Annie Leibovitz y la fórmula secreta de sus fotografías

" Todas las fotografías aspiran a ser inolvidables", decía Susan Sontag. La escritora, sin duda, tenía en mente la obra de Annie Leibovitz, el gran amor de su vida y una de las mejores fotógrafas de las últimas décadas, responsable de muchas imágenes que han alcanzado ese ambicionado estatus perdurable. Pero, ¿qué debe tener una imagen para que nos enamore? La editorial Phaidon intenta responder a esa pregunta republicando el descatalogado 'Annie Leibovitz at work' (a la venta el 15 de noviembre), una suerte de making of de sus mejores imágenes que nos permite atisbar entre bambalinas el proceso creativo de la artista.

Las palabras de Leibovitz, a medio camino entre el ensayo y el anecdotario biográfico, nos sirven de exégesis de sus fotografías y nos ayudan a entender la manera en que crea. La artista nos revela trucos de veterana ("Sí, ya hemos acabado; bueno, hagamos una más por si acaso"), nos detalla las batallas artísticas que se libran en las campañas publicitarias y nos habla de esos personajes que parecen tener un romance secreto con la cámara –algo que se aplica tanto a la bella Nicole Kidman como al sombrío William Burroughs– o sobre la lucha por ver y captar un momento específico en un mundo en constante movimiento.

Una concienzuda visita al taller de una artista que no tiene nada que esconder; porque, en última instancia, el verdadero secreto de una imagen, el ojo que la ve, es intransferible.

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