Pide un deseo y el maquillaje se encargará de concedértelo

Empieza con un lápiz en el mismo tono de tus labios. Con él vas a redibujarlos extendiendo una línea que recorra el exterior y que vaya ligeramente por encima de la que marca tu forma natural.

Amplíala en los puntos menos destacados, como el arco de cupido, si el superior es muy fino, o el borde central del labio inferior, si necesitas crear la ilusión de más volumen. Pero siempre sin salirte en exceso.

Con un pincel y una barra en un tono lo más parecido al tuyo posible, rellena el labio hasta cubrir todo lo que queda bajo esa línea. La brocha te permite conseguir una mayor precisión y uniformidad a la hora de aplicar y mezclar el color con tu piel y llega mejor a las esquinas y los picos que se forman.

Sella el resultado apretando los labios sobre un pañuelo de papel. Así fijas el color de la base y el dibujo que has creado.

Por encima, aplica un labial en el tono que desees, ya sea fucsia, coral o rojo vivo. No hace falta que lo hagas con pincel esta vez. Pero vuelve a sellar con el pañuelo de papel.

Date un toque de gloss justo en la mitad del labio, tanto en la parte superior como en la inferior, y mézclalo con los dedos, pero sin extenderlo, céntralo solo en esa zona. El brillo aporta ese punto de luz que crea la ilusión óptica de tener unos labios más rellenos y gruesos.

Primero, da un toque ligero de colorete en polvo rosa en las manzanas de tus mejillas.

Elige un iluminador para tu tipo de piel. Si eres pálida, usa uno con subtonos plateados y si eres morena, uno con subtonos dorados o cobrizos.

Aplica el iluminador con los dedos y recorre con ellos el hueso de los pómulos hasta el punto más alto del rostro.

Para equilibrar el resultado visual, da un toque de luz en los huesos de las cejas y el puente de la nariz.

Empieza por la máscara. ¿La razón? Crea un contraste inmediato y te permite establecer la energía del look. Usa una fluida para que defina las pestañas y las alargue sin exceso de producto. Y busca las de efecto lacado, crean una mirada más chispeante.

Define el ojo con dos tonos distintos: beige para la línea de agua inferior y azul para la superior. El contraste entre ambos colores hace que el interior pierda esa sensación rojiza o amarillenta y se vea mucho más blanco.

Para destacar aún más la mirada, crea por encima de las pestañas superiores otra línea en marrón o negro.

Salvo que quieras un efecto almendrado, dibuja la línea desde el centro del ojo hasta la esquina exterior y engrosa solo cuando llegues al final. Es importante que sea muy fina en la mitad porque si no, consigues el efecto contrario, redondearlo.

Si quieres ampliar la mirada, aplica un punto de sombra blanca en las esquinas interiores del ojo y difumina.

Las cejas también son esenciales: dibuja y rellena con lápiz y fija con gel por encima.

Intensifica el párpado con un tono neutro que ilumine el centro del móvil. Usa uno más oscuro para establecer más profundidad en la mirada.