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El (triste) primer matrimonio de Marisol: ¿por qué se casó Pepa Flores con Carlos Goyanes si no le quería?

El productor Manuel Goyanes la descubrió al mundo, le cambió el nombre y le proporcionó una nueva vida, pero la convivencia de Pepa Flores, la niña prodigio Marisol, en la casa de “su creador” tuvo un final inesperado: el matrimonio de la niña a la que no querían dejar crecer con uno de sus hijos, Carlos Goyanes. ¿Fue esta boda el acto de amor romántico que quisieron vender en las revistas de la época o la huida definitiva de Marisol?

Marisol (Pepa Flores) y Carlos Goyanes juntos. / gtres

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

La historia de Pepa Flores es como tantas otras historias de niñas prodigio rubias y trágicas como Drew Barrymore, la fábula perfecta de cómo la industria del cine puede robar la infancia y la adolescencia a una niña a cambio del éxito más deslumbrante. Lo que parece a primera vista un cuento de hadas, el relato de un productor cinematográfico todopoderoso, Manuel Goyanes, que descubre por casualidad a una niña pobre pero con talento, la cría como si fuera una hija y la ayuda a llegar a lo más alto, esconde en realidad muchas capas (como el historial de abusos que relató haber vivido Pepa Flores en aquellos años).

El escritor Terenci Moix definió la infancia de Marisol como “ un cúmulo de monstruosidades y una continua explotación… Era compravendida como una esclava del zoco”. Pero de todas las facetas de la vida de la niña prodigio la más desconcertante fue su boda sin amor y casi por sorpresa con Carlos Goyanes, uno de los hijos de su creador. ¿ Por qué se casó Marisol con Carlos Goyanes si cuando desfiló hasta el altar el 16 de mayo de 1969 ante casi 4.000 personas ya no estaba enamorada de él?

Cómo fue la relación entre Carlos Goyanes y Pepa Flores (y por qué acabó todo)

Para entender el amor entre Carlos Goyanes y Pepa Flores hay que entender también cómo era la vida de la niña-negocio Marisol. Pepa Flores llegó a casa de los Goyanes sin formación, sin madre (a la que apartaron a una pensión) y sin tener claro qué se esperaba de ella. En aquella casa le enseñaron todo lo bueno (dicción, equitación, canto, baile....) pero también bastante de lo malo. En 1965 en una entrevista concedida a Julián Navarro, Pepa Flores dejó claro que la niña risueña de la gran pantalla poco tenía que ver con la que lloraba por las noches en su cama de la casa de María de Molina.

Vídeo. Maria Esteve y sus hermanas recogen el Goya honorífico a Marisol

Al exigente ritmo de trabajo de una película por año más las giras mundiales de promoción (hasta el mismísimo Japón viajó Marisol con su traje de flamenca) había que añadir el férreo control que su “mecenas” hacía de toda su vida. “ Yo no me relacionaba con otra gente que no fueran las que me dejaran en aquella casa. Cuando ya siendo mayor quería conocer a un chico, me lo prohibían, y si de los que conocía me gustaba alguno, me lo aislaban inmediatamente. Yo era intocable. Era su negocio”, afirmó la Marisol adulta.

Un testimonio desmentido por la familia Goyanes en numerosas ocasiones pero confirmado por otras voces que convivieron y trabajaron con Pepa Flores en aquella época. Para casi todos Manuel Goyanes era un figura omnipresente en la vida de Marisol, el hombre que movía todos sus hilos y decidía su color de pelo, la forma de su nariz y si había que vendar el pecho para alargar lo máximo posible su imagen infantil. Así lo corrobora, por ejemplo, el director de cine Jaime de Armiñán, que trabajó con ambos en varias películas y llamaba a Manuel Goyanes el “propietario de Marisol”.

Una de las múltiples portadas de revista que protagonizó la pareja. / instagram

Estando las cosas así, con una Pepa Flores aislada del mundo que perdió la voz por el estrés y sufrió una úlcera antes de los 15 por la misma razón, ¿tan extraño es imaginar que escogiera casarse con Carlos Goyanes? Pepa Flores y Carlos Goyanes compartieron casa desde que ella tenía 11 años y su relación nunca fue 100% fraternal. Cuando él tenía 16 años y ella apenas 14 se ennoviaron en secreto y ese amor secreto funcionó como válvula de escape, pero fracasó en cuanto se hizo oficial.

La Pepa Flores de 21 años que desfiló hasta el altar de la iglesia de San Agustín ya sabía que las cosas con su esposo no saldrían bien. “He meditado mucho sobre ello y creo haber encontrado la razón. En mi opinión, cuando todo estuvo secreto, era como u na formidable aventura en la que confundíamos los sentimientos. Cuando nos vimos en libertad de salir, de entrar, de vivir una auténtica vida de novios, el amor se enfrió”, explicó Pepa Flores sobre su ruptura con su primer marido apenas tres años más tarde de la boda en la revista Lecturas.

Vídeo. Carla Goyanes responde a la polémica de su padre y Marisol

Con su boda con Carlos Goyanes Pepa Flores consiguió dejar de ser una niña a los ojos del público y su preciada libertad, salir por fin de la casa del Goyanes padre, pero no logró lo que más ansiaba: ser madre. Una malformación en el útero la impedía concebir y su operación para remediarlo fue aireada con exclusivas en la prensa del corazón. La presión mediática y el hecho de que nunca se casaron enamorados hizo que el matrimonio hiciera aguas y se divorciara oficialmente en 1972.

En medio hubo un romance con Joan Manuel serrat y una canción, “tu nombre me sabe a hierba”. Como es de suponer la despedida no fue fácil, Carlos Goyanes se quedó con la casa en la que convivían y ella huyó se refugió en casa de una amiga. A pesar de la ruina económica y la deriva de su carrera, Pepa Flores salió ganando: al final conocería al amor de su vida, Antonio Gades, y conseguiría ser madre con él.

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