Gripe: prevención y tratamiento

Aunque las temperaturas han sido hasta hace apenas unos días más propias de la primavera, eso no ha impedido la llegada de la gripe. Como cada año, implacable, el virus se presenta en cientos de hogares para dejar fuera de juego a sus miembros durante, al menos, una semana. Y tal como indica el saber popular, igual que sucede con los resfriados, la gripe dura una semana sin medicación y 'siete días' con medicinas. Es decir, se trata de un proceso vírico que salvo enfermedades previas que puedan acarrear complicaciones, no suele tener mayor trascendencia.

Sin embargo, para los padres y madres la gripe en sus niños es un momento complicado. Las altas temperaturas (fiebre), el malestar general en los menores y la impotencia por no poder quitarles de un segundo a otro la enfermedad causan preocupación en los progenitores. Por eso, aunque no se pueda curar, si se pueden mitigar sus síntomas y hacer que los días sean lo más confortables posibles para los pequeños.

Lo primero es entender que la gripe es una infección aguda de las vías respiratorias cuya incidencia es especialmente alta en los primeros años de vida. Sus síntomas son dolor de garganta, congestión nasal, irritación de ojos, fiebre, tos seca, escalofríos, dolor de cabeza y dolores musculares y de las articulaciones. En ocasiones, incluso, se pueden presentar vómitos o diarrea.

Lo primero para pasar el trance de la gripe es que el pequeño se quede en casa unos días y guarde reposo. Es muy probable que sólo le apetezca estar en la cama y descansar, así que eso es lo único que necesitará, especialmente si tiene fiebre.

Puede que cuando le baje la temperatura quiera levantarse y pasar un rato jugando aunque lo mejor es evitar los juegos de pantallas, la televisión o la lectura ya que pueden incrementar el lagrimeo o el dolor de cabeza. Lo que sí puedes es leerle un cuento con un todo suave para que se relaje y se sienta protegido.

En caso de fiebre alta, lo mejor es que utilice un pijama liviano, que no le dé demasiado calor, además, tampoco hay que abrigarlo mucho con mantas en la cama. Si sube mucho la fiebre, también se le puede dar un baño con agua templada.

Además hay que prestar atención a la hidratación del pequeño, por lo que es interesante suministrarle agua y zumos de frutas naturales que pueden aligerarse con agua. Es muy posible que durante los primeros días no tenga apetito, así que la sopa es una buena opción para alimentarle a la vez que le hidratas. No es el momento de obligarle a comer, mejor que tome pequeñas porciones de comida cuando le apetezca y, a ser posible, alimentos suaves, como algo de pasta o arroz hervido o una porción de gelatina que además de ser un postre dulce y fácil de comer, le apetecerá al tomarse fría.

Los síntomas también pueden aliviarse tomando medicamentos que eliminen el dolor, la tos o la fiebre, pero es importante recordar que tanto la fiebre como la tos son reacciones del cuerpo para luchar contra la enfermedad.

Poco se puede hacer para evitar el contagio de la gripe, aunque se si pueden adoptar una serie de precauciones para procurar reducir al mínimo sus posibilidades de expansión.

En definitiva, paciencia y mimos son la mejor medicina para la gripe (en niños y adultos).