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Este miércoles, 21 de mayo, ha muerto Mariano Ozores, responsable de hacer reír a varias generaciones de españoles. Ozores ha fallecido a los 98 años en su domicilio de Madrid, según ha informado la Academia de Cine. Fue uno de los directores más prolíficos y más taquilleros de la historia de nuestro séptimo arte y nos dejó clásicos de la comedia como Los bingueros, Yo hice a Roque III o Cómo está el servicio.
Hijo, hermano, esposo, cuñado, padre y tío de actores, perteneció a una icónica saga de cómicos y cineastas y fue hermano de Antonio y José Luis Ozores, junto a los que recibió el Premio Goya de Honor en 2016. Un galardón que aseguró merecer, ya que había hecho «96 películas que tuvieron una taquilla magnífica, llevaron al cine a cerca de 90 millones de espectadores». La tradición familiar la continúan sus sobrinas Adriana y Emma Ozores.
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«Hay un ente misterioso y extraño al que debo todo lo que soy y lo que he conseguido, por eso esto pertenece al público, al respetable público», aseguraba el realizador durante la ceremonia de premios, donde estuvo acompañado por sus sobrinas.
Antes de abandonar el escenario entre lágrimas, Mariano Ozores aseguró que «todo esto no habría sido posible sin los actores que han intervenido en mis 96 películas», citando entre ellos a José Luis López Vázquez, Gracita Morales, Alfredo Landa, Pajares y Esteso o sus hermanos José Luis y Antonio.
Nacido en Madrid en 1926, desde pequeño estuvo sumergido en el mundo de la interpretación ya que sus padres, Mariano Ozores Francés y Luisa Puchol Butier, eran actores y tenían su propia compañía de teatro, donde el joven Mariano comenzaría a trabajar en 1940. Pero tras comprobar que lo suyo no era actuar, decidió dedicarse a escribir comedia tanto para sus padres como para la revista satírica La Codorniz.
«Soy autodidacta. Ir de teatro en teatro, visitando pueblos y ciudades, me hizo ver como el público se reía, de qué se reía y cómo lo hacía», aseguró sobre sus inicios en el mundo del espectáculo. Su debut en la gran pantalla llegó en 1952 cuando firmó el guion de Ché, que loco. Con el tiempo se adentraría el floreciente mundo de la televisión, llegando a ser director de programación de TVE.
Con la llegada de los 60 llegaría su estreno como director de cine. Las dos y media y veneno, protagonizada por sus dos hermanos y su cuñada Elisa Montes, fue su debut, al que seguirán algunas de las películas de comedia más clásicas del tardofranquismo y la transición. Con la vitola de ser el segundo realizador más prolífico de nuestro cine, solo en en 1982 llegó a rodar hasta seis películas: Padre no hay más que dos, Cristobal Colón de oficio… descubridor…, El primer divorcio, Todos al suelo, El hijo del cura y ¡Que vienen los socialistas!
Algunas de las más recordadas son las que realizó junto al dúo cómico formado por Fernando Esteso y Andrés Pajares, en la época del destape. Los tres arrancaron por todo lo alto con la exitosa Los bingueros en 1979 y hasta lograron que retrasasen dos semanas el estreno de El Imperio contraataca en España por no competir con su parodia de Rocky: Yo hice a Roque III.
En la gala de los Goya donde se le concedió el galardón a toda su carrera pudimos ver a Mariano Ozores junto a su esposa, la actriz Teresa Arcos, con quien contrajo matrimonio en 1957. Ella procedía también del mundo del espectáculo al ser hija del actor Rafael Arcos y de María Teresa Mandri, una bailarina que se ganó el sobrenombre de La Gioconda. La mujer del director falleció en 2019.
Ambos tuvieron una una hija, Teresa, el mismo año en el que se dieron el 'sí, quiero'. Casada con Francisco Javier Soto, le ha dado dos nietas a sus padres. Aunque ella no eligió el camino de la dirección ni la interpretación, sí se mantuvo cercana al mundo del cine y se dedicó durante muchos años a la traducción de guiones.
La capilla ardiente de Mariano Ozores se instalará en el Tanatorio de la Paz en Madrid y estará abierta en la tarde de este miércoles, donde amigos y compañeros podrán darle su homenaje.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.