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Padres que coinciden a la puerta del colegio: ¿quién es el más raro?

A la puerta del colegio, un microcosmos humano coincide efímeramente. Pero a pesar de las prisas, es difícil no tomar nota de quién es quién... y de su diversidad funcional.

Padres se despiden de sus hijas al a puerta del colegio. / GTRES

Stefanie Milla
STEFANIE MILLA

Como todos sabemos, los anglosajones tienen un término para todo. Y el camino de casa al colegio de padres y criaturas no podía ser menos: school run. La carrerilla al cole. El término no resulta desencaminado si pensamos en todos esos momentos de delicioso atropello que compartimos cada mañana en las puertas de los colegios con otros como nosotros. ¿Como nosotros? He ahí el dilema. Porque, en realidad, en ese microcosmos confluimos adultos de todo tipo y condición, cuyo único punto en común es que llevamos a nuestros hijos al mismo centro escolar. ¿Te reconoces en algún grupo?

Son al centro lo que la enciclopedia británica al conocimiento

Los que lo saben ¡todo' del cole

Son al colegio lo que la Enciclopedia Británica al conocimiento: omnisapientes. Se saben el nombre de todos los niños del curso de su(s) hijo(s). El de sus padres. El de los profesores. El de los celadores. Y además, todas las relaciones de parentesco entre niños y hasta el estatus marital de los trabajadores del centro. Esto, como la fama, tiene un precio que se paga en forma de tiempo (dedicado a recopilar información); amabilidad hacia todo el mundo (para estar de charleta y recoger dicha información) y bastante buena memoria. Así que, admitámoslo, hace falta también tener algo de espíritu cotilla, para qué negarlo... Ser amigo suyos es la mejor forma de estar al día de todo lo que pasa, tanto importante como inconsecuente. Aunque, a la hora de compartir secretos con ellos, lo mejor es practicar la ley del embudo: escuchar mucho y decir poco.

Los del cafecito

Hay algo en los bares que nos insta a hablar en diminutivos. "Vamos a tomar un cafecito / cañita / tapita...". Tal vez porque suena mejor que decir: "Vamos a regalarnos un cuarto de hora de cháchara distendida acodados en la barra de un bar, como si no tuviéramos nada más que hacer en la vida". Da igual. Sea un pedazo de café tamaño cisterna del Starbucks o el clásico reconcentrado del bar de siempre, la escapada post-entrega de niños al local más cercano es un lujazo que solo determinados horarios permiten. Y, la verdad, qué ricos saben esos ratos robados a la rutina diaria... Lo mejor de esos encuentros es que los reunidos, saben, de forma intuitiva, que hay temas tabú: política, religión, criticar a otros niños e incluso deporte (¡incluida la liguilla escolar!), a riesgo de que alguno de los presentes se atragante.

Los que crean los grupos de WhatsApp

Los chats de WhatsApp los carga el diablo. Y si el personaje del tridente y los cuernos está demasiado ocupado como para montar un grupo, ya se encargará alguien de hacerlo. Alguien que, curiosamente, siempre es la misma persona, con vocación de "Grupeador Oficial de la Clase". Es verdad que en la puerta del cole no se le ve nada especial, pero una vez identificado, este personaje es inconfundible. Su realidad se vive a través de la pantalla: sabe siempre quién contesta (y quién no) los mensajes, si alguien no ha aparecido en el móvil, es que no existe, y si alguno se atreve a dejar el grupo se lo recordará de forma pública y explícita.

Los que echan a los niños del coche en marcha

Vale, de acuerdo: la frase es algo exagerada. Ningún padre tira a su hijo del coche como si fuera Jason Bourne escapando de algún agente enemigo, pero por desgracia son muchos los que tienen que hacer auténticos milagros para llegar a tiempo para dejar a los niños y, apenas segundos más tarde, estar de cuerpo presente en el trabajo. (La mente llega algo más tarde, con el primer café). Puertas abiertas a la velocidad del rayo, despedidas de los niños con el cuerpo corriendo hacia delante y la cabeza girada hacia atrás, gritos de "¡¡Besos!!" y algún achuchón robado y siempre demasiado corto. Y, mientras no exista el teletransporte al estilo Star Trek, serán miles los padres que cada mañana vayan con la lengua fuera, cruzando los dedos para que el atasco sea un poco menor esa mañana. (¿Podemos aprovechar este artículo para pedirle a los jefes del mundo que tengan en consideración las bondades del horario flexible?).

Les da pereza tratar con los demás

Los misántropos

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, misántropo es "quien siente o manifiesta misantropía," que a su vez define como "aversión al género humano y al trato con otras personas". Si nos ponemos estrictos, esta categoría de progenitores no es que odie precisamente a tooodooooo el género humano, pero sí que siente una enorme (y notoria) pereza a tratar con las otras personas que están en un radio de 200 metros del colegio de sus hijos. Entran, salen, a veces saludan con un ligero y casi invisible movimiento de la cabeza... y hacen una mueca facial consistente en elevar las comisuras de la boca de forma casi imperceptible, un gesto que pudiera llegar a pasar por una sonrisa. Llevaron a sus hijos a Primero de Infantil pensando en la pereza que les daba hacer amigos nuevos y aún no se les ha pasado. Por cierto, que ellos se lo pierden. Entre las personas conocidas como "la mamá de..." o "el papá de..." hay gente estupenda.

Algunas madres llevan stilettos casi a diario

Las top models

Llevan tacones. A diario. Y cuando alguien les pregunta -pues, invariablemente, alguien lo hace- si no les duelen los pies, contestan, también invariablemente: "No, no, a mí me duelen cuando voy de plano. Yo estoy acostumbrada". Pero no solo lucen stilettos como nadie, sino que además van bien maquilladas, mejor peinadas e incluso escotadas. Causan admiración, envidia o estupor a partes iguales, especialmente entre quienes piensan que el chándal y las zapatillas deportivas son el mejor invento que jamás nos regaló la moda. Y es que ya lo dice el personaje de Sofía Vergara en Modern Family: "Estar guapa tiene un precio. Yo no me siento los dedos desde mi fiesta de quinceañera". Eso sí, les avisamos: una vez que, poco a poco, primero mediante cuñas y luego mediante tacones bajitos, se bajen del andamio, no habrá vuelta atrás y los tacones ¡sí! les darán dolor de pies.

Los ciclistas

La bicicleta es sana para quien pedalea, nos ahorra malos humos, protege el medio ambiente, es sostenible... y ocupa un espacio ¡enorme! en los atascos de entrada al cole. La bici, ese gran vehículo de transporte, causa un cierto nivel de caos en espacios que suelen ser estrechos, están mal organizados y reciben un aluvión de seres humanos a la vez, todos concentrados en los minutos anteriores a la entrada al cole. Por eso, rogamos a los directores de las escuelas del país... ¡vayan planificando espacios para los vehículos de dos ruedas!

Los amantes de los animales

El perro es el mejor amigo del hombre, pero no necesariamente del niño en la puerta del colegio, donde el caos habitual suele poner nervioso a cualquiera. Además, no a todos los niños les gustan los perros, lo que a su vez pone nerviosos a muchos escolares. Y no, repetirles una y otra vez que no hacen nada, mientras los mencionados canes ladran a 10.000 decibelios de volumen, no sirve para tranquilizarles, palabra.

La recogida a dúo

Seamos sinceros: las recogidas a cuatro manos nos dan algo de envidia a los que apenas podemos llegar a por los niños de uno en uno... Son esas parejas que se pueden permitir el lujazo de ir ambos a por sus criaturas y a quienes además se les ve relajados y tranquilos al mismo tiempo. Lo confesamos: al resto de los mortales estos casos nos produce una envidia corrosiva. Por cierto: ¿ya hablamos de las bondades del horario flexible...?

Cada vez que coinciden se masca la tensión

Los recién separados

No es una situación fácil para nadie. Y cuando llegan las situaciones en las que (a) hay que coincidir y (b) hay público, la cosa se pone todavía un poquito más complicada. Están las exparejas discretas, de las que apenas ningún padre conoce las circunstancias, pero también están aquellas que han, digamos, compartido de forma más notoria sus desavenencias. En esos casos se masca la tensión (y el resto de los presentes se devana los sesos intentando encontrar un tema de conversación, empezando por el tiempo y acabando por el último expulsado de Masterchef Celebrity).

Los despistados

Saben dónde es. Saben dónde tienen que ir y a qué hora han de estar. Pero el resto les pilla descolocados. Claro, llevarles es fácil: con estar a la puerta a la hora adecuada, está casi todo hecho; ya se encargará la criatura de llegar a su clase). (De hecho, nunca está muy claro quién lleva a quién). Pero recoger... recoger... eso ya es otra cosa. A veces salen por tiempos, o cambian de puerta, o los padres no pueden pasar de determinada verja... Eso sí, el día en que el despistado alcanza su objetivo, lo disfruta, y si puede, se lleva a los niños a merendar. ¡Barra libre de mimos!

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?