La postura del cocodrilo, yoga perfecto a los 50 años para fortalecer hombros, columna, brazos y pecho

Si tienes más de 50 años y te preguntas qué postura de yoga te iría bien para fortalecer hombros, columna, brazos y pecho, además de ayudarte a bajar tus niveles de ansiedad y estrés, la pose del cocodrilo, Makarasana, es lo que estás buscando. Relaja los músculos, calma los sentidos... ¡y es muy fácil de hacer!

Pero aunque la postura puede parecer sencilla, y de hecho lo es, hay que tener en cuenta sus diversos aspectos. La pose recibe su nombre de Makara (cocodrilo), de ahí su nombre, y forma parte del estilo de hatha yoga. No solo aumentará la estabilidad de la columna, sino que también mejorará la flexibilidad de la espalda.

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Si quieres incorporar a tu rutina la postura del cocodrilo, comienza por sentarte sobre tus rodillas, extiende los brazos hasta tocar la colchoneta y coloca lentamente las piernas detrás de ti. Ahora baja las piernas y toca la colchoneta de yoga. Baja las caderas, el estómago y el resto de la parte superior de la espalda sobre la colchoneta. A continuación, cruza los brazos frente a ti, formando un apoyo para apoyar la frente.

Los siguientes pasos son opcionales, pero puedes probarlos si te sientes cómoda. Coloca las manos a los costados de tu cuerpo y haz que tu frente toque el piso. Estira las piernas y endereza la columna. Libera esta postura y luego regresa con cuidado a la primera postura. Y para llevar la postura del cocodrilo un paso más allá, prueba a seguir todos los pasos de Makarasana, pero levanta la parte superior del cuerpo en lugar de apoyar la frente. Mantén la posición y concéntrate en estirar el cuerpo. Finalmente, baja lentamente el pecho y vuelve a la postura sentada.

El sacro es un hueso triangular en la base de la médula espinal, ubicado entre los dos huesos de la cadera. Su función es permitir movimientos flexibles de la cadera. Practicar la postura del cocodrilo ayuda a contraer y relajar los músculos alrededor de este hueso, eliminando bloqueos y estimulando el flujo sanguíneo en los músculos alrededor de la columna.

Para lograr la perfección en Makarasana, debes estirar los hombros y la columna vertebral. Esto aumenta la flexibilidad y alivia la tensión en la columna vertebral. Sin embargo, debes ser consciente al hacer esta postura y recordar que es para restaurar los músculos estirados. Es por eso que no debes ejercer ninguna fuerza adicional.

Otro beneficio esencial de hacer la postura del cocodrilo es impulsar las funciones de los órganos abdominales. La respiración masajea la zona abdominal mientras te recuestas boca abajo en esta postura de yoga, lo que ayuda a que órganos como el bazo, la vejiga urinaria, los intestinos y otros órganos digestivos funcionen de manera eficiente.

Cuando te acuestas boca abajo, la necesidad de oxígeno y circulación sanguínea en varias partes de tu cuerpo disminuye. Por lo tanto, los sistemas respiratorio y circulatorio se relajan. Además, experimentas un funcionamiento muscular completo más tranquilo. Si prestas atención a los latidos cardíacos más lentos, podrás sentir el control sobre el cuerpo y la mente.

En esta asana debes eliminar todos los pensamientos y canalizar tu mente hacia la respiración. Una de sus funciones principales es ayudarte a calmar los nervios, por lo que puede aliviar la ansiedad e incluso contribuir a mejorar tu sueño. Es una de las razones por las que esta postura de yoga está recomendada para mujeres demás de 50 años.

Si bien Makarasana puede parecer una postura pasiva, involucra los músculos centrales, y más concretamente los abdominales y la espalda baja, lo que ayuda a fortalecer y tonificar estas zonas del cuerpo con el tiempo. Un core más fuerte no solo va a mejorar tu apariencia y funcionalidad, sino que va a reforzar tu salud abdominal.

Practicar la postura del cocodrilo regularmente puede ayudar a despejar la mente, mejorar la concentración y aumentar la claridad mental al reducir la fatiga mental y promover la relajación. Realizar la postura regularmente ofrece una sensación de calma. Al tiempo, estimula el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, lo que promueve una mejor circulación y lleva oxígeno y nutrientes a los tejidos y órganos.

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