VIDA SALUDABLE
VIDA SALUDABLE
A los 50 años, el cuerpo sufre un cambio tremendo que, entre otras cosas, hace que acumules más grasa en ciertas zonas y sea mucho más difícil eliminarla. Es en esos momentos cuando empiezas a preocuparte por tu peso pero intentas adoptar las mismas técnicas que habías seguido hasta el momento, obteniendo resultados muy pobres.
Es decir, que no funciona. Y es normal, ya que a los 50, tu masa muscular va en caída libre, tu metabolismo se ralentiza y las fluctuaciones hormonales vuelven loco a tu organismo. Pero no es imposible recuperar tu peso ideal a partir de esa edad, sólo tienes que adaptar tus estrategias al nuevo escenario.
1. Hacer sólo ejercicio de cardio: el entrenamiento de fuerza es esencial para combatir la pérdida de masa muscular conocida como sarcopenia. Tener una mayor cantidad de masa muscular hace que tu metabolismo esté activo, lo que también hace que pierdas más calorías incluso en reposo. Se recomienda hacer al menos dos sesiones semanales de fuerza, combinadas con ejercicio cardiovascular.
2. No consumir las suficientes proteínas: son muchas las personas que reducen su consumo de proteínas al envejecer. La proteína es fundamental para la reparación muscular, además de favorecer la sensación de saciedad. Es por eso que los expertos aconsejan incluir una fuente de proteína en cada comida, desde carne o pescado hasta legumbres o tofu.
3. Recurrir a las dietas milagro: otro error frecuente es recurrir a soluciones rápidas que pueden parecer eficaces al inicio, pero que pueden hacer que engordes todo lo que has adelgazado (e incluso más), además de ralentizar tu metabolismo y perder masa muscular. Si quieres perder peso, lo mejor es hacerlo poco a poco, priorizando una alimentación saludable.
4. No dormir lo suficiente: dormir poco y mal hace que aumente la producción de grelina, hormona que estimula el apetito, y se reduzca la de leptina, hormona que lo reduce. Esto hace que tengas sensación de hambre durante todo el día, lo que te lleva a ingerir más calorías de las que necesitas.
5. Sufrir demasiado estrés: sufrir estrés crónico hace que se eleven los niveles de cortisol, conocida como hormona del estres, lo que favorece el almacenamiento de grasa abdominal. Por eso es importante crear rutinas relajantes antes de dormir y practicar técnicas de relajación como la respiración profunda.
6. Llevar una vida sedentaria: no sólo es importante hacer deporte, sino también mantenerte activo a lo largo del día. Hoy en día, la mayoría de los trabajos son muy sedentarios, pero existen ciertos hábitos que puedes incorporar a tu día a día, como caminar para ir al trabajo o usar las escaleras en lugar del ascensor.
7. Comer demasiada cantidad: con el paso de los años, el metabolismo se ralentiza, por lo que es importante ajustar las porciones de comida para no engordar. Uno de los trucos que mejor funcinan es utilizar platos más pequeños para que visualmente pa rezca que comes más, además de prestar atención a las señales de hambre y no comer por inercia.
8. Prestar atención a los descansos: planificar descansos adecuados entre las sesiones de ejercicio previene el agotamiento y mejora los resultados a largo plazo. El descanso adecuado permite que el cuerpo repare los tejidos dañados y previene el estrés excesivo en las articulaciones y los músculos, reduciendo así el riesgo de lesiones.