celebrities

Rocío Crusset prueba suerte en Sudáfrica

La modelo se ha instalado allí en busca de nuevas oportunidades profesionales.

Rocío Crusset hace unos días desfilando en Madrid. cordon press.
Rocío Crusset prueba suerte en Sudáfrica
corazón

A menudo vemos cómo las modelos intentan abrirse camino en Nueva York, Londres, París o Milán. Por eso la decisónde Rocío Crusset, hija de Mariló Montero y Carlos Herrera, de marcharse a Sudáfrica para probar suerte llama la atención sobremanera.

La joven ya ha probado suerte en varios de los destinos mencionados, pero acaba de embarcarse en una nueva aventura en la que dice sentirse muy feliz. Rocío se ha instalado nada más y nada menos que en la sudafricana de Ciudad del Cabo.

Era hace unos días cuando lo confesaba en Madrid, durante un desfile de Women's Secret. Allí habló de ese nuevo destino en el que se acaba de instalar: "Estoy muy feliz allí, aunque trabaje mucho, me doy por satisfecha al ver esos paisajes".

No me está costando nada adaptarme"

"Lo que más me está costando... No, no me ha costado nada. La gente es maravillosa, muy simpática", añadía antes de advertir que hasta Navidades no tiene intención de regresar a nuestra capital. Y que luego ya se verá, porque "no hay nada cerrado y prefiero no decir nada todavía no vaya a ser que luego no se cumpla".

A sus 22 años tiene las cosas muy claras y está dispuesta a caminar con paso firme por las pasarelas, aunque ello signifique estar lejos de casa y buscarse la vida por medio mundo.

Seguro que también te interesa...

Rocío Crusset: "Me gusta reír y vivir sin complicaciones"

Rocío Crusset: "He tenido que renunciar a comer croquetas y huevos fritos todos los días"

Rocío Crusset contesta a Ada Colau: "Hay gente que no tiene ni idea"

HORÓSCOPO

HORÓSCOPO

Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.