El Eternauta: la escalofriante historia de Héctor Germán Oesterheld, el creador del cómic en el que se basa la serie de Netflix

Preguntado por la lectura política que algunos hicieron de El Eternauta cuando se publicó, Ricardo Darín respondió en una entrevista a Mujerhoy: «según tengo entendido, tuvo dos etapas. La primera es ciencia-ficción pura, desprovista de todo tipo de intención. (...) Luego hubo una segunda etapa en la que Héctor Germán Oesterheld, agobiado por la realidad de su propia familia, empezó a involucrarse más. Y sí, definitiva y deliberadamente hay una intención de comparación o paralelismo con lo que la comunidad sufre o puede sufrir en manos de una dictadura».

Lo que tal vez no imaginó el propio Oesterheld es que, veinte años después de que se publicase la novela gráfica que le dio la fama, no solo en Argentina sino también en Sudamérica, él mismo sería víctima de la última dictadura cívico-militar que hubo en su país natal. Y también buena parte de su familia.

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Una escalofriante historia real que, inevitablemente, está relacionada con el compromiso político que el autor fue adquiriendo con el paso de los años y que también trasladó a sus creaciones.

«El Eternauta comenzó siendo un cuento corto, de apenas 70 cuadros (viñetas). Luego se transformó en una larga historia, una suerte de adaptación del tema Robison Crusoe. Me fascinaba la idea de una familia que quedaba sola en el mundo, rodeada de muerte y de un enemigo ignorado e inalcanzable. Pensé en mi mismo, en mi familia, aislados en nuestro chalet, y comencé a plantearme preguntas», comentó el escritor sobre su creación más conocida años antes de que su vida se convirtiera en una tragedia.

Nacido en Buenos Aires en 1919, hijo de padre alemán y madre con raíces españolas y vascofrancesas, Oesterheld se licenció en geología, pero a los 24 años ya había publicado su primera obra en el suplemento literario de un periódico. Poco después de acabar su carrera se casó con Elsa Sánchez, pero no ejerció demasiado tiempo como geólogo, lo suyo era la escritura.

En los primeros años de la década de los 50, Oesterheld ya había publicado en varias revistas y editoriales argentinas, en 1955 fundó junto a su hermano Jorge su propia editorial y fue en 1957 cuando nació su obra maestra, El Eternauta. Sin embargo, el éxito no le garantizó el dinero, y para entonces ya tenía cuatro hijas, por lo que en los años 60 cerró la editorial. Con su interés en la política en continuo crecimiento, Oesterheld adaptó la biografía del Che a la novela gráfica, pero no se publicó porque la secuestró la dictadura.

En los años 70, el escritor se unió a los Montoneros, una organización guerrillera peronista argentina que tenía como objetivo luchar contra la dictadura gobernante y lograr el retorno de Perón al país. En realidad, él solo había seguido el camino de sus cuatro hijas, Estela, Diana, Marina y Beatriz y, como ellas, fue víctima de las fuerzas armadas y los grupos que trabajaban para estas.

En la clandestinidad desde mediados de la década, Oesterheld tuvo que ver cómo en junio de 1976 era secuestrada la más pequeña de sus hijas, Beatriz, junto a su novio. Dos meses después, con 22 años y embarazada, Diana sufrió el mismo destino, su marido fue asesinado y su hijo de un año, Fernando, llevado a una Casa Cuna. Casi un año después, Estela, la mayor de las cuatro, intentó escapar de una redada pero le dispararon y la metieron en una camioneta rumbo a un hospital. Nunca más se supo de ella.

En noviembre de 1977 la última de las hermanas Oesterheld, Marina, embarazada de ocho meses, fue secuestrada junto a su pareja. Para entonces su padre, Héctor Germán, ya llevaba siete meses siendo prisionero de la dictadura, entre otras razones porque a los militares les molestaba la crítica social de sus obras o el alto compromiso político de la última parte de El Eternauta, escrita unos años antes en la clandestinidad.

Gracias a testimonios posteriores se sabe que el autor de El Eternauta pasó por varios centros clandestinos de detención entre noviembre de 1977 y enero de 1978, donde le vieron en un estado físico «muy, muy penoso». A lo largo de ese último año, sin precisarse cuándo, Oesterheld falleció. Paradójicamente, el hombre que ha interpretado a su protagonista más querido, Juan Salvo, es el mismo que se puso en la piel del fiscal del juicio a las Juntas Militares que acabaron con su vida y la de su familia.

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