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Seguro que has oído hablar del Feng Shui en un sinfín de ocasiones. Pero quizá lo que no te hayas parado a pensar es que septiembre y la rentrée es el momento perfecto para aplicar esta filosofía milenaria china a la decoración de tu hogar: transformará su estética al mismo tiempo que atraerá la buena suerte y la energía positiva a tu hogar para el nuevo curso.
El Feng Shui, un término que proviene del chino y significa, literalmente, viento y agua, se basa en la idea de la ocupación consciente del espacio para crear un ambiente equilibrado y armonioso. De esta manera, se busca promover la salud, la prosperidad y el bienestar general a través de una disposición adecuada de los elementos en el hogar.
Está claro que cómo es nuestro hogar influye de forma directa en nuestro estado de ánimo, desde el bienestar que proporciona tener plantas en casa a los beneficios del orden. Así que el Feng Shui, con esta búsqueda del equilibrio energético en los espacios, no solo es una cuestión de estética, sino una manera de aprender a generar armonía y bienestar a través de pequeños cambios que puedes aplicar de una forma sencilla.
Uno de los fundamentos del Feng Shui es la integración de los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua. Para que un espacio respire el equilibrio que promueve esta filosofía milenaria, todos deben estar presentes de alguna forma. Eso sí, no necesitas llenar tu salón de objetos simbólicos: basta con introducirlos a través de detalles como una planta, una lámpara, unas velas, un espejo, un mueble robusto y algún toque metálico. El secreto está en la proporción.
El Chi es una fuerza cósmica que afecta a todos los espacios y seres vivos y, según el Feng Shui, su circulación óptima depende de factores como la disposición de los muebles, la distribución de los espacios según el 'mapa bagua' (una cuadrícula que divide la casa en nueve espacios distintos vinculados a diferentes aspectos vitales como la carrera, las relaciones sociales o la salud), la orientación de la casa y su interacción con los elementos naturales.
Por eso, el orden es otra clave imprescindible en este método oriental y el Feng Shui nos lo deja claro en este punto: lo que no usas, estorba y ese objeto que no aporta nada desde hace años también bloquea tu energía. Deshacerte de lo innecesario es abrir espacio físico y mental para lo nuevo, una terapia decorativa que limpia más que cualquier ambientador.
Y si el orden incide de forma directa en el flujo del Chí en casa, la disposición y el tipo de muebles también tiene un papel fundamental. Las piezas con formas redondas u ovaladas permiten un mejor flujo de la energía y la posición del mobiliario tiene que recoger la estancia para que la energía fluya y se moldée.
La cama o el sofá, por ejemplo, nunca deberían estar de espaldas a la puerta, pues provoca una sensación de alerta inconsciente. Lo mejor es que siempre estén situados de manera que puedas ver quién entra. Y los espejos, tampoco podrán enfrentarse al lugar donde dormirmos, ya que reflejarían el Chi y podrían perturbar nuestro descanso.
Además de la canalización correcta del Chi, el Feng Shui busca el equilibrio entre las fuerzas opuestas del Yin (que representa la oscuridad y la pasividad) y el Yang (que simboliza la luz y la actividad). Para conseguirlo en la práctica, debemos evitar los los extremos, de manera que, por ejemplo, un dormitorio en tonos muy brillantes o con una luz artificial fría e intensa presentaría un exceso de yang y podría perturbar el sueño, mientras que un despacho o un salón con poca luz o con tonos muy oscuros fomentaría el letargo.
Y ojo, que las que siempre buscamos optimizar el espacio de almacenaje en casa buscando huecos en cualquier rincón lo estamos haciendo mal: según el Feng Shui, almacenar cosas debajo de la cama (en cajas o en el mismo canapé) bloquea el flujo de energía y afecta al descanso.
La puerta de entrada, segúnel Feng shui, es la «boca» de la energía de nuestra casa. Por ella entra todo lo que alimenta tu hogar. Mantenerla limpia, iluminada y despejada es esencial para atraer buenas vibraciones y es importante que se abra libremente y sin muebles obstruyéndola, para no ahuyentar las buenas oportunidades.
Sabemos que el recibidor es la carta de presentación de nuestra casa, así que para decorar esta zona de acuerdo a los principios del Feng Shui sabemos que el Chi fluirá mejor si el área está bien iluminada y decorada con plantas o espejos. Eso sí, nunca enfrentados a la puerta, pues esto generaría falta de armonía.
La luz natural es uno de los aliados más potentes en la decoración de nuestra casa. Hasta ahora siempre hacíamos referencia a su poder para ampliar visualmente los espacios, pero también debemos tener en cuenta que favorece el flujo del Chi, la energía vital. Levanta persianas, abre cortinas y deja que la claridad entre en cada rincón y, de paso, acompáñala de planta, que no solo purifican el aire, sino que también transmiten vitalidad y frescura.
Por último, pero de vital importancia, es el uso adecuado del color, otro de los lenguajes del Feng Shui. En este caso, elegir la paleta cromática con intención marcará la diferencia: los tonos suaves como azules o verdes generan calma y serenidad; los amarillos y naranjas, aportan alegría y dinamismo; y los rojos o fucsias son perfectos para dar energía y pasión a espacios donde se necesita movimiento.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.