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De qué hablamos en Internet

El pensamiento mágico triunfa; las manos haciendo cosas sustituyen a los rostros perfectos; el unboxing se convierte en terapia anticonsumo; los gatos ya no parecen tan cuquis y las robots femeninas pretenden aliviar a los hombres de la ansiedad que les producen las mujeres reales.

Emily Ratajkowski es una de las famosas que más polémica crea con sus desnudos en Instagram. / instagram @emrata

Silvia Torres
SILVIA TORRES

Uno de los grandes disgustos cuando se comercializaron los primeros GPS fue que tenían voz femenina. Algunos países (y no fue solo Arabia Saudí) protestaron porque, al volante, sus hombres no aceptaban las órdenes de una mujer. Luego llegó Siri y hubo una discusión parecida que se zanjó poniendo a la asistente de Apple voz masculina en algunos lugares y femenina en otras. Después llegó Alexa y ya no hubo ninguna polémica porque en 2019 la robótica se ha sofisticado y el debate ha terminado: triunfan las robots sexys, femeninas, dulces. Punto.

La tecnología ha hecho realidad una de las grandes fantasías alimentadas por el cine y la literatura del siglo XX: una mujer robotizada que puede ser programada para complacer a su creador. Porque así como los bots masculinos existen en internet para hacer amigos, investigar en programas científicos, intervenir órganos con técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas o ayudar a personas que han sido víctimas de un desastre natural, la mayoría de los femeninos han sido creados para gustar a los hombres. No solo son dulces y lánguidas, sino que cumplen con todos los estándares estéticos que manda el canon occidental actual.

Hoy el fembot no se cuestiona, pero casi más inquietantes son las mujeres reales que se comportan como robots.

Otro fenómeno interesante son las mujeres reales, verdaderas estrellas, que se comportan como robots en la red: cambian su look y el color de su pelo con tanta frecuencia que todo parece la actualización de un software. Sus maneras son tan calculadas y sobrias que parecen haber sido programadas para no perder los papeles.

Las robots de las redes sociales parece que pretenden aliviar a los hombres de la ansiedad que les causan las mujeres reales, y les ofrecen una alternativa mejor maquillada y recauchutada y con menos reivindicaciones en la punta de la lengua. Pero según diferentes expertos, el fenómeno que debemos observar es la forma en que esta tecnología está modelando a las mujeres reales; o, al menos, a algunas que van al quirófano con la foto de un prototipo que solo existe en la red, pero que tiene "una nariz perfecta".

"Estas fembots ya no necesitan de un programador maligno que les diga cómo actuar y qué hacer. Sus seguidores ya han asumido esa función y moldean colectivamente su comportamiento mediante likes aprobatorios. Sus creadores somos nosotros", dice la experta Amanda Hess.

LA GUERRA ENTRE PERROS Y GATOS LA ESTÁN GANADO -CONTRA TODO PRONÓSTICO- LOS PERROS

Lo sabe todo el mundo: internet se divide entre los fans de los gatos y los amigos de los perros. Y los vídeos de gatitos llevaban siendo imbatibles desde 2010: un clip felino era garantía de una s ubida vertiginosa de seguidores, likes y tráfico. El asunto, incomprensible en sus inicios, fue estudiado en las altas esferas académicas de Stanford y el MIT y se escribieron cientos de artículos sobre nuestra fascinación. "Los gatos son el epítome del desdén, la distracción, la pérdida de tiempo y la inutilidad. Todo lo que define la red para bien y para mal", explica Amanda Hess en su serie de vídeos Internetting, para The New York Times.

El gato con más éxito de la historia de la red es el malhumorado Grumpy Cat (recientemente fallecido) que ha vendido más merchandising en el mundo real que cualquier influencer humano. Tiene 2,3 millones de seguidores en Instagram y su dueño, Tabatha Bundesen, vive hace casi una década (y muy bien) de su mascota.

Pero entonces llegaron los perros e internet se convirtió en un campo de batalla entre los partidarios de unos y otros. Y lo que se decide aquí es el alma de la red. ¿Quién manda, el gato arrogante e independiente o el perro fiel y servil?

En 2019, los perros están dominando la Nube y eso dice mucho de cómo han cambiando las cosas. Los gatitos eran carne de meme, sin más objetivo que hacer reír o despertar el lado tierno de las almas más duras. Pero la edad de la inocencia ha terminado e internet se parece cada vez más a los medios tradicionales: mandan los intereses de las grandes corporaciones y todo lo que se comparte tiene detrás una estrategia digital muy bien pensada. Sí, los perros también. Se dejan vestir, van a la peluquería, se duchan, se disfrazan, se parecen cada vez más a nosotros. Su comportamiento es más fiable y predecible que el de un gato, y más cómodo en los tiempos turbulentos, cuando ya se sabe que lo que se propaga en una red suele tener consecuencias nefastas fuera de ella. En tiempos de desconfianza -y estos lo son- un perro es orden y un gato, caos.

LAS MANOS SON EL NUEVO SELFIE

Los vídeos de manos que hacen cosas nos permiten olvidar el internet de los cuerpos perfectos.

En la versión más narcisista de internet abundan los rostros. Pasamos horas puliendo la imagen de nuestras caras para epatar a la audiencia. Hay cientos de filtros para crear una mejor versión de nosotros mismos destinada a la audiencia hipotética. Hubo una época en que los pies tuvieron su minuto de gloria, pero fue una cuestión residual y estacional. (¿Quién puede resistirse a enseñar la primera pedicura del verano?). Pero el asunto de las manos es más serio y tiene más recorrido. El año pasado, la cuarta parte de los vídeos de Facebook solo mostraban manos haciendo cosas. Los tutoriales y los Do It Youself han elevado las manos a objeto de culto, siempre que el cámara tenga en cuenta que las manos deben enseñarse desde abajo. Unas manos colgantes, como de marionetas, no son creíbles, y justo la sensación que dan unas manos hábiles enseñando a hacer cosas es de arraigo, la sensación de que esas manos están conectadas a un cuerpo, incluso que podrían ser las tuyas. Lo que hace atractivos los vídeos hands only es creer que uno sería capaz de replicar lo que hacen esas manos hábiles y rápidas.

Además, la explosión del nail art ha afianzado estos contenidos más democráticos que solo se concentran en las manos y olvidan las caras y los cuerpos perfectos. Un alivio para un patio de vecinos -internet- que resulta cada vez más agotador.

Las manos representan la versión más esperanzadora del futuro de la red, la que sirve para ayudar, enseñar y animar a la acción y a la innovación. Es un servicio realmente generoso y es lo que nos queda de aquella internet de los años 90 que aspiraba a convertirse en servicio publico.

UNBOXING COMO TERAPIA

El unboxing es una tendencia que consiste en producir y ver vídeos donde, básicamente, se abren cajas. Es el equivalente en la era digital a salir a ver escaparates, a irse de tiendas y no comprar nada. Si tecleas unboxing en el buscador de Youtube, te saldrán casi 80 millones de resultados. Y acaso ¿es raro que nos guste ver a otros abrir cajas?

Al menos, hay una explicación: parece que tiene cierto efecto calmante sobre nuestro insaciable cerebro consumista. El sonido del papel burbuja, el crujido de la caja, el olor a nuevo que no percibimos, pero podemos intuir... funcionan como una recompensa, como si hubiéramos comprado nosotros en lugar de la persona -influencer o no- que convierte en un evento público el desmbalaje de sus compras en Amazon (o en Mercadona). Este efecto tiene nombre: terapia del unboxing.

Los vídeos de abrir cajas son muy populares entre los niños y ya existen muñecas diseñadas para grabar estos clips. Aunque, todo hay que decirlo, el hechizo suele desaparecer cuando termina el proceso de desembalaje.

Al parecer, ver vídeos de personas devorando comida quita el hambre y puede ayudar a la hora de hacer dieta. De la misma manera, el unboxing es un relajante para una sociedad que nos crea continuamente nuevas necesidades.

LA RED MÍSTICA

Internet, una herramienta que debía habernos apuntalado en el pensamiento cartesiano, nos devuelve en cambio a territorios mágicos: no hay más que ver la popularidad de astrologyzone.com y su app, de Susan Miller; de los cristales y piedras de Instagram o la proliferación de memes con extractos de El secreto (Rhonda Byrne) y Los cuatro acuerdos (Dr. Miguel Ruiz).

Todo eso conforma lo que se podría llamar el internet místico, donde la tienda on line Hoodwitch vende "magia diaria para místicos modernos" y acumula 260.000 seguidores en Instagram gracias a sus tips y a sus lecturas diarias del tarot. Además de los clásicos, surgen nuevas apps como Co-Star Astrology o The Daily Hunch , magníficos ejemplos de cómo el zodíaco se ha reinventado para cautivar a las audiencias digitales.

Y no es que de repente la mitad de los usuarios crea en los poderes del cuarzo rosa o en los arcanos mayores del Tarot, sino que el ala mística de la red propicia un espacio irracional e ilógico donde se dan explicaciones a la azarosa vida de la segunda década del siglo XX. Así se ha desarrollado un lenguaje paralelo que detectó Buzzfeed en uno de sus populares tests: si alguien publica la carta del ermitaño del Tarot, es que está en modo introvertido y solitario. No la molesten; si sube un cuarzo rosa, está haciendo una declaración de amor. Averigüe a quién.

Es cierto que hay empresarios sacando partido de nuestras necesidades espirituales, que han creado un imperio de venta on line de todo tipo de servicios y artilugios mágicos. Pero también es verdad que el triunfo del misticismo en internet es una reacción emocional al exceso de racionalidad y algoritmos que han dominado el medio todos estos años.

Y, contrariamente a lo que creen algunos, el misticismo no es un fenómeno femenino: la versión masculina se manifiesta en forma de improbables teorías de la conspiración, en la fascinación por los Illuminatti y en la tendencia a establecer conexiones cósmicas imposibles entre fenómenos históricos.

LAS CELEBRITIES, PARA QUIEN LAS TRABAJA

Internet se ha afianzado como un gran generador de celebrities, que nacen, florecen y mueren (o no) sin pisar el mundo real. Y, mientras tanto, los famosos del mundo analógico han aprendido que tienen que partirse el pecho en la Nube si quieren sobrevivir.

El público tiene la ilusión de que las celebrities son más cercanas: sabemos qué ropa compran, cómo disimulan las ojeras y qué cara se les queda tras una mala noche. Y esa cercanía aviva el deseo de interacción real: incluso los de crítica y control. Hay incluso un servicio de pago, Cameo, que manda mensajes personalizados de famosos de medio rango a los fans que lo soliciten.

La red, de hecho, nos da herramientas para controlar a las celebrities de un modo invasivo... y un poco aterrador. Ahora podemos destapar los errores del PhotoShop de poderosas publicaciones, como pasó cuando los lectores descubrieron, en el making of de las fotos de Oprah Winfrey para Vanity Fair, a una Oprah con tres manos. Los PhotoShop fails son toda una categoría en internet.

A las celebrities les ha salido un ejército de espontáneos vigilantes, que, armados con la más sofisticada tecnología de procesamiento de imagen, detectan los retoques más sutiles: si se han pasado con la longitud de las piernas, si la frente se ha recortado, si los muslos se han afinado, si los ojos se han agrandado o si los poros del cutis han desaparecido. Son los soldados de la autenticidad digital y han recuperado el poder sobre los famosos que, con las redes sociales, perdieron los tabloides. Y publican sus veredictos en foros populares e interminables. ¿Y qué pasa, en medio de todo esto, con la privacidad de las celebrities? Como en todos los negocios rentables, acaba siendo un asunto menor.

EL LADO OSCURO DEL MÚSCULO

Sí, existe. Y está en ciertos foros -casi siempre masculinos- que miden cada centímetro de masa muscular perdida o ganada para competir con sus rivales; que valoran la comida que consumen por los gramos de músculos que crearán; y que han hecho de todo esto un tema infinito de conversación y un modo de estar en la red.

Hay grupos que añoran la hegemonía masculina y cuantifican la testosterona de manera tóxica.

En estos foros, el cuerpo del hombre es un objeto que se mide y cuantifica, un modo tóxico de sacar pecho y testosterona. Aquí, el lenguaje se retuerce para eliminar cualquier vestigio de vida doméstica. No cocinan, "se implican en el proceso de la preparación de alimento"; la comida es "ingreso calórico". Todo es aritmética y rankings, competencia entre cuerpos. Cada usuario es clasificado en una categoría que acerrea un estatus, de los vírgenes a los soja boys.

La explicación psicológica de esta enfermiza tendencia es que en estos foros se devuelve a los hombres la ilusión de control sobre el cuerpo... propio y ajeno, porque también hablan de política y de mujeres. Y, aunque muchos nunca logren el cuerpo hipermusculado de sus líderes, sí absorben una ideología que añora un casi extinto paraíso de hegemonía masculina. Curiosamente, estas comunidades son tan tóxicas como lo fueron aquellas webs que enseñaban a las adolescentes el camino más corto a la anorexia.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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