Quién es Kevin Farrell, el camarlengo de Francisco que será papa interino hasta la celebración del cónclave

Estamos en un momento histórico. El papa Francisco ha muerto y, más allá de las emociones, todo se llena de simbolismo y ritual. Para empezar, ha salido a nuestro encuentro la figura del camarlengo. Un funcionario de la corte papal que pasa a ser ahora una especie de papa interino hasta la celebración del cónclave del que saldrá el nuevo pontífice. En las quinielas hay tres españoles.

En esta situación excepcional de sede vacante, cesan todos los altos cargos y el gobierno provisional de la Iglesia católica pasa a manos de Kevin Joseph Farrell. Este purpurado estadounidense de origen irlandés, que curiosamente cursó estudios universitarios en Salamanca, fue el elegido por el propio Francisco el 14 de febrero de 2019 para el puesto. Así pues, todas las miradas apuntan a él.

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Precisamente fue Farrell el encargado de dar al mundo la triste noticia como corresponde a su cargo. Certificar oficialmente la muerte del pontífice es tarea del camarlengo. Lo hacía con este mensaje: «Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor tengo que anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 horas de esta mañana, el obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre. Su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del evangelio con fidelidad, valor y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo de Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso de la Santísima Trinidad».

A partir de este momento crucial para la Iglesia, el camarlengo pasaba del segundo plano de la jerarquía eclesiástica a la primera línea de la actualidad. Como es habitual, Francisco lo ha dejado todo atado y bien atado. Así, Kevin Farrell ha sido uno de los hombres de su máxima confianza. De hecho, ha estado a su lado durante el tiempo que estuvo ingresado en el hospital. También cayó en sus manos la carta de renuncia que firmó el pontífice por si se enfrentaba a la incapacidad permanente, pues llegó a activarse otro protocolo, el de la «sede impedida», pensado para los casos en que los papas no pueden ejercer su cargo por motivos médicos.

Y en estos momentos es a él a quien corresponde, además de certificar la defunción, sellar sus aposentos y convocar al colegio de cardenales para organizar el cónclave. Su papel no termina ahí, porque también es el administrador de los bienes y derechos temporales en esta fase de transición. Y es que, al morir el papa, los jefes de los consejos pontificios cesan. No así el camarlengo, el penitenciario mayor y el vicario para Roma, que permanecen.

En cualquier caso, nada como acudir a la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (1996) para conocer pormenorizadamente la función del camarlengo. Así, en su artículo 17 define las tareas que le son propias. A saber: «Apenas recibida la noticia de la muerte del Sumo Pontífice, el camarlengo de la Santa Iglesia Romana debe comprobar oficialmente la muerte en presencia del maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, de los prelados clérigos y del secretario y canciller de la Cámara Apostólica, el cual deberá extender el documento o acta auténtica de muerte».

El texto legal entra en más detalles. Por ejemplo, «sellar el estudio y la habitación del pontífice, disponiendo que el personal que vive habitualmente en el apartamento privado pueda seguir en él hasta después de su sepultura, momento en que todo el apartamento pontificio será asimismo sellado». Además, compete al camarlengo tomar posesión del Palacio Apostólico Vaticano y de los Palacios de Letrán y de Castel Gandolfo, la residencia veraniega de los papas.

Lo que está claro es que el poder recae ahora mismo en Farrell. Entre sus misiones está, como mencionábamos, todo lo concerniente al cónclave. Esto es, determinar el inicio de las congregaciones generales y acondicionar la residencia de Santa Marta, donde residió el papa Francisco y donde residirán los cardenales electores durante el proceso. También los otros alojamientos para el resto del personal: secretario del colegio, maestro de ceremonias y ceremonieros.

Más trabajo para el camarlengo. El de garantizar que tanto la Capilla Sixtina como los edificios adyacentes permanecen en la privacidad más absoluta mientras se celebra el cónclave. Al término de este, Farrell redactará un informe sobre el resultado del escrutinio, que irá en un sobre sellado que entregará al nuevo pontífice.

La muerte del papa y la asunción de su papel por parte del camarlengo forman parte de todo un ritual. Pero, con todo, nada que ver con lo que fue en el pasado, cuando se certificaba el fallecimiento mediante el antiguo rito de golpear su frente con un martillo de plata, pasando por la destrucción del simbólico anillo del Pescador. Esto cambió con Pablo VI en 1975, que limitó muchas de las funciones del camarlengo a lo puramente administrativo, lejos de asuntos doctrinales y pastorales. Y después con la ya nombrada Universi Domini Gregis, por parte de Juan Pablo II, modificada finalmente por Francisco. La certificación de la muerte es casi un asunto médico.

Además, será Farrell la persona que presida la procesión con el féretro del papa difunto hasta la basílica para que los fieles puedan despedirse de él, así como el sepelio que tendrá lugar tras la misa exequial. El jefe de Estado en funciones de la Ciudad del Vaticano, perteneciente a los Legionarios de Cristo, nació en Dublín en 1947, el segundo de cuatro hijos. Por cierto, su hermano mayor, Brian Farrell, es obispo y secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos en la Curia Romana.

Volviendo a nuestro camarlengo, estudió Filosofía y Teología en España e Italia, fue ordenado sacerdote en Roma en 1978 y ejerció como tal en México y Estados Unidos. Sin embargo, su carrera en el seno de la Iglesia terminó de fraguarse en este último país, donde llegó a ser director del Centro Católico Hispano, obispo auxiliar de Washington y obispo de Dallas. Poco a poco, su figura fue adquiriendo más relevancia. Hasta el punto de que el papa Juan Pablo II le otorgó el título honorífico de prelado de honor.

Por su parte, Francisco le nombró primer prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que ocupó justo antes de ser camarlengo en sustitución del cardenal Jean-Louis Tauran, fallecido el 5 de julio de 2018. Kevin Farrell ha estado muy implicado en la defensa de los derechos de los inmigrantes, en cuestiones de bioética y ética social, así como en el compromiso de transparencia y la lucha contra los abusos sexuales en el seno de la Iglesia.

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