FELICIDAD
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¿Cuál es el secreto de la felicidad? Ojalá existiera un secreto de verdad, pero lo que sí existen son cambios de hábitos que pueden acercarte a una existencia más placentera y feliz. Y eso es lo que lleva estudiando la sabiduría zen milenios, los pequeños pasos que te acercan al bienestar.
Porque la felicidad no reside en actos grandilocuentes, sino en las pequeñas cosas que te hacen emprender el camino hacia ese estado de felicidad que todos perseguimos. Y aquí es donde entra en juego Haemin Sunim, también conocido como el Monje de Twitter, un prestigioso profesor y escritor surcoreano formado en las universidades de Harvard, Berkeley y Princeton que también ha pasado gran parte de su vida en el monasterio de Haein, en Corea del Sur.
Sunim ha publicado tres libros, El arte de amar las cosas imperfectas, Aquello que solo ves cuando estás en paz y Cuando las cosas no salen como quieres. Sabiduría Zen para tiempos difíciles. A través de estas publicaciones, el monje budista trata de acercar sus enseñanzas al mundo, transmitiendo la idea de que la felicidad se alcanza a través de la paz mental.
Un dicho muy español dice: «Las comparaciones son odiosas». Y no hay nada más real. «Deja de compararte con los demás, porque siempre encontrarás a alguien más rico, inteligente o bello», nos aconseja Haemin Sunim. Y tiene razón. Eres perfecto tal cual eres, con tus defectos y tus virtudes y el hecho de que haya alguien con unas capacidades más altas que las tuyas en algún ámbito, no tiene por qué hacerte infeliz.
«La autoestima es un proceso de valoración con los demás y con las expectativas que uno tiene de sí mismo. Se tiene baja autoestima cuando en esa medición sales perdiendo al comparar cómo quieres ser y lo que en realidad eres. La autoestima fluctúa y depende de la comparación que hagamos con los demás», advierte Luis Antón, director del Instituto de Psicoterapias Avanzadas (IPSIAS).
¿Conclusión? Como dice el conocido como Monje de Twitter (ahora X), aleja la comparación de tu día a día para que tu autoestima no se vea dañada. Siempre va a haber alguien mejor que tú en algo, por lo que deja el perfeccionismo de lado y, simplemente, intenta vivir con calma.
Y precisamente, ese vivir con calma es de lo que habla el segundo punto que aconseja Sunim. «Deja de apresurarte para conseguir algo o llegar a algún lugar, porque no disfrutarás nada si te apresuras», aconseja el monje budista. Lo que se suele resumir en una frase: «No disfrutes de la meta, disfruta del camino».
Y es que, si lo piensas, ¿qué es la vida? La vida se compone más de caminar que de la consecución de metas u objetivos. Cuanto más disfrutes del camino, más disfrutarás de la vida. «Para limpiar una sartén que se ha pegado, vierte agua en ella y espera. Poco después, los restos de comida se desprenderán por sí solos. No luches por curar tus heridas. Vierte tiempo en tu corazón y espera. Cuando tus heridas estén listas, sanarán por sí solas», ejemplifica Haemin.
«Calma tu mente frenética, porque cuando tu mente se sosiegue, el mundo parecerá sosegado y alegre», aconseja el experto de Harvard. Muchas veces dejamos que nuestra mente vaya muy por delante de lo que de verdad está ocurriendo, sobredimensionando los problemas y generándonos estrés innecesario.
Y para conseguirlo, tiene un truco: «Cuando estés estresado, sé consciente de tu estrés. Cuando estés irritado, sé consciente de tu irritación. Cuando estés enfadado, sé consciente de tu enfado. En cuanto seas consciente de todo eso, ya no estarás perdido en ello», aconseja.
Esta es una parte del método de la psicóloga Beatriz Galván para no dejarte llevar por la rabia en una discusión. Y es que identificar la emoción que estás sintiendo te ayuda a regularla mejor y, por tanto, gestionar tus sentimientos de la mejor forma posible.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.