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Hay varios motivos por los que 'The Deuce' puede convertirse en esa gran serie que maravilla a lo largo de las próximas y otoñales semanas. El primero, que supone la vuelta a la televisión de George Pelecanos y David Simon, los responsables de la inolvidable 'The Wire'. Como poco, nos aseguramos un guión de primera calidad. En segundo lugar, su protagonista: la magistral Maggie Gyllenhaal, un prodigio de actriz que dejó el pabellón altísimo en la serie 'Una mujer honorable'. Y en tercer lugar, su argumento: el nacimiento de la industria del porno en Nueva York en los años 70 y su afianzamiento en los 80. Habrá debate.
'The Deuce', una producción de HBO que se ha estrenado el 11 de septiembre, narra cómo nació (en los 70) y se consolidó (en los 80) la industria pornográfica a partir de la prostitución y en pleno Times Square de Nueva York. De fondo, drogas, especulación inmobiliaria y los gobiernos de Nixon y Reagan, a los que se mira sin paños calientes. James Franco interpreta en 'The Deuce' a dos hermanos gemelos, Vicente y Frankie Martino, que terminaron convirtiéndose en los principales líderes de la mafia de la industria del sexo, mientras que Maggie Gyllenhall dará vida a Candy, una prostituta reconvertida en actriz porno.
La serie no renuncia a reflejar la complejidad que anida en un proceso en el que coinciden la necesidad de liberación de las mujeres y un feminismo influenciado por el auge de la figura de Simone de Beauvoir, con la cosificación femenina como herencia cultural machista y la prostitución como único medio de vida para muchas mujeres. Esta coyuntura seguramente dará pie a una conversación ciertamente estimulante y, quizá, aleccionadora al respecto del debate que hoy suscita la deshumanización de la pornografía y la trata de seres humanos que tantas veces está en el fondo de la prostitución.
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HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.