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Terry Richardson, el hombre que cayó por su propio peso

Durante años, ha sido uno de los fotógrafos favoritos del mundo del lujo y la publicidad, un gurú de la estética hipersexual y provocadora. Ahora, le llueven las denuncias de modelos que han trabajado con él. Algunos creen que es un cabeza de turco, pero su caída está sirviendo para destapar otros casos del universo de la moda.

Terry Richardson, fotógrafo de moda acusado por varias modelos con las que habría trabajado. Getty
Terry Richardson, el hombre que cayó por su propio peso

La gente del mundillo de la moda suele apuntarse a un bombardeo, y lo hace con devoto entusiasmo si cree que puede reportarle beneficios. ¿El lanzamiento de unos nuevos gemelos? ¡No me lo perdería por nada del mundo!. ¿Una nueva línea de accesorios para perros? ¡Claro!. A veces pueden llegar a preguntarse si, tal vez, es buena idea emplear para todas esas campañas a modelos que parecen estar a dieta de anfetaminas y Red Bull. Pero no suelen llegar más lejos en sus cuestionamientos.

Al último evento de moda celebrado en Oxfordshire (Inglaterra), acudió el público fashionista habitual. Sin embargo, esta cita, la conferencia Voices que organiza la revista Business of Fashion, fue muy distinta. El público se puso en pie para aplaudir a un hombre del que pocos habían oído hablar antes de llegar allí, pero al que, probablemente, no olvidarán jamás. James Scully, director de casting, pronunció un emotivo discurso donde denunciaba la manera en que "un grupo reducido de estilistas, directores de casting y fotógrafos" tratan a las modelos como contactos de Tinder, que uno desliza a un lado y luego descarta [...]. No solo parecen despreciar a la mujer, sino que hacen todo lo posible para demostrarlo a diario [...]. Lo que hacen es mucho más sádico de lo que podamos imaginar. Y ha llegado la hora de investigar de verdad a esta gente", dijo.

Un director de casting ha denunciado su desprecio y sadismo hacia las modelos

Si alguna vez hubo un hombre adelantado a su tiempo, ese es James Scully. Pocos meses después de ese discurso, el sector afronta la peor crisis que se recuerda en la industria. Agencias de modelos de primera fila, editores y casas de moda que cotizan en bolsa se afanan por cortar los lazos con profesionales acusados de abusar de las jóvenes modelos; en particular, con el fotógrafo Terry Richardson. "La moda está sufriendo su propio escándalo al estilo Weinstein –dice Scully–. Los problemas de las mujeres del sector son tan graves como los de Hollywood”.

Condé Nast International, la empresa editora de las revistas Vogue y GQ, entre otras, anunció hace una semana que dejaba de trabajar con Richardson. "Todos los encargos de sesiones de fotos deberán ser anulados", declaró James Woolhouse, vicepresidente ejecutivo y director de operaciones del grupo. Y la historia se ha repetido, tanto en las grandes firmas —Valentino y Bulgari ya han anunciado públicamente que ponen fin a su relación con el fotógrafo— como en las pequeñas agencias de relaciones públicas. Así lo cree Caryn Franklin, periodista y profesora de la Universidad de Kingston (Gran Bretaña), una de las observadoras más respetadas de la industria, veterana de la revista i-D (la "biblia" de la moda) y presentadora del programa Clothes show, en la BBC. "He visto mensajes de correo electrónico" –asegura– con preguntas como estas: "¿Cuándo contratamos a Terry Richardson por última vez?"; "¿se menciona su nombre en nuestros materiales promocionales?"; "¿podríamos borrar su nombre de manera inmediata?".

Richardson ha trabajado con Gisele Bündchen, Beyoncé y Miley Cyrus.

Richardson, de 52 años, lleva mucho tiempo siendo un personaje polémico. Su mala fama le viene de sus imágenes hipersexualizadas y casi pornográficas. Se ha fotografiado a sí mismo recibiendo una felación de una joven metida en un cubo de basura, con la palabra "guarra" escrita en la frente. Muchas modelos se han quejado de que las presionaba para que adoptaran poses eróticas y realizaran actos sexuales contra su voluntad (entre otras personas, con los amigos del fotógrafo).

También han denunciado su exhibicionismo frente a ellas. Sin embargo, eso nunca ha impedido a Richardson trabajar con supermodelos –especialmente Gisele Bündchen– y con cantantes femeninas de primer orden como Miley Cyrus y Beyoncé. Cyrus, por cierto, ha declarado que lamenta haber grabado el videoclip de Wrecking Ball, que Richardson dirigió en 2013, y donde ella aparecía desnuda en una bola de demolición.

El acoso ha ido a peor porque las modelos son cada vez más jóvenes.

Las quejas de las modelos tampoco impidieron que grandes diseñadores, como Tom Ford y Marc Jacobs, contrataran al fotógrafo y lo presentaran como casi una deidad. Ni afectaron a sus campañas para cadenas como H&M y Mango. Hasta hace unos días.

El fotógrafo rechaza las acusaciones. En palabras de su portavoz: "Terry ya ha abordado estas cuestiones, que son antiguas. Es un artista conocido por su trabajo sexualmente explícito, pero todas las personas que han participado en su obra lo han hecho con pleno consentimiento".

Depredadores al acecho

Gérald Marie, antiguo responsable de la agencia de modelos Elite Paris, también ha sido acusado de abusos sexuales. Carré Otis, que fue modelo durante los años 90, afirma que Marie la violó cuando ella tenía 17 años.

El acoso sexual a modelos por parte de fotógrafos y ejecutivos de las agencias no es nada nuevo. En la serie de televisión 'Sexo en Nueva York', la protagonista, Carrie Bradshaw, conoce a un fotógrafo que se define como modeliser: alguien que solo sale con modelos. "¿Por qué follar con la chica de la falda si te puedes follar a la chica del anuncio de la falda?”, dice sin tapujos el personaje.

Tampoco sorprende que ciertas personas del mundo de la moda hayan estado totalmente dispuestas a sacrificar cualquier vestigio de decencia o de moral en el altar de los intereses comerciales. Durante años, Dov Charney, el principal directivo de la firma American Apparel, presumió, sin sufrir ninguna consecuencia por ello, de acostarse con modelos, de crear campañas publicitarias que parecían más imágenes de abusos sexuales que anuncios de ropa y de exhibirse frente a sus empleadas.

Charney fue especialmente criticado por haberse masturbado dos veces delante de la periodista que lo estaba entrevistando a propósito del éxito de su marca de vaqueros y camisetas. "Me encanta... Soy un tío un poco sucio, pero hoy en día eso le gusta a la gente. La masturbación frente a una mujer está infravalorada", ha dicho.

Tuvieron que pasar varios años y media docena de acusaciones de acoso sexual para que Charney fuera, finalmente, despedido; e, incluso en ese contexto, el despido solo se produjo cuando su conducta afectó a la cuenta de resultados.

Entonces, ¿qué ha cambiado en la moda, y por qué ha entrado en crisis precisamente ahora? Scully asegura que el estallido era cuestión de tiempo: los abusos a las modelos se han intensificado en esta última década, ya que las chicas son cada vez más jóvenes y tienen menos poder. "Kate Moss y Christy Turlington, que fueron descubiertas cuando eran adolescentes, solían ser la excepción –explica–. Hoy, la mayoría de las chicas empiezan a esa edad, y no hay muchas modelos adultas que puedan cuidar de ellas. Ellas saben que una palabra o una acción fuera de lugar pueden acabar con su carrera casi antes de que haya empezado. Los fotógrafos de referencia también son conscientes de su posición y se aprovechan".

James Scully rechaza la idea, promovida por hombres (incluido Terry Richardson), de que las modelos aceptan cualquier pose, por indecente o lasciva que sea. "Para consentir, tienes que ser adulta –afirma–. Estas chicas no lo son y no tienen experiencia. Muchas modelos jóvenes pueden ser engañadas para dar ese consentimiento: el fotógrafo les da a firmar un documento complicado y les dice que su agente ya lo ha visto y le ha dado el visto bueno. Así que ellas firman y, cuando se quieren dar cuenta, hay desnudos suyos circulando por todas las revistas y en internet. Es el truco más viejo del oficio".

Terry Richardson en una sesión con la modelo Eniko Mihalik. Getty

En una ironía del destino, la misma herramienta que el mundo fashion adora es la que ha sacado a la luz sus escándalos. Las ciertas marcas se apoyan en las redes sociales para difundir sus mensajes... ahora las vítimas las están usando para dar a conocer los abusos que han sufrido. La modelo estadounidense Cameron Russell ha denunciado en Instagram "los manoseos indeseados, los azotes, los pellizcos, la presión para concertar una cita, las llamadas de contenido sexual y la ausencia de un vestuario apropiado".

Sin límites

Desde entonces, muchas otras modelos han compartido sus relatos de crueldad y manipulación. Escriben sobre fotógrafos famosos que les han pedido sexo oral o que se han masturbado delante de ellas. Y hablan de agentes que, en lugar de apoyar sus intentos por establecer límites estrictos, se disculpan ante sus clientes si las modelos se negaban a desnudarse.

¿Ves? No todo es malo en las redes sociales", dice Scully, riéndose. La periodista y profesora Caryn Franklin (franklinonfashion.com) está de acuerdo: "Una nueva generación de personas creativas está usando nuevas herramientas para poner el foco en problemas que son muy antiguos. ¿No es genial? Es una muestra de cambio y de empoderamiento". La industria también está abriendo los ojos —aunque sea con retraso— y se ha dado cuenta de que tiene un problema. En palabras de un ejecutivo de la moda: "En el pasado, antes de Harvey [Weinstein] y, me atrevo a decir, de [Donald] Trump, solíamos pensar que podíamos permitirnos todo mientras estuviéramos haciendo fotos potentes y memorables que ayudaran a vender nuestros productos. De hecho, cuanto más fuerte es la imagen, más se recuerda y, por tanto, mejor es. Podíamos salirnos con la nuestra, y lo hicimos. Pero ya no".

Franklin, que ha hecho campaña contra Terry Richardson durante años, en público y en privado, siente temblar los cimientos de la industria. "Me han advertido de las consecuencias legales de hablar en público. Me han preguntado insistentemente por qué me lo estaba tomando como algo personal. Una vez me dijeron: "Tienes que reflexionar porque esto es difamación" –recuerda–No creo que vuelva a pasar".

Lo que el mundo de la moda se pregunta ahora es si lo que estamos viviendo marca realmente el principio del fin de los abusos en el sector. "Ha habido un cambio y creo que otros depredadores tienen motivos para tener miedo, ahora y en el futuro", asegura Franklin. James Scully asiente: "Ahora que es algo público, estoy seguro que muchos más casos saldrán a la luz". En privado, mucha gente de este mundillo asegura que hay otros fotógrafos cuya conducta es, dicen, "mucho peor que la de Richardson y cercana a la de Weinstein".

La actriz y modelo Hari Nef (conocida por su papel en la serie Transparent y por sus campañas para H&M) opina que la moda tiene que actuar con rapidez para empezar a poner orden en el sector. "Se trata de una industria poderosa con mucha influencia, con gran capacidad para configurar lo que la sociedad considera bello, sexy, limpio o inspirador –dice–. Tenemos la oportunidad de lanzar mensajes extremadamente positivos a una base de consumidores que están esperando que les digamos qué o quién tiene valor". Moda, ahora te toca mover ficha.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.