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La increíble historia de Narges Mohammadi: la activista iraní sentenciada a 31 años de prisión y 154 latigazos que ha ganado el Nobel de la Paz

Narges Mohammadi ha renunciado a todo en su lucha por la democracia y los derechos de las mujeres en Irán: a su familia, a su carrera como ingeniera, a su salud y a su libertad. Hoy ha sido reconocida con el premio Nobel de la Paz.

La activista iraní Narges Mohammadi, Nobel de la Paz 2023. nobel prize
Narges Mohammadi: la trágica historia de amor de la nueva Premio Nobel de la Paz
Ixone Díaz Landaluce
Ixone Díaz Landaluce

Narges Mohammadi lleva tres décadas entrando y saliendo de prisión. Arrestada en 13 ocasiones y sentenciada a un total de 31 años de cárcel y 154 latigazos, solo este año tres nuevos casos han sido abiertos en su contra por las autoridades iraníes. La activista más comprometida de Irán, que todavía permanece encarcelada, ha recibido hoy el premio Nobel de la Paz «por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y por promover los derechos humanos y la libertad para todos».

La Academia Sueca, que esta semana anunciaba el Nobel de Medicina para la científica húngara Katalin Karikó, ha querido destacar la figura de Mohammadi para reconocer, a su vez, la lucha del movimiento «Woman – Life – Freedom» promovido por las mujeres iraníes contra el régimen teocrático y opresor del país islámico.

Narges Mohammadi, que nació en la ciudad siria de Zanjan en 1972, creció en una familia de clase media con fuertes convicciones políticas. Uno de sus tíos y dos de sus primos fueron encarcelados después de la Revolución Islámica de 1979 y ella creció viendo cómo su madre les visitaba cada semana en prisión o seguía por televisión el anuncio de los nombres de los prisioneros que eran ejecutados cada día esperándose lo peor.

Una combativa historia de amor

Aunque estudió Física en la universidad y desarrolló una carrera como ingeniera, terminó trabajando como periodista en diferentes medios de corte progresista donde escribía columnas defendiendo los derechos femeninos mientras lideraba varios grupos de mujeres en la universidad. Y así fue como empezaron los arrestos.

En la universidad, Mohammadi conoció al periodista Taghi Rahmani. Compartían las mismas convicciones políticas y, precisamente por eso, en su primer aniversario de boda Rahmani ya había sido encarcelado y puesto en aislamiento. Pasó los siguientes 14 años en prisión. A su salida, se exilió a Francia con los dos hijos mellizos del matrimonio. Mohammadi, en cambio, decidió quedarse en Irán y continuar su lucha.

Mientras trabajaba como ingeniera también terminó convirtiéndose en vicepresidenta de la organización Defenders of Human Rights Center, presidida por la también Nobel de la Paz Shirin Ebadi. Pero con la visibilidad, el acoso contra ella no cedió. De hecho, se recrudeció.

En 2011, fue sentenciada a 11 años de prisión y aunque un recurso judicial consiguió que fuera puesta en libertad un año más tarde, el calvario empezó de nuevo en 2014 después de que uno de sus discursos políticos se hiciera viral y la persecución comenzara de nuevo. En 2015 fue sentenciada a 16 años de cárcel por liderar un movimiento de derechos humanos destinado a abolir la pena de muerte, pero también por propaganda contra el sistema y por atentar contra la seguridad nacional.

Ocho años sin ver a sus hijos

Y en 2022, Mohammadi fue condenada de nuevo a 10 años y ocho meses de prisión más 154 latigazos . Según Amnistía Internacional, el juicio duró cinco minutos y Narges no tuvo acceso a un abogado. A modo de protesta, la activista no ha recurrido la sentencia y cumple condena en la prisión de Shahr-e Rey.

Según ha informado el New York Times, la activista lleva un año sin hablar con sus hijos y más de ocho sin poder abrazarlos. De hecho, la familia nunca ha convivido bajo el mismo techo de manera simultánea: cuando él no estaba en prisión; estaba ella. En ocasiones, eran los dos. «La separación nos ha sido impuesta. Y es muy difícil. Como marido y padre, quiero que Narges pueda vivir con nosotros. Como su compañero en el activismo, estoy obligado a apoyarla en su trabajo y animarla a alzar su voz», ha explicado su marido, que sigue residiendo en Francia, desde donde trabaja para visibilizar la lucha de su mujer.

La activista, que se ha declarado en huelga de hambre en varias ocasiones, ha denunciado torturas y abusos sexuales en prisión, donde también se le ha negado la asistencia médica, incluso después de padecer varios infartos. Pese a todo, Mohammadi siempre ha utilizado su estancia en la cárcel como una poderosa plataforma política. En diciembre, publicó un informe sobre los abusos físicos y sexuales que las reclusas sufren de manera sistemática, ha concedido entrevistas clandestinas a medios con The New York Times e impartido talleres sobre derechos civiles a sus compañeras de confinamiento.

«Cuanto más me castigan, cuantas más cosas me quitan, más determinada estoy por luchar para conseguir la democracia, la libertad y nada menos que eso», le contaba hace unos meses al diario norteamericano. En su lucha, Narges Mohammadi ha renunciado a todo: a su familia, a su carrera como ingeniera, a su salud y, sobre todo, a su libertad. Hoy ha sido galardonada con el premio Nobel de la Paz.

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.