casas bonitas
Crear una cuenta
Iniciar sesióncasas bonitas
«Está llena de tesoros», dice la empresaria de moda Blanca Miró sobre la antigua casa menorquina que restauró su madre, la interiorista Rosarietta Scrimieri, hace casi veinte años y donde nos recibe, convertida en la mejor de las anfitrionas. Rosarietta se enamoró de lo que era una modesta vivienda payesa del siglo XIX, que albergaba una granja de cerdos, enclavada en el corazón de la isla de Menorca. La empezó a reformar para otros, pero, finalmente, decidió quedarse con ella.
Hoy, el pueblo de Torret, situado a ocho kilómetros de Mahón, en la pedanía de San Luis, es el lugar preferido del mundo de Blanca, donde se olvida del ajetreo cotidiano. «Veraneo en Menorca desde que nací», explica. Este ha sido un año especial, pues ha sido el primero de Matilda, la hija de Blanca Miró y su marido, el emprendedor Javier Fondevila, en la isla. Allí se casaron, precisamente, en 2022.
«Íbamos antes a otra casa cerca del mar y yo tenía alrededor a mis amigos. Esta, en el interior, es mucho más tranquila, con una gran privacidad y muy acogedora también en invierno». Todos esos tesoros de los que habla Blanca son casi piezas de arte contemporáneo: viejos cestos de mercado, sillas de jardín o colecciones de sombreros de los que madre e hija se enamoran en sus paseos por la isla o en un viaje por Europa y que le dan un toque francés a las estancias.
La atmósfera es ecléctica, pero nada recargada. Los interiores son frescos y acogedores, una mezcla ligera de antiguos muebles de campo menorquines y de algunas piezas de diseño mid-century, como las sillas Bertoia, diseñadas en el año 1952.
La familia compró la casa en 2005. Estaba prácticamente abandonada, pero la madre de Blanca quiso respetar en lo posible la construcción y los materiales originales de techos, paredes y suelos. Dejó tal cual la distribución del interior y convirtió la antigua porquera en un salón.
En el jardín, instaló una piscina con espíritu de alberca, de agua salada, y levantó el terreno desigual para hacer varios niveles en el jardín. «Para mi madre era esencial respetar los materiales y la distribución», explica la diseñadora, fundadora de la marca La Veste junto con su socia, María de la Orden. «Es de las pocas casas que quedan hoy en Menorca tal y como eran».
Un gran privilegio en mitad del campo, donde mandan el silencio y los cambios de la luz a lo largo del día, y solo los pájaros o el chapoteo de la piscina perturban la paz. Blanca y su familia aprovechan también la casa en primavera y en los meses de invierno. «El ambiente es muy diferente, pero me gusta igual», asegura Miró.
La reforma dejó intactos los muros de piedra de marés, los techos encalados y los suelos de barro cocido. Con los años, las estancias se han ido llenando de piezas cuidadosamente escogidas, encontradas en anticuarios, mercadillos y deballages. En el exterior, se dispuso un espacio bajo una techumbre de cañizo que invita al descanso y que linda con el jardín, donde hay olivos, romeros, agapantos, buganvillas y vides, con un huerto y árboles frutales, y se conservó los muros de piedra que rodean la finca.
«Es el lugar ideal para desconectar», explica Blanca Miró, «y para disfrutar con la familia y los amigos». La casa está llena de pequeñas mesas, porque, dependiendo de en qué dirección sopla el viento se desayuna o se almuerza en un sitio o en otro. Allí, la empresaria pone en práctica otro de sus hobbies: poner la mesa. Un universo relajado, pero sofisticado.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.