FELICIDAD
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La importancia de la microbiota para la salud en general está más que probado. La microbiota intestinal ayuda a digerir los alimentos, produce vitaminas B y K que el organismo humano no es capaz de sintetizar y también estimula el sistema inmune. Pero es que además, una microbiota saludable ayuda al cerebro a producir ciertos neutransmisores como la serotonina o la dopamina.
Es en relación a este aspecto donde se centra una reciente investigación de María Dolores de la Puerta, autora de Un intestino feliz. La experta asegura que la microbiota tiene un papel muy relevante en la felicidad, puesto que, según asegura, el 90% de la serotonina, conocida como hormmona de la felicidad, se produce en el intestino.
«Las neuronas que tenemos en la tripa son las mismas que las células que tenemos en el cerebro. Tenemos tantas, además, como en la médula espinal, así que hay muchas neuronas en el intestino. Esto significa que la mayor producción de serotonina de nuestro cuerpo (ese 90%) se produce en este órgano, con lo cual la conexión entre la alegría y felicidad y el bienestar del aparato digestivo sólo dependiente de la serotonina es absoluta«, explica esta experta.
La microbiota está implicada tanto en la estimulación de los niveles de serotonina como en la reducción de su producción. Existen microrganismos en el tubo digestivo que pueden estimular la producción de la hormona de la felicidad generando una enzima involucrada en el proceso de síntesis de la serotonina a partir del triptófano.
Por el contrario, la disminución en la producción de serotonina se da por la acción de bacterias capaces de metabolizar un elemento esencial para la síntesis de esta hormona: el triptófano. Este es un aminoácido que el cuerpo humano no puede producir y que se incorpora con la alimentación. Si las bacterias lo digieren en el intestino convirtiéndolo en otro tipo de sustancia, baja su disponibilidad y como resultado disminuye la capacidad de producir serotonina.
1. Introduce más vegetales en tu dieta: los vegetales, sobre todos los de hoja verde, como la lechuga o las espinacas, tienen muchísima fibra que no es digerida por nuestro organismo. Pero lo cierto es que este nutriente es el alimento preferido de las bacterias buenas que habitan en los intestinos.
2. Elimina los procesados y el azúcar: los azúcares de digestión rápida se digieren demasiado rápido para que las bacterias puedan aprovecharlos. Por el contrario, los azúcares complejos harán que tu flora esté más alimentada. Por eso se recomienda comer plátanos, manzanas, frutos rojos, patatas, legumbres...
3. No te olvides de los probióticos:los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias buenas del organismo. Dentro de estos alimentos se encuentra el yogur, el kéfir, el chucrut, la kombucha, los encurtidos...
4. Consume prebióticos: los prebióticos son alimento para tu microbiota. Entre los alimentos prebióticos se encuentran los cereales integrales, los vegetales de raíz y verdura de hoja, las manzanas, los plátanos, las cebollas, los ajos, los espárragos, los frutos secos, las semillas, el té verde, los guisantes, las lentejas...
5. Introduce en tu dieta los alimentos fermentados:los fermentados son alimentos transformados a través de microorganismos que se convierten en probióticos, es decir, en alimentos llenos de bacterias vivas que cuidan la microbiota. Entre ellos están el yogur, el queso sin pasteurizar, el miso, el chucrut, el kéfir, el kimchi, las aceitunas, el kéfir...
6. Mejora el descanso: según dicen los expertos, si no duermes convenientemente es más fácil que sufras ciertas enfermedades inflamatorias. Deberías descansar unas 8 horas cada noche, no exponerte a las pantallas ni a la luz azul antes de acostarte y cenar entre 3 y 4 horas antes de irte a la cama.
7. Haz más ejercicio: la alimentación equilibrada y el descanso adecuado son importantes, pero también lo es hacer ejercicio de manera regular. Los expertos recomiendan andar por lo menos 30 minutos al día para impactar positivamente en tu salud intestinal. Pero no sólo eso, sino que también aseguran que es necesario llevar una vida activa, moviéndote todo lo que puedas.
8. Aléjate del estrés: es necesario buscar ratos para ti misma, asegurándote un equilibrio emocional que te permita rebajar el estrés del día a día. Actividades como el mindfulness, la meditación, el yoga o el taichí son muy recomendables y no sólo afectarán a tu bienestar mental, sino que también te procurarán una microbiota sana.