Una sociedad secreta, una técnica misteriosa y una obra casi mística: los increíbles grabados de Belkis Ayón son de lo mejor que vas a ver este año en un museo

Compañera de generación de Tania Bruguera, la cubana que acaba de llevarse el Premio Velázquez 2021, Belkis Ayón se quito la vida en septiembre de 1999, a los 32 años, sin que una nota aclarara la razón de su suicidio. Quedó su impactante obra, que ahora llega al Museo Reina Sofía de Madrid, en la primera retrospectiva que muestra la obra de esta grabadora en Europa. 'Belkis Ayón. Colografías (1967-1999)' despliega el universo misterioso, inquietante y angustioso de esta artista enigmática, que alcanzó la madurez en un momento de profunda crisis económica e ideológica en Cuba, provocada por el colapso del socialismo en Europa.

«Su obra derivó entonces hacia una mayor monumentalidad y complejidad compositiva, con grabados de gran formato donde abordar los temas acuciantes de la década de 1990: la censura, la violencia, la intolerancia, la exclusión, las desigualdades, los mecanismos de control o las estructuras de poder», han explicado desde el museo. Belkis Ayón fue una de las mejores grabadoras de su tiempo, famosa por emplear la compleja técnica de la colografía, en la que un collage con distintos materiales (papel, cartón, lija, peladuras de fruta…) se pegan sobre una plancha de cartón o madera entintada, que se lleva a la prensa para obtener formas y texturas.

En la exposición que ahora llega al Museo Reina Sofía podremos ver medio centenar de ellas. «La técnica de Belkis es impresionante, te atrapa, son casi bajorrelieves», ha explicado Cristina Vives, amiga de la artista y comisaria de la muestra. También impacta que gran parte de su obra está centrada en la reinterpretación de la iconografía de Abakuá, una sociedad secreta afrocubana presente en Cuba, integrada solo por hombres. Procedente de la región del Calabar (actual territorio de Nigeria) y llevada a Cuba por los esclavos africanos a principios del siglo XIX, cuenta actualmente con más de 30.000 seguidores. La hermandad, a la que se accede través de una serie de rituales, estigmatiza a las mujeres, pero cuenta con una diosa, Sikán, sacrificada por los hombres de su comunidad y que Ayón consideraba su alter ego.