¿Por qué es tan bueno nadar?

Cualquier tipo de ejercicio físico es bueno, y tiene beneficios. Muchos más que quedarse tumbada en el sofá. Pero al parecer nadar tiene algunas ganancias extra si se le compara con otros ejercicio aeróbicos.

Lo primero es que al sumergirte en el agua los huesos y los músculos de alguna manera se liberan de la presión y la fricción que genera la fuerza de gravedad. Esto hace que la natación sea el ejercicio real para las personas que padecen osteoartritis para los que cualquier ejercicio que implica algo de peso y fuerza suele resultar doloroso. Sin embargo, varios estudios han demostrado que cuando estas personas practican natación se reduce la inflamación de sus articulaciones.

Además la práctica de natación puede reducir las cifras de tensión arterial, pues al parecer el frío y la capacidad del agua para hacerte flotar hacen que la natación sea el deporte más atractivo también para las personas con sobrepeso y obesidad, personas para las que otras actividades como correr suelen ser demasiado agotadoras y poco agradables de practicar.

Aunque no lo parezca, el cuerpo trabaja, y mucho, cuando está dentro de una piscina. El agua es más densa que el aire, con lo cual moverse en ese elemento supone más presión externa para las extremidades que hacerlo fuera. Y lo que es mucho mejor, la presión sobre los miembros está distribuida uniformemente y no se carga en las caderas o las rodillas como suele pasar cuando nos ejercitamos con toda la fuerza de gravedad cayendo sobre nuestras espaldas.