Crear una cuenta
Iniciar sesión
Pam es la protagonista de Better things, una actriz en la menopausia, madre en solitario de tres adolescentes, que sobrevive haciendo anuncios y doblajes. Jeff es el exmarido de su mejor amiga que, con muy buen criterio, le dejó por un hombre adulto capaz de mantener un empleo. Jeff lleva a Pam al Leroy Merlín de Los Angeles, allí coinciden con un ex de ella y la depresión acecha. En el camino de regreso a casa, Jeff, por primera vez en dos temporadas, da muestras de que allí hay alguien: le lanza un speech precioso. Tenso silencio. Miradas que se cruzan. Brazos que se tocan. Sus rostros se acercan, y mientras tú, en tu casa, gritas por dentro "nooooo, con Jeff nooooo", Pamela te oye, le planta la mano en la boca en el último segundo y le dice: "No, Jeff, no". Se lo repite 94 veces. Y a Jeff, por cierto, no le queda claro.
Cuatro temporadas tuvimos que esperar a que Luke y Lorelai unieran sus labios, cuatro. 86 episodios nada más y nada menos porque, por supuesto, el beso llegó en el último episodio (toma cliffhanger). Y esto a pesar de que todos los habitantes de la Tierra con acceso a La chicas Gimore y todos los habitantes del ficticio Stars Hollow sabíamos que el amor entre Lorelai "cafeinómana" Gilmore y Luke "soy el dueño de la única cafetería del pueblo" estaba predestinado. Por eso el grado de satisfacción de que se besaran fue casi tan extraordinario como que el evento coincidiera con que Luke no llevara gorra. Cuando un hombre se quita su visera por ti, eso es amor del bueno Lorelai.
Lo que le pasó a Ted Mosby en Cómo conocí a vuestra madre es digno de estudio: era el protagonista de la serie y al final a todos nos importó un pimiento cómo conoció a la madre de sus hijos. Pero que Robin y Barney se dijeran te quiero, y no te quiero, y seamos amigos, y no me "mosbilices", pero te quiero en esa habitación de hospital nos llegó a la patata. Fue un beso apresurado, pero nos encantó igual. Más tarde Barney tendría que inventar la técnica de ligar "el Robin" para convencerla de que estar con él era una buena idea... y funcionó Ted, la cosa acabó en boda, aprende.
Hubo un tiempo en el que la verdad estaba ahí fuera y dos agentes del FBI se empeñaban en descubrirla cayera el extraterrestre que cayera en el empeño. Los agentes en cuestión eran el frikazo del agente Fox Maulder y la analítica Dana Scully. En su momento la química entre ellos se comparaba con la de la célebre serie Luz de luna de la que ningún millennial tiene memoria. El caso es que durante temporadas y temporadas y temporadas la serie nos echaba migajas de romance que hacía entrever que entre estos dos había algo más que archivadores llenos de papelotes. Y llegó el beso. Por fin. Y fue lo más soso que se ha visto en pantalla. Gracias a dios Mulder pudo desquitarse de tan poca acción en Californition y Scully en Sex Education. Noe s bueno acumular tanta tensión sexual.
Después de una primera temporada deslumbrante, la segunda tanda de episodios de la serie de Phoebe Waller-Bridge fueron a ún mejores. ¿Cómo? El cura interpretado por Andrew Scott. Y sí, hay beso, con un cura. Y nos dejó a todos turulatos, pero especialmente a los británicos. El día que Fleabag besó al cura de la boda de su padre la búsqueda en internet de la frase “¿pueden casarse los curas?” aumentó en un 170% y la del “cura de Fleabag” un 400%.
Si por algo es famoso Friends es por los cameos de los actores que pasaron por allí. Y si por algo es también famoso es por la relación de Ross y Rachel. Que si se gustan que si no, que si estaban en una pausa... Miles de besos se han dado, casi tantos como broncas han protagonizado. Y gente más blanda de corazón hubiera escogido su primer momento juntos para este ranking. Pero no, os retamos a hacer memoria, ¿o acaso alguien ha valorado como se merece el día que Rachel besó a Jennifer (es decir, una Winona Ryder que pasaba por allí)? Pues es hora de recordarlo y poner la misma cara que Wynona en la foto.
Visto lo visto lo de Daenerys y Jon tiene su aquel (ya sabes, el momento te has acostado con tu tía es impagable), pero el beso que nos llegó a todos al corazoncito fue el que protagonizó con Ygritte porque si le hacía falta algo a Juego de tronos era un poco de corazoncito, que de vísceras y burdeles iba bien servido, sobre todo al principio. La salvaje pelirroja conquistó al guardia de la noche y lo espabiló bien espabilado aunque la cosa acabara como el rosario de la aurora. No obstante, nos resistimos a olvidar el único romance serio de Juego de tronos (con el permiso de Gusano Gris) y así nos gusta recordar a Jon Nieve ahora que ya no está en nuestro radar seriéfilo: empelotado en una cueva, enamorado y sin gomina. ¡Qué tiempos aquellos!
A primera vista Claire no es una mujer con suerte: cuando por fin se acaba la Segunda Guerra Mundial y puede volver a reunirse con su marido, toca un menhir mágico y viaja en el tiempo hasta la Escocia del s. XVIII, esa en la que no hay ni aspirina ni calefacción central. Qué calamidad, podríamos pensar, si no fuera porque Claire coincide en su recién estrenado espacio-tiempo con Jamie Fraser, un highlander como no hay otro en Escocia. En serio, no hay otro. La cosa acaba en boda y el beso llega en la ceremonia y todo ese capítulo es para ponérselo en bucle, porno para mamás del bueno. Si después de verlo no te sacas un billete de avión a Edimburgo es que nos sabemos nada de besos.
Podríamos haber escogido para este ránking el primer beso de Otis con Ola, o el primer beso de Eric y su exótico novio francés o ya puestos el de Eric y Adam. Pero si hay una relación de Sex Education por la que apostamos es la de Ola y Lily. Primero fueron amigas y confidentes y luego llegó el beso sorprendente y sorpresivo de Ola y un periodo de deliveración. ¿Somos amigas? ¿Somos lesbianas? ¿Qué es lo que somos? Nos da igual, porque el hecho de verlas juntas viendo el montaje de Romeo y Julieta no nos hace dudar: ese beso es el principio de algo bueno.
Ross Poldark es un señor intenso que le gusta segar sus campos sin camisa para deleite de los británicos que son muy fans de la serie que lleva su apellido. Demelza comienza su andadura con las de perder: es muy pobre, muy inculta y Ross está enamorado de otra, la pluscuamperfecta Elizabeth que está casada con su primo. Pero nada que no pueda solucionar un poco de refinamiento y trabajo duro. Y una visita nocturna al dormitorio del señor de la casa después de tener una buena bronca. Que Ross y Demelza pasaran juntos esa noche es el inicio de una historia de amor de esas en las que no hay un capítulo tranquilo, pero ¡qué a gusto que nos quedamos todos!
Como el ratón y el gato Carrie y Mr. Big están destinados a estar juntos pero no hay manera de que coincidan incluido en su memorable beso final (hasta que llegaron las películas y lo estreperon, calro). Mr. Big viaja a Paris para encoentrar a Carrie y se cruzan por la ciudad sin verse... Hasta que llegan al Pont des Arts y llega el "Carrie, you are the one", y ya no hay más que decir, solo hay que dejarse llevar y darse un beso de campeonato. ¡Oh, yes!
Lo de Olivia Poe con el Presidente de Estados Unidos en Scandal es peccata minuta. Si hablamos de besos interraciales y polémicos el campeón sin duda es el de Kirk y Uhura en el Star Trek primigenio. Corría el año 1968 y el episodio se llamaba Los hijastros de Platón. Para que nadie pudiera ni imaginar que fuera posible que dos personas con distinto color de piel pudieran ni remotamente gustarse la trama justificaba el arrebato porque un temible y malvado enemigo de la USS Entreprise obligaba al capitán de la nave a hacerlo. Pero no cuela, porque mucha cara de sufrir, no tiene.
Hablando de parejas predestinadas llegamos hasta estos dos. Desde su primer encuentro por obra y gracias de in algoritmo sabes que deben de estar juntos. Tan robóticos son que sus besos no se los creen nadie, pero ¿por qué entonces están en este listado? Porque nos gusta saber que siempre hay un roto para un descosido. Y este roto y este descosido nos caen muy bien.
Salvo una avioneta escribiéndolo en le cielo Will Turner no podía hacer más para llamar la atención de Alicia. La enchufa e su bufete de abogados de lujo, la asesora, se preocupa por cómo le va la vida ahora que es la cornuda oficial de Estados Unidos... Y ella, como si nada, coleta tensa, piel inmaculada, rictus serio y para adelante. Hasta que llega el episodio 17 de la primera temporada, Alicia decide que ya está bien de aguantar las tonterías del mundo, se suelta la melena y se mete con Will en un ascensor. Pocas cosas más satisfactorias que ese beso se han rodado recientemente en la historia de la televisión.
Los creadores de las Gilmore han traido a nuestra vidas a otra mujer deslenguada, divertida, curiosamente también morena e igual de delgada que Lorelai. Miss Maisel, Midge para sus amigos, se está labrando una carrera como monologuista de comedia en Maravillosa Mrs. Maisel y desde el primer capítulo de las primera temporada tiene un ciccerone sexy para acompañarla en su viaje, el humarista Lenny Bruce interpretado por Luke Kirby. Cuando coinciden de gira y pasan una noche de juerga en la ciudad todo parece preparado para el gran final... que no llega. Teniendo en cuenta que Lenny Bruce fue un humorista real que murió de sobredosis a los 40 años, Midge eligió bien. ¡Pero cómo nos hubiera gustado ver ese beso!
Trabajar en Dunder Mifflin es una profesión de riesgo no porque sea peligroso, sino por el jefe que te ha tocado en suerte y tus compañeros de oficina. Pero en cualquier lugar del mundo puede saltar la chispa y, en este caso, la chispa surgió entre la recepcionista Pam y uno de los vendedores, Jim. Son tan, tan normales y están tan rodeados de locura en su día a día, que cuando sus labios se unen en la segunda temporada no puedes evitar pensar "oooooooh". Es como ver un vídeo de cachorritos de pomerania lamiendo helado, no es sexy, pero es muy mono.