SANTANDER WOMENNOW
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A sus 22 años, Marina Rivers compagina dos carreras universitarias —Derecho y Economía— con una presencia digital que supera los diez millones de seguidores. Llegó al evento en plenos exámenes, sin haber dormido apenas. Joana Marcús, por su parte, está a punto de cumplir 25 y se ha convertido en una de las autoras más leídas de su generación. Empezó a escribir en plataformas online a los 13 o 14 años. Su perfil es variado, como lo es esa misma generación que a veces se engloba bajo una misma etiqueta. Y así ha quedado claro en la charla moderada por Carla Cuadrado, social media manager de Mujerhoy.
Para Rivers, la conexión con el público nace de esa espontaneidad que caracteriza a su generación. «Instagram estaba lleno de filtros, todo posado. TikTok trajo algo más genuino, más inmediato. Puedes estar maquilladísima o despeinada en pijama. A nuestra audiencia le gusta consumir un poco de realidad».
Ambas coincidieron en que el éxito, en sus respectivos mundos, ya no se mide sólo en cifras. En los trabajos artísticos, afirmaba Marcús, sigue pesando cuánta gente consume tu obra, sea un disco, una película o un libro. Pero el vínculo con el público es ahora mucho más directo. Poder vivir de lo que le apasiona, con más libertad creativa, es para ella el verdadero indicador de éxito.
En el caso de Rivers, el éxito incluye tener tiempo libre: disfrutar, desconectar, hacer cosas que no estén ligadas a su actividad digital. También, insistió, en encontrar lo que te gusta sin la presión de tenerlo todo claro a los 18, como a menudo se pretende. «La vida es muy larga», ha resumido en su intervención en Santander WomenNOW. «Y no hace falta ser sólo una cosa en la vida. Yo quiero ser abogada, tener el mejor bufete del mundo. Pero también quiero poder dedicarme a la comunicación: a la televisión, que me encanta, a las redes sociales…», ha explicado con una seguridad abrumadora.
Las dos asumieron que la fama a edades tempranas pasa factura. Marcús agradece que su imagen no sea tan visible como la de otros creadores: «No podría sostener ese nivel de exposición». Pero, aun así, señala que las críticas calan, sobre todo por la deshumanización que provocan las redes sociales. «La gente a la que no le gustas es más ruidosa. Les encanta decírtelo».
Rivers añadió que uno de los peajes más altos es la pérdida de privacidad. Todo el mundo sabe quién es, qué estudia, con quién sale. Y ella, en cambio, no conoce a quien la interpela. «Intento marcar los límites antes, pero a veces da miedo. Vivo sola. Compartir demasiado expone demasiado». Otra renuncia tiene que ver con lo cotidiano. Rivers lamentó no haber vivido plenamente su etapa universitaria: estudiar, salir, despreocuparse. «He perdido experiencias. No he sido sólo una niña, una estudiante más. Creo que es algo inevitable cuando compaginas trabajo y estudios».
Sobre si los creadores de contenido deberían ejercer un papel de liderazgo social, Rivers fue clara: «No creo que los influencers tengamos una responsabilidad especial. Somos personas que decidimos subir contenido y nos tocó la varita mágica del algoritmo. No dejamos de ser chavales que a veces no saben ni cuidar de sí mismos». Aunque reconoce que debe haber un compromiso con los derechos humanos y con el discurso, también defiende el silencio. «Somos muy jóvenes y también muy ignorantes. Es mejor callar que contribuir a la desinformación. En la DANA se vieron bulos, demagogia… Para eso están los medios y las escuelas».
Pero esto no quiere decir que no haya que intentar cambiar el mundo. Ha apelado en su intervención a la necesidad de alzar la voz, de protestar, de reivindicar derechos sociales. Simplemente pone el foco en otro lugar, mucho más amplio: «Es una responsabilidad de nuestra generación. Ocurre que también somos la generación que menos reivindica: poner un tuit no va a cambiar el mundo».
Ambas defendieron que las redes pueden ser lugares de aprendizaje, inspiración y conexión real. Marcús, de hecho, comenzó a leer gracias a Internet. «Quizá sin Internet no sería ni lectora ni escritora», dijo. Para ella, infantilizar a la generación Z es un error. «Internet es muy amplio. Puedes seguir a lo que quieras. Hay toxicidad, sí, pero también cosas maravillosas».
A la hora de dar un consejo a una chica joven que aspire a seguir su camino, Rivers respondió con franqueza: «El éxito no es el objetivo, es un posible resultado. Hay gente con contenido buenísimo que no llega. Hay un factor suerte. Me molesta mucho el discurso de la meritocracia». Añadió que no llegar al éxito nunca es un fracaso, y que lo importante es que el camino valga la pena. «Yo me he sentido fracasada muchas veces. Quiero ser abogada, pero no sé si llegaré. Si no consigo ser la mejor, al menos, habré disfrutado intentándolo». Marcús coincidió y reivindicó disfrutar de la subida más que de llegar a la cima, tener un plan B y aceptar que el mundo del arte es inestable. «Yo me puse a estudiar Psicología con la escritura como plan alternativo», recordó.
Sobre el futuro, ambas se encuentran en un punto de equilibrio inestable, pero fértil. Rivers sueña con ejercer la abogacía y mantener su actividad comunicativa: redes, televisión, divulgación sobre derecho... y también sobre tonterías. «No hace falta ser solo una cosa en la vida. Ojalá me perdonen por haber sido tiktoker si algún día soy una abogada de éxito».
Consolidado como el congreso sobre liderazgo femenino más importante de Europa, Santander WomenNOW es un summit internacional anual por el que ya han pasado más de 200 ponentes de referencia y que ha superado los tres millones de reproducciones de sus conferencias, entrevistas y mesas redondas.
En su séptima edición, el foro cuenta con el apoyo de Banco Santander como Global Partner y el patrocinio de Iberia, L'Oréal Paris, Moeve, Roberto Verino, Evolus, Multiópticas, Bodegas José Pariente y CUNEF.
El congreso, celebrado en el auditorio El Beatriz de Madrid, se retransmite en directo a través de streaming en mujerhoy.com y en todos los diarios del grupo Vocento, incluidos abc.es, elcorreo.com, diariovasco.com, diariosur.es y lasprovincias.es. Las intervenciones también pueden seguirse en diferido en congreso.womennow.es.