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Respira bien, vivirás mejor

¿Sabías que el modo en que respiras afecta a tu calidad de vida, a tu salud y a tu estado anímico o emocional? Entonces, ¿por qué no lo haces bien?

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RUFI GÓMEZ Madrid

Respirar es un acto natural y banal, imprescindible para la vida. Se realiza sin pensarlo entre unas 16.000 y 23.000 veces al día y su función no es otra que la de obtener oxígeno, elemento fundamental con el que fabricar la energía necesaria para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Sin embargo, la mayoría de las veces lo hacemos de forma incorrecta, sin desarrollar toda nuestra capacidad pulmonar.

Tomamos poco aire y no usamos el diafragma, músculo imprescindible para respirar adecuadamente. Si además hacemos poco ejercicio físico, tenemos una postura corporal incorrecta, llevamos ropa demasiado estrecha y estamos expuestos a la contaminación, la respiración acabará siendo superficial y, sobre todo, ineficaz.

Cuando no respiramos bien nuestro cuerpo no obtiene el oxígeno que necesita, nos cuesta concentrarnos, aparece el cansancio y el estrés y nuestro rendimiento físico e intelectual disminuye.

La respiración y el estrés

La respiración está estrechamente relacionada con nuestras emociones y con el estado general del cuerpo, de la misma manera que las emociones influyen en nuestra forma de respirar. Por eso, cuando aumenta el nivel de ansiedad, nuestro cuerpo reacciona inmediatamente: la respiración se acorta y se vuelve más rápida y superficial y entramos en un modo de 'apnea parcial' que favorece otros síntomas de la ansiedad como sudores, temblores, aumento de la frecuencia cardíaca y tensiones musculares.

Cuando aumenta el nivel de ansiedad, nuestro cuerpo reacciona inmediatamente: la respiración se acorta y se vuelve más rápida y superficial

Aunque la respiración está regulada por el sistema nervioso, se puede influir en ella variando su ritmo y su profundidad. Para el doctor Phil Nuernberger, psicólogo e investigador sobre el estrés, existe una relación directa entre una buena respiración y la disminución del estrés.

Por eso cuando aprendemos a respirar de una forma lenta y profunda, movilizando el diafragma, podemos aliviar algunos de sus síntomas y revitalizar el cuerpo, mejorar la eliminación de toxinas, bajar la presión sanguínea, mejorar la concentración y aliviar la ansiedad. El doctor Dominique Servant, psiquiatra especializado en trastornos de ansiedad de la Universidad de Lille, recomienda realizarlos frecuentemente, ya que «son unastécnicas sencillas, con un

efecto bastante inmediato. Si se practican con regularidad se consigue manejar el estrés de una forma rápida y eficaz. Además, se pueden realizar todas las veces que sean necesarias sin ninguna contraindicación».

Cuatro técnicas respiratorias para reducir el estrés:

Estos ejercicios respiratorios son útiles para relajarse, reducir el estrés y hasta ayudan a conciliar el sueño:

  • Respiración completa. Acostado con la espalda recta, inhala aire lentamente por la nariz hasta que se hinche el abdomen. Sigue un poco más hasta extender las costillas y continúa inhalando un poco más hasta que las clavículas se expandan. Finalmente, expulsa despacio todo el aire siguiendo el orden contrario: clavículas, pecho y abdomen. La espiración debe dura el doble que la inspiración. Repite durante 10 minutos. Beneficios: Aporta serenidad y concentración y es un excelente antídoto para la fatiga, la depresión, ayuda a aliviar las tensiones y mejora la capacidad pulmonar.

  • Respiración alterna. Siéntate en una postura cómoda, con la mano izquierda posada sobre la rodilla izquierda. Con el pulgar de la mano derecha presiona la fosa nasal derecha e inspira lentamente por la izquierda hasta llenar el abdomen. A continuación, presiona con el dedo anular la fosa nasal izquierda, libera la derecha y exhala con lentitud por ella. Inhala nuevamente por la fosa nasal derecha, con el pulgar presiona la fosa nasal derecha y, liberando la izquierda, exhala por ella. Repite durante 3-5 minutos. Beneficios: Esta respiración ayuda a encontrar el equilibrio y une las zonas derecha e izquierda del cerebro. Se puede realizar en cualquier momento en el que se busque concentración, excepto antes de dormir, ya que hace que las personas se sientan más despiertas.

  • Técnica 4-7-8. Este método, desarrollado por Andrew Weil, de la Universidad de Arizona, se realiza sentado o tumbado en un lugar cómodo con la espalda recta. Coloca la lengua tras los dientes superiores, inhala por la nariz contando hasta cuatro, retén el aire mientras cuentas hasta siete y exhálalo contando hasta ocho. Beneficios: Puede ayudar a conciliar el sueño. Para conseguirlo hay que repetir estos pasos varias veces.

  • Respiración dinámica. De pie, con los pies un poco separados, inhala aire por la nariz hasta que se te hinche el abdomen. Inmediatamente después, expulsa el aire por la boca con energía y deja caer la parte superior del cuerpo hacia adelante hasta tocar el suelo, flexionando ligeramente las piernas. Descansa durante unos segundos manteniendo esta postura y comienza a levantarte de forma suave, inspirando con regularidad hasta contar hasta ocho. Cuando te hayas incorporado del todo, expulsa el aire y repite el ejercicio. Beneficios: Es una manera muy eficaz de descargar la tensión y reducir el estrés, expulsando el aire con fuerza.

Cuidado con la hiperventilación:

La hiperventilación es el resultado de una respiración demasiado intensa o por encima de nuestras necesidades. Al respirar, nuestras células reciben oxígeno y liberan dióxido de carbono, pero cuando hay hiperventilación, el nivel de oxígeno aumenta y el de dióxido de carbono disminuye, lo que produce una contracción en los vasos sanguíneos y una falta de oxígeno en los órganos.

Esto desencadena mareo, entumecimiento, sensación de ahogo, difi cultades de visión, dolor de cabeza... Cuando el cerebro detecta la disminución de dióxido de carbono reduce el impulso de espirar e incluso puede detener nuestra respiración. Por eso podemos pensar que nos estamos ahogando. No es un fenómeno peligroso, aunque sí bastante desagradable.

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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