Así fue la fiesta del 25 aniversario de Las Rozas Village que rindió homenaje a la artesanía: talleres en vivo, música electrizante y muchas caras conocidas

No ha llegado aún San Juan y ya estamos ante eventos que nos recuerdan, machadianamente, las noches de verano. No solo es una terraza al aire libre con plantas y flores por todas partes, gente guapa, espíritu mediterráneo y anfitriones tendentes a la exquisitez. También una oda, con toda su lírica, a lo artesano. Como si estuviéramos en Níjar o Vejer, pero sin salir de Madrid, a solo treinta minutos de la capital. El milagro en forma de adelanto veraniego lo ha obrado Las Rozas Village, referente internacional del shopping de lujo, que está celebrando su 25º aniversario este 2025 con la iniciativa Mano a Mano, que sigue su curso.

Tras el capítulo dedicado a la cerámica, viene el de los textiles de junio a septiembre y, seguidamente, el de las fibras naturales, pero eso será en noviembre y diciembre cuando nos pongamos mágicos y navideños. De momento, para abrir boca, el Village reunió a tres artistas y artesanos en representación de cada uno de esos apartados con el fin de poner en su sitio, el de la excelencia, lo «hecho a mano».

Y, junto a ellos, un buen número de personalidades del arte, la moda y la comunicación que también quisieron sumarse al homenaje a estos saberes ancestrales. Un hurra al talento emergente y la artesanía contemporánea. Entre ellos, el interiorista Tristán Domecq, la diseñadora Ana Cristina Portillo, la ilustradora Brianda-Fitz James Stuart, los diseñadores Fabio Encinar y Diego Estrada, la creadora de contenido María G. de Jaime, la comunicadora de moda Isa Hernáez, la escritora Alejandra G. Remón o la chef Karla Cova Villa.

Todos ellos vieron trabajar a miembros de Iloema, firma dedicada a rescatar textiles tradicionales, que terminaron de bordar allí mismo las servilletas que se usaron en la cena que se sirvió a continuación, y lo hicieron con la técnica del dibujo con punto pasado. También a Volupté, estudio de diseño fundado por mujeres, que tuvo igualmente un papel especial al protagonizar una demostración in situ de cómo se fabrica una pieza de cerámica, torno de alfarero incluido.

Y, por último, a Javier S. Medina, artesano y restaurador extremeño que se unió a los anteriores en una actuación conjunta en la que dejó más que claro su talento. Medina se atrevió incluso con un logo de Las Rozas Village en fibras naturales y a tamaño real, que además se convirtió en un improvisado photocall que hizo más veraniega y encantadora aún la velada.

No acababa ahí la cosa porque aún hubo más artistas que convocaron a las musas para la ocasión. Así, sobre la mesa no solo estaban las servilletas bordadas por Iloema, sino también la cristalería hecha a medida de Marc Bermejo o las lámparas minimalistas de Barroluz. Sin embargo, la voz cantante la llevó Dulzaro, cómo no, con su fusión de música tradicional castellana y sonidos electrónicos, muy influido por Lorca, por cierto, y que es pura pasión en cualquier escena. Sin duda, la banda sonora perfecta cuando se trata de quitarse el sombrero ante la creatividad y la tradición. Además, con poética noche estrellada y a cielo abierto. Y de previa, el atardecer.

Estos son algunos de los famosos que pasaron por el photocall en la terraza mirador de Las Rozas Village, vestida para la ocasión. Artesanalmente, por supuesto.

En estos 25 años de este historia, los que van de siglo, Las Rozas Village ha pasado de tener 40 boutiques a tener 100 y de 650.000 visitantes anuales a cinco millones. En tiempos de prisas y producción en serie, han optado por honrar el trabajo de los artesanos que siguen manteniendo el ritmo que marca el propio oficio. Lo que decíamos, un canto a la artesanía.