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«Leemos para saber que no estamos solos». Se dice ya al principio de la película. Cien libros juntas, de la cineasta Marga Melià (Palma de Mallorca, 1982), es un descarado y oportuno homenaje a la lectura, pero también a la conversación y a las mujeres mayores en tiempos digitales y de sacralización de la juventud. Un nerudiano canto a la vida. Lo protagonizan cinco flamantes jubiladas (de júbilo), unas nuevas «chicas de oro». Ya saben, Dorothy, Blanche y compañía, salvando las distancias. Aquí no hay risas enlatadas, porque es todo frescura. Se estrena este 22 de abril en cines de toda España.
A Asun Larrocha, Celia Picacho, Evelyne Kinon, Mabel Torres y Patricia Perelló, las «cinco fantásticas», las vemos celebrando los diez años de su amadísimo club de lectura en un sitio tan privilegiado paisajísticamente como la Hospedería de Lluch en Mallorca, su territorio natural. Las cinco han hecho su vida en la isla. Esto les da pie a merodear por los alrededores de la Tramontana al estilo peripatético. O sea, como los seguidores de Aristóteles, que daban vueltas y vueltas junto al maestro enhebrando sus reflexiones. En este sentido, nuestras protagonistas también tienen su jardín y filosofan a su manera, lo mismo de lo divino que de lo humano, así como del amor y otros demonios. La muerte, la vida, las relaciones, la libertad o el divorcio. Sin que falten la ironía, la sinceridad, la espontaneidad, la diversión y la cordura. Algo por lo que el espectador sale ganando.
Lo cierto es que ves Cien libros juntas y te entran ganas de leer y apuntarte a un club, pero también, hay que confesarlo, de saber quiénes son estas mujeres tan adorables. Marga Melià habla de ellas como «la tímida y cariñosa Celia, la divertida y sin pelos en la lengua Mabel, la seria y culta Asun, la simpática francesa Evelyne y la optimista y entusiasmada Patricia, la más joven». Rondan entre los 65 y los 75 años. Tres fueron maestras, caso de Evelyn, Celia y Patricia. Otra ejerció de decoradora, Mabel. Y Asun, la que queda, trabajó como funcionaria en la administración de un hospital. La verdad, parecen salidas de un casting, pero no. Son tal cual. De hecho, Melià está contenta de que se mostraran como son. Muy distintas entre sí, pero igualadas por su inclinación a la lectura. Esa otra forma, manifiestan, de hacer más llevaderos los achaques y todo lo que trae la edad. Inteligencia cristalizada, que diría el gurú Arthur Brooks.
Las cinco son las protagonistas de la película, pero en el club hay otras tantas más. Solo que ellas llevan asistiendo desde el principio, desde la primera página, sin fallar. «Ni la pandemia pudo destruir el grupo», afirma toda orgullosa Marga Melià. Hay alguna que otra joven, pero en minoría. Y ni rastro de hombres, que aparecen pero se van; no se sabe bien por qué. Así, mes a mes y año a año, las superlectoras ya van por los cien. Hablan incluso directamente a la cámara de sus favoritos. Que puede ser Matar a un ruiseñor (1960), de Harper Lee, en el caso de Evelyne; Frankenstein (1818), de Mary Shelley, en el de Celia; o La cura Schopenhauer (2005), de Irving D. Yalom, en el de Mabel.
Al final, estos cien han constituido un canon a seguir para lectores con o sin club. Abre la lista El abuelo que saltó por la ventana y se largó (2009), de Jonas Jonasson; El curioso incidente del perro a medianoche (2003), de Mark Haddon, y La casa de Bernarda Alba (1945), de Federico García Lorca. Y en el número 100, cerrando la lista, La historia de los vertebrados (2023), de Mar García Puig. Entremedias, por conocer más esta dieta lectora: Carta de una desconocida (1922), de Stefan Zweig; El baile (1929), de Irène Némirovsky; El verano sin hombres (2011), de Siri Hustvedt; La playa de los locos (1955), de Elena Soriano; o Las dos ancianas (1993), de Velma Wallis.
La idea, como nos comenta la directora, es encontrar un equilibrio entre los autores clásicos y los contemporáneos: «Ellas leían más novelas y fui introduciendo un poquito de teatro, que no les era tan familiar. Y, a medida que han ido pasando los años, me he dado cuenta de que leemos cada vez más libros escritos por mujeres». Es Marga quien los elige, pero ellas siempre hacen propuestas «y yo voy viendo si son libros que puedan gustar a todas».
«Tenemos un mes para leer y luego cada una tiene sus propias lecturas, así que intento que no sean muy largos. O, si acaso, los dejo para el verano, que hacemos una pausa, porque no quiero que se convierta en un agobio. Quiero que los puedan leer tranquilamente porque con los millones de actividades que tienen, que si una el coro, que si otra la clase de no sé qué, siempre están ocupadas», añade Melià. Esto es algo que queda más que claro en la película. «Yo estoy recogidita, pero en la calle». «A mí no me pilla el de Amazon». Vamos, que no paran en casa. Como recuerda la también periodista: «Todas tienen en común que son muy libres y hacen lo que les da la gana».
Aunque en la película aparece la librería Rata Corner de Palma como escenario del club, en realidad se celebra en el despacho de Marga. Por cierto, un lugar de cine, de donde ha salido este documental y también Un solitario baile con el miedo (2014), sobre el escritor y sabio mallorquín Cristóbal Serra, además del largometraje Bittersweet Days (2017) y los cortos El síndrome del calcetín desparejado (2012) y Dona (2020). Los miércoles, Marga y cía quedan para leer y luego se van a cenar para ensanchar la tertulia literaria o lo que sea.
Por lo demás, la directora es una entusiasta de todo lo que sea diálogo intergeneracional: «Cuando veo que salen adelante iniciativas como compartir piso entre un estudiante y una persona mayor y están tan felices juntos, me parece algo maravilloso. Creo que se debería hacer muchísimo más, así se pondría remedio a tanta soledad como hay. El problema es que no existen estructuras que lo promuevan». Para eso están también los clubs.
Marga Melià, cinéfila además de bibliófila, de Truffaut y Agnès Varda y de Paul Auster o Annie Ernaux, está contenta de que estas nuevas tertulias literarias vayan a más: «Yo creo que si leyéramos más, reflexionáramos más y compartiéramos más con respeto nuestros pensamientos, tendríamos un mundo mejor y con menos polaridad de esto es blanco o negro. Ojalá el mundo fuera por ahí».
Las chicas, por su parte, están encantadas con su club de lectura. «De repente ves que la gente te escucha», se le oye decir a Mabel. «A las mujeres de esta generación se las ha tenido como las madres o las abuelas. No todas, pero una mayoría. Entonces, encontrarse en un espacio seguro en el que pueden decir su opinión y es tomada en cuenta las ha ayudado mucho. Les falta darse valor a sí mismas. A veces las han callado, las han hecho de menos». Para Marga, estos diez años a su lado han sido una lección: «Me han hecho comprender que se puede encarar esta etapa de muchas formas. Ellas lo hacen de una manera tan positiva y tan vitalista que me han dado un ejemplo. Me han dado esperanza. Me han enseñado que se puede ser mayor y seguir teniendo ilusión, planes y vínculos grandes con las amigas».
Cien libros juntas podrá verse a partir de este 22 de abril en toda España, tras ser presentado el verano pasado en el Atlàntida Film Fest. Y no solo en salas de cine, sino también en bibliotecas, librerías, casales de barrio en Mallorca y centros culturales de todo tipo y condición. «Allí donde se reúna gente», apunta Melià. Sin duda, dará otro empujón a estos clubs que no dejan de crecer y multiplicarse.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.