UNA PREOCUPACIÓN REAL

Tratamientos y procedimientos para frenar el envejecimiento de la frente y el entrecejo

Cuando pensamos en el envejecimiento del rostro, no podemos pensar en una zona concreta, tenemos que plantearlo dentro de la valoración de un profesional como tercios. Por ello, cuando pensamos en el envejecimiento del entrecejo, entra toda la frente y la mirada dentro del juego.

Mujer con piel madura. LAUNCHMETRICS SPOTLIGHT
Tratamientos y procedimientos para frenar el envejecimiento de la frente y el entrecejo
Marta López Ogando
Marta López Ogando

El entrecejo y la frente forman parte del tercio superior del rostro, una zona que envejece de manera compleja y visible. Con el paso de los años, esta área no solo pierde tersura o muestra arrugas superficiales, sino que sufre una combinación de cambios a distintos niveles: desde la piel y los músculos hasta el volumen subcutáneo y el hueso que le da soporte. Todo ello modifica la expresión facial y puede proyectar una imagen de enfado, tristeza o cansancio, incluso cuando el rostro está en reposo.

Factores como la gesticulación repetida, el estrés, la exposición solar o la pérdida progresiva de elasticidad contribuyen a que las arrugas dinámicas, aquellas que solo aparecen al mover los músculos, terminen por convertirse en arrugas estáticas, visibles incluso en reposo. Unido a este envejecimiento, se suma el descenso progresivo de las cejas y la pérdida de volumen en zonas clave como las sienes o la región periorbitaria, que acentúan los pliegues y alteran la expresión general del rostro. La doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y estética y directora médica de Eleca Clinic y la doctora Dulce Campuzano, parte del equipo médico de la Clínica Mira + Cueto se centran en cómo tratar la zona.

Envejecimiento del entrecejo

El envejecimiento de esta zona no se limita, por tanto, a la aparición de arrugas. Tal y como explica la doctora Dulce Campuzano, «involucra una combinación de factores estructurales que incluyen cambios en la piel, músculo, grasa y hueso». La pérdida progresiva de colágeno, elastina y ácido hialurónico reduce la elasticidad y firmeza cutánea, facilitando la formación de líneas. A esto se suman alteraciones musculares: el músculo frontal —encargado de elevar las cejas— puede perder tono, lo que afecta la capacidad de mantener la mirada abierta. «La grasa que da soporte a la frente y al contorno del ojo también puede desplazarse o disminuir, haciendo que las cejas caigan y la piel se vea más flácida», añade.

En el entrecejo, este proceso se acentúa aún más. En palabras la doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y directora médica de Eleca Clinic, «estas arrugas suelen marcarse antes que las de la frente, especialmente porque durante el sueño, en situaciones de estrés o tensión, se contraen de forma inconsciente los músculos de esta zona, y eso provoca que las arrugas se profundicen». A medida que se pierde elasticidad y volumen, las arrugas dinámicas dan paso a las estáticas. En palabras de la doctora Jiménez, «el adelgazamiento de la piel, la pérdida de volumen en la zona frontal, las sienes y las cejas, junto con el descenso de estas últimas, hacen que las arrugas se mantengan visibles incluso cuando no movemos ningún músculo».

Los primeros signos pueden aparecer a partir de los 25 o 30 años, especialmente en personas con una gesticulación intensa o una exposición solar elevada, aunque es a partir de los 35-40 cuando este tipo de envejecimiento se acusa de forma más evidente. «El rostro empieza a perder su capacidad de expresar apertura o juventud, incluso al levantar las cejas voluntariamente. Es frecuente que la expresión se vuelva más cansada o seria», indica Campuzano. Esto se debe también a la reabsorción ósea de la región frontal y periorbitaria, que altera el soporte del tercio superior del rostro, acentuando surcos y hundimientos.

Cómo ralentizar el envejecimiento

En cuanto a las soluciones, existen tratamientos capaces de abordar tanto las arrugas como los cambios estructurales subyacentes. El tratamiento estrella sigue siendo la toxina botulínica. Utilizada tanto con fines preventivos como correctivos, permite relajar selectivamente los músculos implicados, suavizando las líneas sin eliminar la expresividad. «Con ello conseguimos retrasar la aparición de las arrugas, y si estas ya están presentes, evitar que se profundicen más», precisa la especialista.

Para casos en los que ya hay arrugas marcadas o pérdida de soporte, el ácido hialurónico puede ser de gran ayuda, aunque su aplicación requiere un abordaje técnico muy cuidadoso. «En estos casos, no buscamos tanto rellenar como restaurar la estructura: se usa en planos profundos para reponer volumen perdido en frente, sienes o la zona periocular, lo que contribuye a elevar ligeramente las cejas y recuperar soporte», explica Campuzano. Este tratamiento puede combinarse con bioestimulación a través de técnicas como láser fraccionado, radiofrecuencia, ultrasonidos o microinyecciones de vitaminas y ácido hialurónico no reticulado, que mejoran la calidad de la piel desde el interior.

La medicina regenerativa también aporta nuevas herramientas. La doctora Jiménez destaca los polinucleótidos y los exosomas como ingredientes clave para estimular la actividad del fibroblasto y mantener la producción de colágeno y ácido hialurónico endógeno. «Estos tratamientos ayudan incluso a prevenir la aparición de arrugas dinámicas, mejorando el grosor dérmico y la calidad de la piel», destaca la experta.

En casos más avanzados, donde la caída de cejas y la flacidez ya afectan de forma significativa la expresión facial, pueden valorarse procedimientos quirúrgicos como el lifting endoscópico del tercio superior. Esta técnica permite relajar parcialmente los músculos corrugadores o el frontal para reducir la tensión sin eliminar por completo la gestualidad. Otra opción menos invasiva es el nanofat, una emulsión de grasa rica en células madre que se inyecta como una mesoterapia para regenerar el tejido y mejorar la textura cutánea.

Duración de los tratamientos

Como en todo procedimiento estético, el protocolo debe adaptarse al grado de envejecimiento y las características anatómicas de cada paciente, teniendo en cuenta la valoración de los profesionales. Tal y como recuerda Campuzano, «los tratamientos de apoyo, como la mesoterapia o la radiofrecuencia, se recomiendan de forma periódica según las necesidades de la piel». En cambio, las infiltraciones de neuromoduladores deben repetirse cada 4-6 meses, mientras que el ácido hialurónico suele mantener sus efectos entre 12 y 18 meses. Los tratamientos quirúrgicos o de medicina regenerativa, por su parte, pueden tener resultados que se mantienen durante años.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.