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¿Por qué algunas mujeres se enganchan a la seducción?, por Isabel Menéndez

Hay mujeres que viven su sexualidad de forma aparentemente muy intensa. Tienen muchos encuentros, pero no llegan a construir vínculos duraderos. ¿Disfrutan realmente de sus relaciones y su promiscuidad?

Haz click en la imagen para descubrir los juguetes sexuales más elegantes que parecen otra cosa./getty

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Isabel Menéndez
ISABEL MENÉNDEZ

Raquel estaba repasando mentalmente el encuentro de unas horas antes con Daniel. Había estado bien, pero la verdad es que esperaba algo mejor. Lo había conocido un mes antes en una cena de empresa y esa misma noche acabaron juntos en su casa. A partir de ese día, Daniel comenzó a llamarla. Al principio le gustaba, pero Raquel enseguida se sintió perseguida porque prefería ser ella quien dominara la situación. En el segundo encuentro ya se sentía decepcionada.

Raquel tiene 39 años y, después de una relación corta, decidió que prefería estar sola y buscar encuentros esporádicos. Es la menor de cuatro hermanos y siempre sintió hacia su madre una gran ambivalencia afectiva, pues se trataba de una mujer algo fría. Por el contrario, idealizó a su padre, a quien veía como un gran hombre, aunque lejano. De niña se las ingeniaba para llamar su atención. Entre los acontecimientos que marcaron la vida infantil de Raquel, destacan los acercamientos que uno de sus tíos tuvo con ella. Consistían en tocamientos demasiado sexuales para una niña. Ese abuso provoca efectos en ella todavía hoy.

Raquel se defiende de los hombres; busca sexo, pero siempre que ella domine la relación. De esta manera, trata de invertir la situación vivida en su infancia, cuando se sintió invadida por su tío. Huye del amor por temor a sentirse frágil. Se siente deseada, pero duda acerca de si es querida.

En ocasiones, cuando a una mujer le gusta mucho seducir, una vez realizada la conquista, pierde el interés. En primer lugar, porque no cree que el hombre le haya procurado el placer que ansiaba y, en segundo, porque su necesidad narcisista de confirmarse le exige verificar constantemente la capacidad de excitar a los hombres. Una vez ha conquistado a un hombre, surgen las dudas acerca de lo que se está perdiendo: siempre puede haber otro mejor.

En general, una actitud sexual exagerada es un intento de derivar y descargar por vía genital necesidades rechazadas o bloqueadas que no son de carácter sexual. Al igual que en el hombre, el afán desmedido por conquistar se debe a un intenso temor a la pérdida de amor.

Siempre insatisfechas

Tras ese modo de vivir la sexualidad se puede ocultar una lucha por adquirir poder. El deseo de estar con muchos hombres encubre la incapacidad de comprometerse con uno solo. La exageración en cuanto a las conquistas tapa la c arencia profunda que siente en su feminidad para relacionarse con un hombre.

Además, con frecuencia, estas mujeres tienen dificultades para llegar al orgasmo de forma regular. Les cuesta alcanzar la satisfacción y siempre suponen que es el hombre quien ha fallado; por eso buscan a otro que las satisfaga. El encuentro las excita, pero no las llena, por eso desean alcanzar una satisfacción imposible y lo intentan con otros hombres.

Buscan que los hombres les aseguren una feminidad que se tambalea y una autoestima que solo se sustenta si el otro cae rendido a sus pies. Una mujer con estas características tiene pocos recursos internos para quererse a sí misma, por lo que necesita verificar constantemente la capacidad de excitar a los demás. Una vez que se sabe capaz de excitar a uno, le surgen dudas acerca de los otros, a quienes todavía no ha puesto a prueba. Por eso sigue buscando, aunque siempre se mantendrá insatisfecha.

Hay mujeres que permanecen solas porque están inconscientemente comprometidas con impulsos que las dominan. Más que compartir y disfrutar del juego sexual, quieren dominarlo. La mujer, como el hombre, puede ocultar sus dificultades ante la feminidad con una actitud hipersexual que le ayude a engañarse a sí misma. Si tiene muchas relaciones, se siente liberada, pero puede estar lejos de sentirse bien como mujer.

Muchas veces la hipersexualidad oculta lo contrario de lo que parece. En la teoría psicoanalítica de las neurosis, Otto Fenichel dice que muchos neuróticos, privados de satisfacción verdadera, se empeñan en descargar a través de la actividad genital la sexualidad que no son capaces de satisfacer por otras vías. Pero la sexualidad solo resulta satisfactoria si se han realizado las operaciones psicológicas necesarias que nos conducen a una subjetividad madura.

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