LUTO EN LA IGLESIA

Muere el papa Francisco a los 88 años: de su infancia en Buenos Aires a sus decisiones más polémicas

El papa Francisco ha muerto a los 88 años. Vivía en una casa austera y sin ostentaciones. Quiso que le llamaran solamente Francisco. Y estuvo más cerca de los indios del Amazonas que de los palacios. Como buen porteño, le gustaban los tangos, el fútbol y hasta Borges.

El papa Francisco cuando era un joven cardenal. GTRES
Muere el papa Francisco a los 88 años: adiós al pontífice de los pobres
Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

El papa Francisco ha muerto a los 88 años, según ha comunicado a través de un vídeo la Santa Sede. El sumo pontífice ha fallecido en la casa Santa Marta, en el Vaticano, por los problemas derivados de la neumonía bilateral que le fue diagnosticada el pasado 13 de febrero. El papa ha muerto un día después de que este Domingo de Resurrección apareciera en el balcón del Vaticano para dar la bendición Urbi et Orbi.

Llámame Francisco, el título de una película (2015) de Daniele Luchetti retrata con pulcritud renacentista cómo era el Pontífice. El papa Francisco pasará a la historia por sus continuos llamamientos a detener las guerras y el comercio de armas, por ponerse del lado de los pobres, defender la Amazonia, luchar contra la pederastia en el seno de la Iglesia e imponer la transparencia en las cocinas vaticanas. Y, sí, también era polémico. Tenía los pies en la tierra pese a ser un hombre de cielo.

Es curioso que la muerte le sobrevenga justo ahora que está en las carteleras la película Cónclave, de Edward Berger, con Ralph Fiennes en el reparto, en la que un Papa muere y hay que elegir sucesor. El argentino no ha podido superar la bronquitis, posterior infección polimicrobiana de las vías respiratorias y finalmente neumonía bilateral que le han mantenido en el Hospital Policlínico Agostino Gemelli de Roma desde el 14 de febrero. Cabe recordar que con 21 años le extirparon el lóbulo superior de un pulmón y que en 2023 ya fue ingresado por motivos similares.

Francisco hizo historia ya desde el principio. El primer Papa de América, el primero hispanohablante, el primero jesuita y también el primero en escoger el nombre del santo de Asís. Quizás habría que añadir también, en otro orden de cosas, que fue el primer Santo Padre, al menos que sepamos, aficionado al fútbol, que para eso era argentino. Del club San Lorenzo de Almagro.

Cómo fue la infancia del papa Francisco

Jorge Mario Bergoglio le puso acento rioplatense a la Santa Sede y añadió una historia de inmigración a los anales del papado. Había nacido en el barrio porteño de Flores un 17 diciembre de 1936, el primogénito de un matrimonio católico de inmigrantes italianos del Piamonte. Su padre, Mario José Bergoglio, era empleado del ferrocarril, mientras que su madre, Regina Sívori, estaba a cargo de la casa y de la educación de sus cinco hijos. En cuanto a la abuela Rosa Marguerita Vasallo, fue, confesión propia, su mayor influencia.

En su autobiografía, que se publicó a comienzos de este mismo año, Esperanza (Plaza & Janés), cuenta que «la vida de mi familia ha conocido muchas penurias, sufrimientos, lágrimas, pero incluso en los momentos más duros experimentamos que una sonrisa o una carcajada podían arrancarnos la energía necesaria para retomar el camino». Lo de Esperanza no es casualidad. El papa Francisco, que se sabía al final de sus días, quería «dar esperanza a un mundo en guerra».

El papa Francisco durante el tradicional Ángelus en el Vaticano. / GTRES

Nos regala incluso detalles domésticos en dichas páginas: «Desde mi segundo año hasta que cumplí los veintiuno, residí siempre en el número 531 de la calle Membrillar. Una casa de una sola planta, con tres dormitorios, el de mis padres y los dos que compartíamos los hermanos, un baño, una cocina con comedor, un comedor más formal, una terraza. Esa casa y esa calle fueron para mí las raíces de Buenos Aires y de la Argentina toda».

Cómo llegó Jorge Mario Bergoglio a ser Papa

La historia de su familia emigrante suena inevitablemente a tango: «No sé cuántas veces he oído la historia de aquel barco que llevaba el nombre de la hija del rey Víctor Manuel III. La Princesa Mafalda. Esa historia se contaba en familia. La contaban en el barrio. La cantaban en las canciones populares de los emigrantes, de un lado a otro del océano. Mis abuelos y su único hijo, Mario, el joven que sería mi padre, habían comprado el pasaje para esa larga travesía, para ese barco que zarpó del puerto de Génova el 11 de octubre de 1927, rumbo a Buenos Aires».

Este era Bergoglio. Un jesuita que lo fue a los 20 años tras graduarse en ingeniería técnica, que seguidamente cursó estudios de humanidades en Chile y de filosofía y teología en su país natal, momento en que tomó contacto con la teología de la liberación, que influiría profundamente en su pensamiento. Y que llegó a ser profesor de literatura y psicología en sendos colegios de Santa Fe y Capital Federal.

Pero su camino era religioso y ascendente. Sacerdote a la simbólica edad de 33 años, provincial de los jesuitas de Argentina en 1973, obispo de Buenos Aires en 1992, arzobispo de la capital en 1998 y cardenal en 2001. En este último momento ya hizo una apuesta pública por la pobreza y los pobres. No solo mandando arreglar la vestimenta de su antecesor en vez de encargar una nueva, sino invitando a los fieles a no acudir a las celebraciones y entregar el dinero del viaje a los más necesitados. Un gesto que repitió cuando fue elegido Papa.

La reina Letizia y el rey Felipe VI druante su audiencia con el papa Francisco en 2014 gtres

Francisco predicaba con el ejemplo. Siempre llevó una vida austera. En sus tiempos de cardenal en Baires vivía en un sencillo apartamento en el segundo piso del edificio de la Curia, viajaba en transporte público y mantuvo lo que se llama un perfil bajo. Sin lucir la canónica púrpura de los cardenales, sino un sobretodo negro. Una austeridad de la que dio fe cuando el 13 de marzo de 2013, a los 76 años, resultó elegido Papa tras la renuncia de Benedicto XVI.

Papa y jefe del Estado Vaticano. Y, como tal, tampoco quiso rodearse de la solemnidad pontificia, por lo que optó por residir en la Casa de Santa Marta en lugar de la residencia del Palacio Apostólico usada por los papas desde Pío X (1903). Nada de los zapatos rojos a medida que llevaba Joseph Ratzinger ni la cruz pectoral de oro con incrustación de piedras preciosas. Este particular y marcadísimo carisma hizo que el año de su elección fuera portada de la revista Time, que lo incluyó entre las cien personas más influyentes. Se llegó a hablar incluso del «efecto Francisco».

Las polémicas más sonadas del papa Francisco

Nunca dejó de dar titulares. Apostó de lleno por la ecología integral en su encíclica Laudatio si. Su primer viaje apostólico fuera de Roma tuvo como destino Lampedusa. Fue el primer pontífice en la historia de la Iglesia católica en visitar Myanmar (2017), Emiratos Árabes Unidos (2019), Sudán del Sur (2023) o Mongolia (2023). Siempre propiciando el diálogo con otras religiones y pidiendo la paz. Con tal fin, envío a dos cardenales de alto rango a Ucrania tras la invasión rusa de 2022 y se ofreció para encontrar una vía de mediación.

Su opción preferencial por los pobres, sus incursiones en asuntos políticos y su deseo de renovar la Iglesia desde dentro le llevaron a protagonizar numerosas polémicas, de las que salió más o menos airoso. En su momento fue muy cuestionado el papel que jugó en la dictadura militar de Argentina. Celebró misas con prostitutas, visitó cárceles y dio alas a los sectores más progresistas de la Iglesia. En el mismo Vaticano creó una comisión especial para la protección de los menores víctimas de abusos sexuales y para la lucha contra los curas pedófilos. Y otra para intensificar la vigilancia de las finanzas.

El papa Francisco en una imagen reciente. GTRES

Igualmente mantuvo una postura crítica hacia los sacerdotes que no bautizan a niños nacidos fuera del matrimonio o de madres solteras. Clamó siempre contra lo que llamaba el «acostumbramiento a la pobreza» y llegó a reprochárselo al Gobierno argentino, incidiendo en que «los derechos humanos se violan también por estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades».

Ha habido otras polémicas de índole verbal, como llamar campo de concentración a los campos de refugiados en Lesbos, lo que tuvo una respuesta por parte del Comité Judío Estadounidense. O por mostrar su preocupación, en una carta privada que se hizo pública, por la «mexicanización» de Argentina ante el avance del narcotráfico, con el consiguiente enfado del Gobierno aludido. Y ahí están también las declaraciones cruzadas con Donald Trump antes y ahora a propósito de la inmigración.

La controversia ha venido igualmente por haber rebajado los privilegios de los que disfruta el Opus Dei en la Iglesia católica. Y el asombro, por nombrar por primera vez a una mujer, la monja Simona Brambilla, como prefecta de un dicasterio. Se mire como se mire, será difícil que, llora un bandoneón, Bergoglio caiga en el olvido.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.