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«Para mí, el buen diseño es algo vivido, como si hubiera estado esperando en el tiempo a ser descubierto», señala el decorador Alfredo Paredes. «Mi estilo se enraiza en una narrativa: cada pieza, textura y color tiene un propósito. Me gustan los diseños que se han ido reuniendo con el tiempo y que crean espacios con alma y profundamente personales». Y es que si algo define el trabajo de este interiorista de ascendencia cubana es su talento para crear atmósferas que cuenten una historia y celebren el arte de vivir. Sus interiores son elegantes e íntimos y desprenden un aura confortable y vivida.
Paredes comenzó su carrera en 1986, como parte del equipo creativo del diseñador Ralph Lauren. Tenía solo 23 años. Había crecido en Miami, en una gran familia de exiliados cubanos, y llegó a la mayoría de edad en el ambiente bohemio y hippy de los 70, con una gran influencia de la cultura latina.
En Ralph Lauren, empezó ocupándose de la disposición visual de los diseños y de los escaparates. El diseñador lo tomó bajo su tutela, atraído por su talento para narrar historias. Luego le encargó el desarrollo de sus tiendas y de su colección de hogar, y el diseño de todos los espacios de la marca, desde su boutique en el parisino Boulevard Saint Germain hasta la de Madison Avenue, en Manhattan, pasando por Dubai o Moscú. Hace cinco años, el interiorista creó su propio estudio. Había llegado el momento de caminar solo: «Traté de poner en marcha todo lo que había aprendido para crear espacios muy personales», asegura.
«El tiempo que pasé en Ralph Lauren, tres décadas, supuso una total transformación para mí. Me enseñó cómo mezclar la historia con una mente contemporánea para crear diseños atemporales. Haber crecido en Miami en los 70 añadía a mi inspiración un espíritu vibrante y multicultural».
¿Puede decirse que Paredes representa el estilo norteamericano, por su colaboración con Ralph Lauren, el diseñador made in USA por excelencia, pese a su origen hispano? A su juicio, el norteamericano es un estilo que se alimenta de la tradición, pero que está siempre abierto a la innovación.
«Es una celebración de la artesanía, la historia, la individualidad y la mezcla de diversas influencias», apunta. Su origen cubano es otra piedra de toque de su estilo: «Está en los colores, en la historia de cada objeto, en la vibración y la diversidad. Siempre trato de integrarlo en mis proyectos».
Muchos de los que conocen al interiorista mencionan su habilidad para revelar la atmósfera de un espacio, su aguda intuición para descubrir la historia que cuenta, la manera de hacer que la luz fluya y qué objetos hay que escoger para desvelar la belleza del lugar.
«Todos mis proyectos empiezan como un primer capítulo de una narración. Me tomo el tiempo necesario para comprender la esencia del espacio o del cliente, su historia, su visión, su personalidad. Entonces, el diseño empieza a tomar forma y la inspiración llega, muchas veces, de lugares insospechados, como una pieza de arte, un objeto vintage o los alrededores del propio espacio».
¿Y cómo alcanza esa intimidad reposada que respiran sus interiores? «Se trata de encontrar el equilibrio entre comodidad y carácter. Pienso en cómo van las personas a utilizar ese espacio, qué conversaciones tendrán en él, qué recuerdos irán atesorando. Los pequeños detalles, como una silla bien tapizada, te atraerán para que no dejes el lugar. Se trata de hacer un diseño que parezca que ha sido pensado solo para ti».
Su dúplex del East Village de Nueva York, oculto a miradas exteriores pero abierto a un jardín interior, es un compendio de todas estas características: creatividad, elegancia y un ambiente vivido. «Había soñado tanto con un espacio como este que, cuando lo encontré, sabía perfectamente lo que quería hacer con él», reconoce.
Su aire europeo, sus elevados techos y sus grandes ventanales enamoraron a Paredes. El apartamento tenía originariamente tres dormitorios y la reforma rescató uno de ellos para hacer una sala de estar y despacho. La terraza se convirtió en uno de esos jardines íntimos que se encuentran en París o en Roma. Plantaron boj y plantas de temporada, abedules y rosas. «Nos encanta recibir en la terraza y que los niños jueguen en ella cuando regresan del colegio», explica.
«Todo el espacio me recordaba un poco a Ámsterdam. Pero también quería que tuviera una atmósfera de mansión hollywoodiense clásica». Los interiores son los de una casa en pleno centro cultural de Nueva York, pero también los de una mansión de campo, con madera y cerramientos con un toque industrial, y al mismo tiempo bohemia y moderna, gracias al protagonismo del arte y la fotografía en blanco y negro.
«Quería un espacio acogedor en todas las estaciones, pero especialmente en invierno», explica Paredes. La chimenea, construida a partir de piedra inglesa, tiene un aire años 20. El interiorista buscó también la continuidad del interior y el exterior, con los suelos del mismo color y material. Escogió piedra francesa. «El resultado respira tanta calma y paz que me hace olvidarlo todo cuando cruzo la puerta».
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.