Quién es Liu Jiakun, el arquitecto chino que sueña con ser agua y acaba de ganar el Premio Pritzker 2025

Ana Calvo Publicado · 7 de marzo de 2025, 08:05 h

Solo unos días después de que un drama arquitectónico como The Brutalist triunfara en la gala de los Oscars (después de arrasar durante toda la 'awards season') se ha entregado el premio Pritzker 2025, el considerado por muchos el Oscar de la arquitectura. El Nobel de esta disciplina, para otros. Y su ganador de este año es Liu Jiakun.

Nacido hace hace 69 años en la ciudad china de Chengdu, toda la obra de Liu Jiakun se localiza en su país de origen: más de 30 proyectos desarrollados bajo la firma Jiakun Architecture a lo largo de más de cuatro décadas de carrera que incluyen desde viviendas a espacios cívicos, centros culturales, comerciales e incluso planificación urbana.

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Sin un estilo definido en el que encasillarle, Liu Jiankun resume su visión particular de la arquitectura de una forma entre filosófica y poética al asegurar que «siempre aspiro a ser como el agua: a penetrar en un lugar sin llevar una forma fija propia y a filtrarme en el entorno local y en el sitio mismo. Con el tiempo, el agua se solidifica gradualmente, transformándose en arquitectura y quizás incluso en la forma más elevada de creación espiritual humana. Sin embargo, todavía conserva todas las cualidades de ese lugar, tanto buenas como malas».

Por eso, a pesar de no ceñirse a una corriente estética, toda la obra de Jiankun sí mantiene una filosofía común que la define: contribuir de manera positiva, y muchas veces sorprendente, al ámbito público; ensalzar lo local y fomentar la comunidad; proteger el contexto estético en el que se enclava la obra e integrarla el paisaje que la rodea, ya sea rural o urbano.

«A través de una obra excepcional, coherente y de calidad, Liu Jiakun imagina y construye nuevos mundos, libre de cualquier restricción estética o estilística. En lugar de un estilo, ha desarrollado una estrategia que nunca se basa en un método recurrente, sino en evaluar de forma diferente las características y los requisitos específicos de cada proyecto», asegura el jurado de los Pritzker.

Además, con su uso magistral de los materiales, de los juegos inesperados de luces y sombras, de la interconexión de sus edificios con el entorno y la incorporación de la naturaleza como parte de su obra, Jiakun ha contribuido de una forma excepcional a la humanización arquitectónica de las grandes urbes, consiguiendo espacios sostenibles y sostenidos en un país con un crecimiento frenético.

De él ha valorado el jurado del Premio Pritzker 2025 que «crea una nueva arquitectura que es a la vez un registro histórico, una pieza de infraestructura, un paisaje y un espacio público extraordinario». Además de su capacidad holística de integración de «espacios abiertos que favorecen la comunidad y con total respeto por la historia, la cultura y la naturaleza».

La obra más icónica de Liu Jiankun es una pequeña casa de ladrillo en Sichuan con un tejado a dos aguas que, a primera vista, podría ser el reflejo del dibujo de un niño. Precisamente esa esencia infantil, y su significado, es lo que la hace tan especial: se trata del Memorial de Hu Huishan y rinde homenaje a una niña de 15 años que quedó sepultada bajo los escombros del terrible terremoto que asoló la región en 2008 y dejó más de 90.000 víctimas.

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En esta obra, el continente y el contenido hablan el mismo idioma: la estructura está construida con los que Jiankun llamó los 'ladrillos del renacimiento', fabricados a partir de los escombros que dejó el fatal seismo. El interior está dominado por el rosa, color favorito de Hu Huishan, y mantiene en pie su silla y su escritorio, sus dibujos y la mochila que llevaba al colegio.

Con ese mismo material de construcción recuperado del terremoto se levantó después el West Village en Chengdu, un barrio residencial y comercial dominado por los espacios públicos y la naturaleza con el que Jiankun demostró que la densidad de población de las superurbes chinas se puede gestionar de una forma racional y sostenible.

Además, entre sus proyectos más famosos también está el Museo de esculturas de Luyeyuan, hecho sin ventanas pero con un imponente juego de estructuras en el que la luz entra a través de los diferentes módulos; el Departamento de Diseño del nuevo campus del Instituto de Bellas Artes de Sichuan, en Chongqing; el Barrio Cultural de Songyang o el Museo de los Relojes de Chengdu.