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Tenía la agenda repleta de compromisos para los próximos meses: sesiones de fotos, programas de televisión, entrevistas, viajes... La clásica y agotadora yincana de cualquier artista en plena promoción de su último trabajo. Con sus decenas de estilismos ya seleccionados y el consiguiente séquito de mánagers, publicistas, maquilladores, peluqueros y bailarines listos para seguirla por aeropuertos, hoteles y grandes estadios de todo el mundo. El día que hablamos, Dua Lipa debería haber estado en pleno tránsito entre Milán y Amberes, dos de las más de 20 ciudades europeas que iba a recorrer en su gira por el continente y que tenía que haber arrancado en Madrid el pasado 26 de abril. Pero está en un apartamento de Londres. Confinada. Como el resto de la población británica y buena parte de la humanidad. Y ni siquiera está en su propia casa. Cuando a principios de marzo regresó a la capital británica después de un viaje a Australia, se encontró su piso inundado. Por eso, ella y su novio, el modelo Anwar Hadid, han pasado estas semanas en un hogar ajeno, alquilado a través de la plataforma de alojamientos vacacionales Airbnb. “Unos días son más difíciles que otros... He tenido que adaptarme, como todo el mundo. He estado cocinando, jugando, viendo películas y series, haciendo videollamadas con mis amigas... Y he seguido trabajando desde casa para promocionar mi disco. Ha sido un reto, pero también ha tenido momentos divertidos”, me explica por teléfono con voz cansada. Es imposible culparla. Todos hemos tenido esos días a lo largo de los dos últimos meses. No lo cuenta, pero también se ha teñido el pelo de rosa, ha hecho yoga por Zoom, ha cocinado pulpo por primera vez en su vida y ha salido a la calle con su correspondiente mascarilla a estirar un poco las piernas. Ha experimentado con los filtros de su móvil, se ha hecho la manicura de gel (amarillo fosforito) ella solita y ha disfrutado de baños de espuma y arrumacos con su novio en el sofá. Todo eso lo sé gracias a Instagram. Yo y sus 44 millones de seguidores. Y se ha encargado personalmente del maquillaje, la peluquería, los estilismos y hasta la dirección de fotografía de su campaña de promoción, sin duda la más transgresora y surrealista que se recuerda.
Su segundo y esperadísimo disco tenía previsto su lanzamiento para el 3 de abril. Pero mientras otras estrellas del pop como Lady Gaga decidían posponer la publicación de sus nuevos trabajos debido a la crisis, ella siguió adelante con sus planes. De hecho, adelantó su estreno unos días después de que algunas de las canciones se filtraran antes de tiempo. Anunció su decisión durante un directo en YouTube sin poder contener las lágrimas. Han pasado unos días y está contenta y tranquila con su decisión. “Antes de la pandemia, quería que este disco sirviera para desconectar y olvidar los problemas durante un rato. En este momento sigue teniendo el mismo propósito y valor. Si mis canciones pueden servir de consuelo o arrojar un poco de luz y felicidad ahora, habré hecho mi trabajo”, explica. Con un título (Future Nostalgia) que ahora se antoja profético y un sonido discotequero que recuerda a Madonna, pero también a Prince, ha dado con la fórmula del éxito cosechando el aplauso casi unánime de la crítica especializada, copando los primeros puestos de las listas y consiguiendo que sus singles más bailones (como Don’t Start now o Physical) se hayan convertido en clásicos instantáneos en TikTok, la red social de moda. ¿Qué más se puede pedir teniendo en cuenta las extrañas y extraordinarias circunstancias?
“Desde que recuerdo, ser cantante ha sido mi sueño. Pero nunca imaginé nada de lo que me ha pasado. Aún sigue pareciéndome emocionante y surrealista. Tengo que pellizcarme cada día”. Lipa (que significa “amor” en albanés) nació en Londres en 1995. Sus padres emigraron desde Kosovo tres años antes, escapando de los estragos de la guerra de los Balcanes. Aunque ella había estudiado para convertirse en abogada y él para ser dentista, en la capital británica trabajaron de camareros mientras seguían estudiando. Pero cuando su hija tenía 11 años, decidieron volver a Pristina. Allí, la adolescente empezó a grabar vídeos en los que versionaba canciones de Pink o Nelly Furtado para subirlas después a YouTube o SoundCloud, con la esperanza de llamar la atención de algún productor en busca de la próxima estrella del pop. Enseguida se dio cuenta de que, si quería hacerse un hueco en la industria musical, tenía que volver a Londres.
Con 15 años, convenció a sus padres y se fue a la capital británica con una amiga. No desaprovechó la oportunidad. Estudiaba, trabajaba como modelo para catálogos de moda online y como camarera en restaurantes y clubes nocturnos. También enviaba demos de sus canciones a las discográficas y utilizaba las redes sociales para darse a conocer. Ese esfuerzo cristalizó cuando un productor le presentó a Ben Mawson, mánager de artistas como Lana del Rey. Gracias a él, en 2015 cerró su primer contrato con Warner. Tenía solo 19 años pero, de forma intuitiva, supo moverse en un negocio complejo. “Lo más importante ha sido tener una buena ética de trabajo. Eso lo aprendí de mis padres. Han sido mi inspiración”.
Dua Lipa, que creció en un ambiente progresista, es una de las estrellas del pop más políticamente comprometidas dentro un gremio que, a menudo, se ha puesto de perfil. “Cada artista hace lo que considera oportuno, tener una posición política no es una obligación. Yo necesito reinvidicar las causas que considero importantes”. Como el feminismo, mensaje central de su discurso. Ha denunciado la situación de las mujeres en Arabia Saudí y ha hablado sobre igualdad en diversos foros. “Trato de ser un buen ejemplo, pero soy humana, estoy madurando y cometo errores”, reflexiona. Nunca ha caído en rivalidades tóxicas con otras colegas. Muchas (Lizzo, Katy Perry o Miley Cyrus) se encuentran entre sus amigas. También Rosalía, con la que se ha escrito mensajes durante el confinamiento. “Es maravillosa, con un talento increíble, y antes o después, haremos algo juntas”.
Para ella (como para todos) el futuro es un concepto cargado de incertidumbre y ansiedad. Mucho más de la habitual. Dua Lipa no sabe cuándo volverá a subirse a un escenario. O si podrá retomar en algún momento la gira que tenía prevista. “El confinamiento me ha dado la oportunidad de valorar todo lo que me ha pasado en los últimos años. Estoy muy agradecida y orgullosa, pero ahora hay que ser paciente. Mi vida va a toda velocidad y es importante parar, apreciar las cosas, meditar, leer un buen libro, escuchar música...”. Piensa que de esta crisis saldremos un poco mejores. “Más empáticos y amables entre nosotros, pero también con la madre naturaleza”. Mientras tanto, su nuevo disco, su pegadiza Don’t start now, ha convertido los salones en discotecas, segregando las endorfinas aletargadas por las semanas de encierro. Dua Lipa puede estar tranquila. Ha hecho su trabajo.
En noviembre, Dua Lipa y Anwar Hadid hicieron oficial su noviazgo posando juntos en la alfombra roja de los American Music Awards. Su relación comenzó el verano pasado, cuando se les vio por primera vez juntos y acaramelados durante un concierto en Hyde Park. Lipa era amiga de sus dos archifamosas hermanas: las modelos Gigi y Bella Hadid. Después de romper su relación con el chef y modelo Isaac Carew (y de intercambiar algo más que palabras con el cantante Chris Martin durante el festival de Glastonbury del año pasado) empezó a salir con el pequeño del clan Hadid, cuatro años más joven que ella y que también trabaja como modelo. Muy integrada en su familia política, espera con ganas la llegada del primer hijo de su amiga y cuñada Gigi y el cantante Zayn Malik.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.