Un récord para nuestro cine
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Siete minutos de aplausos. Esos son los que cosechó Sirat, la última película del cineasta español Óliver Laxe, en su estreno el Festival de Cannes. Un hecho que supone un récord para nuestro cine, ya que este parisino hijo de emigrantes gallegos es, junto a Pedro Almodóvar, el director de cine español que más veces ha estrenado sus películas en este certamen. «Muchas gracias a todos los que habéis venido. Es una prueba de que en España estamos creciendo y haciendo cine con más alma cada vez más. Es un momento para celebrar», aseguró, satisfecho, tras la proyección.
El cuarto largometraje de Laxe, que llega el 6 de junio a las salas, vuelve a poner de manifiesto su amor por Marruecos. En el desierto del país norteafricano se ambienta la historia de un hombre, su hijo y su compleja búsqueda por encontrar a Mar, su hija y hermana, desaparecida hace meses en una rave. Sergi López protagoniza una cinta en la que él es el único actor profesional. La otra película española que compite por la Palma de Oro del prestigioso certamen es Romería, de Carla Simón.
«Yo soy de los que piensan que en realidad todos los seres humanos somos niños heridos de alguna manera. Hay una fractura dentro de nosotros, pero unos somos más conscientes que otros», explicaba el cineasta en conversación con la Agencia EFE antes de la presentación de Sirat. Una palabra que, según el Corán, hace referencia al estrecho puente que permite pasar del infierno al paraíso.
Desde su París natal, Óliver Laxe no ha dejado de recorrer el mundo en su afán por contarnos historias con conciencia. Tras regresar de Francia a Galicia cuando aún era niño, estudió cine en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Su trayectoria profesional comenzaría en Londres con el corto Grrr! N º7: ... y las chimeneas decidieron escapar.
Inquieto, en 2006 viajaría a Tánger para seguir rodando más cortometrajes que comenzaron a obtener reconocimientos en certámenes internacionales. En la localidad marroquí creó el proyecto Dao Byed, un taller cinematográfico para niños pobres del Magreb. De esa experiencia surgió su primer largometraje, Todos vos sodes capitáns, con el que ganó el premio FIPRESCI en su primera presencia en Cannes.
De hecho, sus dos siguientes películas también se llevaron premio en el festival galo. Con Mimosas se alzó con el Gran Premio de la Semana de la Crítica y con O que arde obtuvo el Premio del Jurado de la sección Un Certain Regard. ¿Será Sirat la perfecta guinda del pastel con la Palma de Oro?
Pero el talento de Óliver Laxe no se limita a ponerse detrás de una cámara. Ya le hemos visto ejercer también como actor en varias de sus películas y ha cosechado buenas críticas tras meterse en el papel de Jesucristo en la pieza teatral Una costilla sobre la mesa: padre, de Angélica Liddell.
Aunque el realizador se siente cómodo a estas alturas en Cannes, también reconoce que para él es un cambio brutal respecto a su tranquila vida en el pequeño pueblo de sus abuelos en Los Ancares, en la provincia de Lugo. «No te creas que conviven bien esas dos facetas, el campesino y el cineasta», aseguraba en la mencionada conversación con EFE. «Me siento un buen aldeano de allí», añadía entonces, «de Ancares, de las montañas donde vivo. Me identifico con esas montañas. Mi sensibilidad asilvestrada, salvaje, es de allí y mi temperamento también».
Para hacerle más llevadera esta visita al glamuroso certamen francés, ha contado en esta ocasión con la visita y el apoyo de una paisana gallega como Yolanda Díaz. Feliz por su encuentro, la ministra de Trabajo y Economía Social compartía en sus redes sociales un selfie con el director y le dedicaba un bonito mensaje.
«Feliz de acompañar a Óliver Laxe en la proyección de Sirat en Cannes. Los mejores deseos para la película con la que el cine gallego está presente en el mejor festival del mundo. Representas lo mejor de nuestra cultura«, eran las elogiosas palabras de la política.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.