Dónde comer las mejores tartas de chocolate para celebrar el 'Chocolate Cake Day'

Más allá de las discusiones entre taurinos y antitaurinos, si hay una comida típica de San Isidro en Madrid, ese es el rabo de toro. ¿Dónde comerlo? En Los Galayos (Calle Botoneras, 5).
Y claro, del rabo de toro, al rabo de buey que preparan en Rocacho (Calle de Padre Damián, 38).
Y completamos el podio de los amantes del rabo de toro con las deliciosas croquetas con esta carne que preparan en Bacira (Calle del Castillo, 16).
Eso sí, si hay una comida típica de Madrid, esa es el cocido. Y aquí, como siempre, hay gustos para todos, aunque si hay un restaurante que pone de acuerdo a todos los madrileños para sentarse alrededor de un buen puchero, es La Bola (Calle La Bola, 5)
Puede que de primeras, si no eres de Madri (sin d y sin z final), te cueste asimilar un plato de casquería tan contundente como los callos a la madrileña, pero al menos una vez en la vida todo el mundo debería probar los callos de Zalacaín (Calle Álvarez de Baena, 4).
Puede que en la capital no tengamos mar, pero siempre se ha dicho que aquí se encuentra el mejor pescado y marisco de España. Quizá por eso una de las comidas típicas de Madrid sea el bocadillo de calamares. En concreto, los de El Brillante (Plaza del Emperador Carlos V, 8).
La tortilla de patata debería ser Patrimonio de la Humanidad, pero mientras nos ponemos de acuerdo sobre si su receta debe ir con cebolla o sin cebolla, te recomendamos que vayas a probar , acompañada de un buen vermú, la que sirven en La Ardosa (Calle Colón, 13).
Por cierto, aprovechando que el 15 de mayo es San Isidro, aprovecha para probar el menú maridaje de Cebo (en el Hotel Urban, Carrera de San Jerónimo, 34), que propone platos tan de Madrid como el jarrete de Guadarrama con ropa vieja acompañado de champagne Bollinger.
Madrid es picante, pero en su justa medida, como la salsa brava que tienen patentada desde los años 60 en Las Bravas (Calle de Alvárez Gato, 3; y Pasaje de Matheu, 5), y que sirve para darle un toque único a sus famosísimas patatas bravas, pero también a la oreja a la plancha o a su tortilla de patata.
Aunque son muy típicos de Soria, los torreznos llevan décadas considerados como un clásico del aperitivo más castizo de Madrid. Y si son los de El Rincón de Esteban (Calle Santa Catalina, 3), mejor que mejor.
Y para poner un toque dulce a San Isidro, nada como las rosquillas de La Mallorquina (Puerta del Sol, 8) en todas sus variedades: las tontas, con un toque de anís; las listas, con una cobertura de fondant de limón; las de Santa Clara, con merengue seco; y las de Alcalá, de hojaldre cubierta con yema y glaseada.