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Alonso Caparrós se inmola en Gran Hermano VIP

Desconcierta a concursantes y público con su decisión de ofrecerse como perdedor expulsado del jueves, frente a los otros dos nominados

Alonso Caparrós, en GH VIP. / D.R.

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

Esta es una de las ediciones más sosas que se recuerdan de Gran Hermano VIP, sobre todo después de la salida de Toño Sanchís, acaso el único aliciente malrollero que el programa ofrecía a los fans.

Ayer estuvo en el plató solo para manifestar que dejaba de ofrecer su cariño a Terelu Campos en venganza por la campaña en contra que la presentadora le montó durante su breve estancia en la casa. Se negó, sin embargo, a revelar ningún secreto íntimo de la pequeña Campos. Y como no dice nada, Toño Sanchís ya no interesa ni dentro ni fuera de la casa.

Lo cierto es que los compañeros de la casa de Guadalix aburren hasta las piedras. Mal por el casting de Telecinco. Queremos ver personajes pasados de vueltas, maquiavélicos o totalmente deshinibidos, pero lo que tenemos dentro son personas muy autoconscientes o que se juegan demasiado (prestigio, trabajo, dinero) como para patinar. No interesa nada: ni esa canción que repiten machaconamente a ver si se vende mucho al cierre de la edición ni los atisbos de romances que puedan plantearse con Marco (Allison) o Sergio (Ivonne).

En esta dinámica de aburrimiento, la presencia de Alonso Caparrós supone una disrupción, un momento surrealista, un desconcierto total para concursantes y público, de ahí que sea una pena que en la gala de anoche decidiera inmolarse y ofrecerse como perdedor expulsado del jueves, frente a los otros dos nominados, Tutto y Emma Ozores. La votación del jueves destapará si el público prefiere ver a un personaje incomprensible pero que da juego como Alonso o a una mujer encantadora pero un poco invisible como Emma. Tutto se salvará. Da buen rollo.

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