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Ocho consejos para evitar las rabietas

Hay que saber guiar a los niños para que este comportamiento inicial no desemboque en un trastorno mayor.

Un niño llorando. / adobe stock

Joaquina Dueñas
JOAQUINA DUEÑAS

Las rabietas forman parte del repertorio de respuesta normal en la infancia. Según los pedagogos, esto se debe a que los niños todavía no han desarrollado estrategias para gestionar sus emociones y responder de manera adecuada a las diferentes situaciones.

Para evitar estas malas conductas, se debe comprender que el niño está intentando manejar un estado emocional difícil, como la tristeza, el enfado o la frustración, que aparece debido a una necesidad no cubierta, ya sea hambre, sueño o falta de confianza en sí mismos. Responden de forma poco adaptativa, ya que todavía no ha aprendido a gestionar este malestar emocional.

Es muy importante saber guiar a los niños para que este comportamiento inicial no desemboque en algún trastorno más complejo en su etapa adulta. Los pedagogos asesores de la editorial Rubio han elaborado una lista de ocho consejos para evitar estas situaciones cotidianas:

Consejos:

  • Ante todo, hay que mantener la calma. Es comprensible que una rabieta puede sacarnos de nuestras casillas, pero es muy importante evitar tensiones innecesarias.

  • En lugar de prestar atención a las rabietas, es recomendable hacerle saber que se dialogará con él cuando se encuentre más tranquilo.

  • Reforzar las buenas conductas es un buen mecanismo para que sepa que valoramos más sus emociones positivas que las negativas.

  • No pienses que es algo personal, ya que el niño no pretende desafiarte ni retarte.

  • Es muy importante investigar por qué se ha producido esa rabieta y expresarle al niño por qué se está sintiendo de esa forma.

  • Los límites y normas son necesarios. Por ello se ha de establecer qué está permitido y qué no. Y, por supuesto, ser coherente y cumplirlo siempre.

  • Explica las consecuencias que tendrá su mal comportamiento. No hablamos de castigos, sino de repercusiones lógicas que ellos puedan entender.

  • Ayúdale a trabajar su inteligencia emocional y a identificar sus emociones. Si comprenden qué les ocurre, será más fácil aprender cómo cambiarlo.

Seguro que con paciencia y un trabajo constante, les resultará más fácil gestionar y evitar esas rabietas para ser mucho más felices.

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