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Análisis microbiológico para tratar las mastitis

Según un estudio que se presenta esta semana en el XI Simposio Internacional de Lactancia Materna promovido por Medela el análisis microbiológico de la leche materna permitiría mejorar el tratamiento de la mastitis infecciosa.

Tratamiento para la mastitis / Fotolia

Joaquina Dueñas
JOAQUINA DUEÑAS

La mastitis puede afectar a una de cada diez madres lactantes y su incidencia es más frecuente en la segunda y tercera semana tras el parto, si bien puede llegar hasta el 95% de los casos si se amplía hasta las primeras 12 semanas. Las bacterias causantes de más del 50% de los casos analizados por el equipo del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, liderado por el doctor Juan Miguel Rodríguez, son resistentes a los antibióticos que se suelen prescribir por defecto: amoxicilina, cloxacilina o eritromicina, entre otros.

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madres lactantes puede sufrir una mastitis

La realización de un cultivo y un antibiograma a la leche materna facilitaría un diagnóstico certero de las mastitis infecciosas y la aplicación de un tratamiento más racional y eficaz. El antibiograma es una sencilla prueba microbiológica que determina la sensibilidad o la resistencia de una bacteria a un grupo de antibióticos, evitando los habituales casos de polimedicación en las madres lactantes y el abandono prematuro de la lactancia materna.

Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden de los estudios realizados por el grupo de investigación del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, liderado por el doctor Juan Miguel Rodríguez, único investigador español que tiene una ponencia en el XI Simposio Internacional de Lactancia Materna promovido por Medela, que se celebra en Berlín (Alemania) los días 15 y 16 de abril.

La mastitis, una infección infravalorada e infradiagnosticada

Una de cada diez madres lactantes puede sufrir una mastitis aunque la prevalencia puede aumentar hasta el 33%, según las estimaciones recogidas en diferentes estudios. El 95% de los casos se produce en las primeras 12 semanas tras el parto, si bien su incidencia es más frecuente en la segunda y tercera semana.

Según afirma el doctor Rodríguez, el pecho materno es el único órgano del cuerpo humano que no cuenta con una disciplina médica especializada. Por lo general, los problemas que se producen en la glándula mamaria durante la lactancia suelen ser abordados bien por el ginecólogo bien por el pediatra, o, habitualmente, por las matronas.

La sintomatología asociada a una mastitis infecciosa coincide con dolor intenso en la zona del pecho, signos inflamatorios, como enrojecimiento o tumefacción, y síntomas similares a los de una gripe que incluyen: fiebre, escalofríos, malestar general, cefaleas, náuseas e, incluso, vómitos.

Esta sintomatología característica, según los estudios desarrollados por el equipo del doctor Rodríguez, sólo se observa en aproximadamente un 15% de las mujeres afectadas y, si no se trata adecuadamente, puede derivar en la formación de abscesos. En el 85% restante de los casos, la mastitis sólo presenta el síntoma de dolor intenso, entendido como pinchazos. La ausencia de una disciplina médica específica y la escasa predominancia de la sintomatología más característica provocan que el problema se infravalore y no se diagnostique adecuadamente.

La polimedicación, resta más que suma

Los principales grupos bacterianos causantes de mastitis infecciosas son dos: estafilococos y estreptococos, si bien los primeros suelen ser los implicados en más del 75% de los casos, según las conclusiones a las que ha llegado el equipo del doctor Rodríguez tras analizar la leche de más de 4.000 madres lactantes con síntomas de mastitis.

Más concretamente la especie bacteriana denominada Staphylococcus aureus suele asociarse con mastitis agudas, que son las que presentan una sintomatología más evidente, mientras que otras especies, como Staphylococcus epidermidis, se vinculan al resto de casos: infecciones subagudas, crónicas y/o recurrentes.

Algunas cepas de estafilococos presentan unas propiedades definidas: la capacidad de “disfrazarse” para crear mecanismos de evasión de la respuesta del sistema inmunitario, crear películas protectoras, o biofilms, y la resistencia a los antibióticos que se suelen prescribir por defecto para el tratamiento de la mastitis, como la amoxicilina, la cloxacilina o la eritrocimina. La aplicación de estos antibióticos, más allá de conseguir su objetivo, provoca un efecto adverso, puesto que elimina a otras bacterias no resistentes presentes en la leche materna, facilitando la expansión de las cepas de estafilococos hasta provocar la obturación de los conductos que componen la glándula mamaria.

El uso poco racional de antibióticos no eficaces para el tratamiento de la mastitis puede derivar en una infección crónica o recurrente e incluso puede provocar una candidiasis vaginal, hecho que ocurrió en aproximadamente el 10% de los casos analizados por los investigadores, con lo que la mujer se ve sometida a una polimedicación innecesaria si el problema se hubiera abordado correctamente desde el origen. La realización de un análisis microbiológico de la leche materna facilitaría un diagnóstico certero.

21 de marzo-19 de abril

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