Este es el delicioso queso italiano con nueve siglos de historia que aporta más proteína en el desayuno

María Corisco Publicado · 29 de mayo de 2025, 13:50 h

Nacido en los monasterios del norte de Italia hace más de 900 años, el queso Grana Padano no solo es un tesoro gastronómico, sino un superviviente de la historia: elaborado en las calderas especiales de los monasterios, que pueden considerarse las primeras queserías, los monjes lo crearon para conservar la leche sobrante y hoy es un icono protegido con Denominación de Origen. Pero su interés va más allá de su sabor y textura: su elevado contenido en proteínas de alta calidad lo han convertido en el toque gourmet para desayunos nutritivos y llenos de energía.

Efectivamente, la tostada con mermelada y el bol de cereales azucarados están pasando a mejor vida. Ahora triunfan los desayunos con alimentos proteicos, esos que te mantienen activo hasta la hora de comer sin dejarte con el bajón de media mañana. ¿La clave? Te ofrecen energía duradera y beneficios nutricionales, y por eso esta opción está revolucionando la primera comida del día.

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Consumir proteínas en el desayuno es una estrategia nutricional respaldada por numerosos estudios y cada vez más recomendada por profesionales de la salud. Así, por ejemplo, la International Society of Sports Nutrition (ISSN) recomienda «la distribución adecuada de proteínas a lo largo del día, y subraya que la primera comida del día es clave para iniciar la síntesis proteica muscular, sobre todo en personas activas y en mayores».

En este sentido, la nutricionista Marta Barroso explica que, «aunque tradicionalmente el desayuno ha estado dominado por alimentos ricos en carbohidratos (pan, cereales, zumos, bollería), incorporar una fuente de proteínas puede marcar una diferencia notable en cómo nos sentimos y funcionamos a lo largo del día».

1. Mayor saciedad: las proteínas son el macronutriente más saciante. Incluirlas en el desayuno ayuda a reducir el apetito y los antojos durante la mañana, lo que puede prevenir el picoteo innecesario y favorecer un mejor control del peso.

2. Estabilidad en los niveles de glucosa: frente a un desayuno alto en azúcares simples (que genera picos de glucosa seguidos de bajones energéticos), las proteínas ayudan a mantener niveles estables de azúcar en sangre, evitando los típicos altibajos de energía o la sensación de fatiga antes de la comida.

3. Conservación de la masa muscular: tras el ayuno nocturno, el cuerpo necesita nutrientes para detener la degradación muscular. Las proteínas en el desayuno aportan los aminoácidos necesarios para apoyar la síntesis proteica y preservar la masa muscular, especialmente en personas activas, mayores o en procesos de pérdida de peso.

4. Mejora del rendimiento cognitivo: un desayuno equilibrado con proteínas puede beneficiar la concentración, la memoria y el estado de ánimo. Esto es clave tanto para niños en edad escolar como para adultos con jornadas laborales exigentes.

5. Termogénesis aumentada: las proteínas requieren más energía para ser digeridas que los carbohidratos o las grasas, lo que se traduce en un pequeño aumento del gasto calórico tras su consumo (efecto térmico de los alimentos).

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Incluir proteínas en el desayuno no implica abandonar otros grupos de alimentos, sino buscar el equilibrio. Puedes obtenerlas tanto de fuentes animales como vegetales, y una de las opciones proteicas, señala la experta, «es el queso, que destaca por su perfil nutricional completo y su versatilidad, convirtiéndose en un aliado sabroso y eficaz para empezar el día con energía».

No todos los quesos son iguales en cuanto a su contenido proteico, explica la nutricionista. «En general, los quesos más curados, al tener menos agua, concentran mayor cantidad de proteínas. Algunos de los que más destacan en este sentido son el parmesano, el manchego curado, el gouda envejecido o el Grana Padano».

Este último, el Grana Padano, es una excelente fuente de proteínas: «Aporta aproximadamente 33 gramos de proteína por cada 100 gramos, lo que lo convierte en una opción muy densa desde el punto de vista nutricional». Estas proteínas se definen como de alto valor biológico, ya que contienen los 9 aminoácidos esenciales, de los cuales el 20% son ramificados, denominados así porque nuestro organismo no puede sintetizarlos, sino únicamente obtenerlos de los alimentos.

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Además, al ser un queso curado, «contiene muy poca lactosa, por lo que suele ser bien tolerado incluso por personas con intolerancia. También es rico en calcio, fósforo y vitaminas del grupo B, lo que lo convierte en un alimento funcional más allá de su aporte proteico».

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El Grana Padano es un queso italiano con Denominación de Origen Protegida (DOP) y más de nueve siglos de historia, elaborado con leche de vaca parcialmente desnatada, cuajado y curado durante un mínimo de 9 meses (aunque existen versiones de 16 o más de 20 meses). Es un concentrado de nutrientes de la leche: se necesitan 15 litros procedentes del territorio de la DOP, sobre todo del valle del Po, para obtener un kilo de este queso. La mayoría de los macro y micronutrientes de la leche, excepto la lactosa y las proteínas del suero, están presentes en el Grana Padano DOP que, por lo tanto, puede incluirse en la dieta de las personas con intolerancia a este azúcar.

«Consumido con moderación puede ser una forma inteligente y sabrosa de introducir proteínas de calidad en el desayuno, por ejemplo, rallado sobre unas tostadas con aguacate, en una tortilla o acompañado de fruta y frutos secos en una versión salada del clásico bol matutino».