

Si después de someterte a una dieta muy restrictivas notas cómo los kilos vuelven a tu cuerpo de manera acelerada, es que estás sufriendo el efecto rebote, y estas son las claves para evitarlo y perder peso de manera saludable.

Influencer abriendo la nevera con una botella de champán / @matildadjerf

Elena Romero Vargas
ELENA ROMERO VARGAS

El efecto rebote aparece después de someter al cuerpo a una de esas famosas dietas milagro que te hacen perder peso de manera acelerada, pero que provoca que, con la misma velocidad, lo recuperes después. En estas dietas el cuerpo se acostumbra a funcionar con menos nutrientes y calorías de las que necesitaría normalmente para trabajar. Cuando pones punto y final a este proceso y vuelves a una alimentación normal de golpe, al cuerpo no le da tiempo a acostumbrarse y tiende a engordar. Es así como se produce el efecto rebote.

Los expertos han demostrado que estas dietas milagros son, en gran medida, perjudiciales para la salud. Es cierto que ayudan a perder peso y sus resultados son visibles en muy poco tiempo, pero los efectos para la salud son muy nocivos, por no hablar de esta temida e inevitable consecuencia del efecto rebote. Cualquier dieta que restrinja el consumo calórico por debajo de las 1300 calorías perjudica más que beneficia, y es carne de cañón para que vuelvan enseguida todos los kilos que has perdido.

Para perder peso de manera saludable no es necesario no pasar hambre ni exponerte a estos riesgos tan mal recibidos. Una dieta equilibrada, baja en grasa y, a ser posible, supervisada por un profesional de la salud, y un estilo de vida activo es más que suficiente para lograr este objetivo, y aunque te lleve algo más de tiempo, tendrás la seguridad de que el resultado se mantendrá y que tu salud no se pondrá en riesgo.

Mujer midiendo el volumen de su tripa/UNSPLASH

¿Qué produce el efecto rebote?

Las dietas milagro suelen caracterizarse por reducir drásticamente la ingesta de alimentos y descompensar los niveles de nutrientes que tu cuerpo está acostumbrado a recibir. Ante esta situación tan repentina, el cuerpo activa mecanismos de supervivencia como realentizar el metabolismo o tirar de las grasas que actúan como reserva en estos casos.

Además, como necesita tirar de estas reservas, el cuerpo acaba por deshacerse de la masa muscular para obtener los nutrientes que no está recibiendo. Esto hace que el cuerpo se debilite poco a poco, pero los efectos visibles son una pérdida de peso y de volumen que llevan a pensar que el proceso se está desarrollando con éxito.

Una vez alcanzado el objetivo, se tiende a cortar esta dieta de raíz y volver a unos ritmos de alimentación más normales, pero también más rico en nutrientes a los que el cuerpo ya se ha desacostumbrado. Ahora funciona para quemar menos calorías y para activar un metabolismo lento, porque la ingesta que estaba recibiendo no necesitaba más y de otra forma hubiese agotado el mecanismo.

Ensalada de tomate y queso/UNSPLASH

Por este motivo, el cuerpo se sorprende ante el cambio de paradigma en la ingesta de alimentos y no tiene margen para volver a cambiar su funcionamiento. Un metabolismo lento y una masa muscular pobre con una alimentación más rica es lo que provoca esa subida de peso que se conoce como efecto rebote.

Cómo evitar el efecto rebote

Para librarte de este mal innecesario, lo mejor es que elimines la opción de hacer una dieta milagro para bajar de peso. Cuando la salud está en juego, es mejor ir despacio y con buena letra antes de arriesgarnos en exceso. Si lo que quieres es perder peso y no arriesgarte a sufrir esta consecuencia, opta por la actividad física y la alimentación variada y equilibrada que no te perjudique ni por exceso ni por defecto.

Además, es recomendable preservar la masa muscular durante la dieta, pues en ella se almacenan las proteínas que el cuerpo necesita para funcionar correctamente y participa de la quema de grasa, por lo que será una gran aliada en el proceso. Para preservarla, los expertos recomiendan c omer cada tres o cuatro horas y mantener así al cuerpo activo.

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