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Si hay una estación de esquí alpina vinculada al glamour, esa es la de Cortina d’Ampezzo, por cuyas pistas bajaron Liz Taylor, Frank Sinatra o Sophia Loren. Hoy el parque natural italiano es Patrimonio de la Humanidad, con picos majestuosos que se tiñen de rosa y púrpura al atardecer, bosques, cascadas, lagos y más de 1.220 km de pistas. Un paraíso para disfrutar de todos los deportes de nieve, desde el esquí alpino al de fondo, en rincones vírgenes. Y para reponer fuerzas, spas en la nieve y refugios con restaurantes de deliciosa comida.
Refugio Rin Bianco, con las especialidades del chef Qinz Andreas, en la ruta de las tres cimas del Lavadero.
Arquitectura de vanguardia, desiertos junto al mar y lujo hiperbólico. En Dubai asombra el Museo del Futuro y su skyline al zarpar en el MSC World Europa. El Louvre y la Mezquita Sheikh Zayed son ineludibles en Abu Dhabi. En la isla de Sir Bany Yas, safaris y playa, y en Damman, el oasis de Al Hasa. Última escala en Doha, con museos y arquitectura.
En una finca de 11 hectáreas en plena dehesa alentejana, muy cerca de Évora, este hotel es perfecto para disfrutar en familia, con zonas para niños. Propone experiencias culinarias, talleres gastronómicos con productos locales, catas de vinos, picnics campestres, rutas en bici, paseos en globo, y visitas a la granja y yoga para los pequeños.
De estilo colonial y solo para adultos, el hotel Hacienda del Conde, al noroeste de Tenerife, es perfecto para descubrir el paisaje del Teno Alto, el sendero de Las Salinas y, para los más aventureros, el Barranco de Masca. Organiza paseos en barco por los acantilados de los Gigantes para ver delfines y ballenas, tiene una piscina entre las rocas y está junto al golf de Buenavista, ideado por Severiano Ballesteros.
La costa bretona dibuja un escenario fascinante de acantilados, fortalezas, faros y pueblos que, cuando el tiempo lo permite, es perfecto para descubrir en bicicleta. Las rutas parten desde el cámping de Les Sables de Or les Pins hasta el cabo Fréhel. Imprescindibles los pueblos de Saint-Briac-sur-Mer, Saint-Lunaire, Dinard y Saint-Malo, desde cuyas murallas se divisan las islas conectadas por la arena durante la marea baja. En la imagen, el Hotel Le Nessay, en Saint-Briac-sur-Mer.
A 17 km de Agadir, junto al pueblo de pescadores de Taghazout, es el destino de moda en Marruecos por sus playas salvajes. El Fairmont Taghazout Bay es un resort de lujo frente al Atlántico que ofrece paseos a caballo, en camello o quad, surf, golf, excursiones por la ruta de la miel y visitas a las cooperativas de mujeres que obtienen el aceite de argán.
Si tu objetivo es dormir mejor, olvidarte del móvil y recuperar el equilibrio, el cortijo SO Sotogrande, un lugar lleno de luz, puede ser tu lugar. Además de seis restaurantes, los casi 3.000 m2 de su área fitness, con spa incluido, son un templo del bienestar, con terapias para rejuvenecer y desintoxicar. También hay talleres de cocina consciente, yoga, pilates...