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Reinventar un Museo con más de 60 años de historia no es fácil. Elena Hernando (Madrid, 1965) llegó en 2010 al Lázaro Galdiano, uno de los más espectaculares y (entonces) menos conocidos de la capital, y se planteó "acercar todo este patrimonio a la ciudadanía".
El museo atesora unas 12.600 obras de arte, que incluyen desde pintura con obras maestras, desde El Bosco a Goya a objetos de artes decorativas o, incluso, una de las mejores colecciones de textil histórico de Europa. "En un museo tan amplio siempre hay algo especial para cada persona", añade Hernando.
Y además...
Licenciada en Geografía e Historia y funcionaria de carrera, llegó tras pasar por varios departamentos del Ministerio de Cultura, entre ellos, Promoción de Bellas Artes. Es, admite sin tapujos, "una directora de carácter técnico y administrativo, que respeta escrupulosamente el trabajo de las conservadoras. Lo que ellas digan en términos científicos no lo cuestiono. Lo que no me impide elaborar un discurso a través de exposiciones y actividades. Eso lo mejor del trabajo".
Otra gran parte es la labor administrativa: Lázaro Galdiano una de las figuras cumbres de la España de finales del XIX y principios del XX legó al Estado toda su colección y un importante patrimonio financiero. Gestionar estos recursos junto al patronato ocupa el 60% de su tiempo. Además de comandar a conservadores, administrativos, bibliotecarios... "La dirección tiene que ser afectiva y efectiva. Para mí es como un proceso asambleario: hay que confiar en tu equipo y dejarle desarrollar su trabajo".