actualidad
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Sería engañoso pretender que, con unas breves recomendaciones como las que dan muchos gurús, un ser humano pueda cambiar su existencia en general, y sobre todo, su vida sexual. Pero sí podemos pulir y mejorar gradualmente las aristas que dificultan nuestras relaciones. El hecho sexual es un preciado valor que persigue la felicidad y que, sin embargo, también nos plantea muchos problemas. Estas propuestas pueden, posiblemente, hacer que nuestra condición sexuada nos procure más satisfacciones que inquietudes.
1. Vive sin verte. Manéjate en tu sexualidad y en tu vida sin darte una importancia excesiva y no pretendas controlar al milímetro todo lo que sucede. Actuar con naturalidad y espontaneidad no significa ser incapaz de pensar iniciativas o responsabilizarte de tus actos, pero sí es una forma de ser más auténtico.
2. Olvida el “procedimiento”. La obsesión, durante un relación sexual, por seguir una secuencia más o menos preestablecida que se cree óptima (primero besos, luego sexo oral, después coito…) estandarizará a todos tus amantes y te exigirá una atención innecesaria. No temas dejarte llevar e improvisar.
3. Aprende a escuchar. No saber hacerlo es, sencillamente, no saber relacionarse con el otro, no despertar su interés ni tener criterio para valorarlo.
4. No confundas la euforia con la felicidad. Son emociones muy distintas. Tener cada día un nuevo amante puede provocar euforia, pero es más fácil encontrar la felicidad cuando damos sentido a nuestros actos.
5. No te sometas el imperativo del placer. Del mismo modo que no tienes por qué reprimirte cada vez que deseas algo, tampoco tienes por qué ser esclava de gozar por obligación. Ambas actitudes son imposiciones controladoras y tiránicas.
6. No persigas continuamente la felicidad. Querer ser feliz siempre, en cada una de las manifestaciones de tu sexualidad, puede provocarte angustia. Cuando esté justificado (por ejemplo, si has roto una relación sentimental que deseabas), deja que aparezcan la tristeza, la duda o la melancolía. Es humano y te ayudará a hacer un correcto análisis de tu situación vital.
7. No cuentes las veces. Tu vida sexual no se puede reducir a un cómputo ni el éxito es un criterio acumulativo. Ni el número de amantes, el de orgasmos en una noche ni las medidas íntimas de tu pareja te darán un buen mapa de vuestra relación. Tu vida sexual no se basa en niveles contables de rendimiento ni se puede medir con porcentajes, como se hace con la audiencia de un programa de televisión.
8. Busca información en materia sexual. Estudia en todos los terrenos y especialmente en este. Nada es más sensual que una mente con conocimiento, criterio y juicio crítico. Tener una cultura solvente en esta materia te ayudará a entender y afrontar tu vida.
9. Escucha a tu cuerpo. Cuando una mujer se hermana con su propio cuerpo, sabe mejor qué quiere, cuándo lo quiere y por qué lo quiere.
10. Cuida tu autoestima pero no dudes en cuestionarte. Tener autoestima es fundamental para poder crear vínculos con los demás, pero no consiste en creer que lo sabes todo y que no puedes cuestionarte a ti misma. Cambiar de criterio y evolucionar en tus ideas es un reflejo de una firme y racional autoestima.
11. Esperar es uno de los fundamentos del deseo. La impaciencia, el “lo quiero todo y lo quiero ya” indica que estamos más cerca de un estado pulsional que de uno deseante. Mientras el deseo es una garantía de éxito en las relaciones sexuales, la pulsión es sinónimo de fracaso, insatisfacción y frustración.
12. Siempre que puedas, sonríe. La sonrisa es la apertura más erótica que tienes. Sonriendo te abres al mundo y a los demás, es el fundamento del erotismo.
13. Aprende a amar. Creemos que la capacidad de amar es un don que viene de serie, pero no es así. Es algo tan exigente y tan complejo como intentar comprender a los seres humanos.
14. No esperes una “media naranja”, no existe. No pienses que puedes encontrar a una persona perfecta con la que compartir un buen trecho de tu existencia; eso se construye en la convivencia con ella.
15. No tengas miedo de tus fantasías sexuales. Temerlas es, en el fondo, tener miedo de ti misma. Las fantasías no reflejan ni lo que eres ni lo que quieres hacer, solo la riqueza de tu imaginario sexual.
16. Si convives en pareja, reflexiona sobre el sentido de la infidelidad. Cuando en un vínculo se consigue desarticular tópicos, imposiciones morales externas y falsedades, es porque ambos estáis más capacitados para afrontar una de las situaciones más exigentes a las que puede enfrentaros la convivencia.
17. No te marques objetivos finalistas. El sexo no es un fin, sino un medio. Si solo le exiges cuestiones finalistas (obtener un orgasmo, encontrar el amor de tu vida…), estarás mucho más cerca del fracaso.
18. Exige métodos profilácticos. Son la mejor demostración del cuidado hacia uno mismo y hacia el otro, pero también una prueba muy eficaz de respeto y aprecio mutuo.
19. No dependas en exceso, pero tampoco olvides que somos seres interdependientes. No hay nada más pesado que una persona dependiente… salvo quizá una que es incapaz de mostrar afecto desinteresado. En materia de seducción, hay que saber ser tan aparentemente inasequible como sinceramente cercana.
20. Vive en lo oculto. No alardees en exceso, ni te sobreexpongas a causa de una vanidad vacía. Ser continuamente el foco de atención en tu entorno suele conseguir el efecto contrario: que en lugar de que los demás se fijen en ti, acaben hartos de tu continua e impostada presencia.