A los 44 años
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La suya fue una boda por todo o alto: un 5 de septiembre de 2002 (sí, han pasado ya 23 años y parece que fue ayer), Ana Aznar contraía matrimonio con Alejandro Agag en el monasterio de El Escorial. Aquel enlace, sin ser de corte royal, se convirtió en un acontecimiento de tal magnitud que poco tenía que envidiar con los celebrados años antes por la infanta Elena primero y su hermana Cristina después.
Fue tal la lista de invitados (se contaron hasta 1.100 asistentes, muchos de ellos ilustres, de Julio Iglesias a los reyes Juan Carlos y Sofía pasando por Tony Blair e Isabel Presyler), y el despliegue de medios (200 coches oficiales, 90 medios de comunicación y 400 periodistas…) que la prensa acabó bautizando a la hija de José María Aznar y Ana Botella como la tercera infanta.
Pero un cuarto de siglo después, todo aquello ha quedado para la historia, los artículos de efemérides y la hemeroteca. A sus 44 años cumplidos el pasado mes de septiembre, Ana Aznar continúa felizmente casada con Alejandro y juntos han formado una extensa familia de cuatro hijos: Alejandro (nacido en 2004), Rodrigo (un año después), Pelayo (que llegó al mundo en 2008) y Alonso, el último de los cuatro chicos que nació en 2011.
Después de su boda, la pareja se mudó a Londres: en la ciudad inglesa Ana terminó sus estudios (se licenció en Psicología en The Open University y obtuvo un máster en Psicología Infantil Aplicada y un doctorado en Psicología Infantil y se doctoró en Kingston) al tiempo que su esposo daba por terminada su carrera en política (fue eurodiputado especializado en política antimonopolio y secretario general de Partido Popular Europeo) e iniciaba su carrera empresarial que culminaría cuando fundó su propio equipo en la segunda categoría de Fórmula 1 y conoció a Bernie Ecclestone.
En 2012, Agag fundó Fórmula E Holdings y creó el primer campeonato de velocidad con vehículos movidos por electricidad y más de una década después, esta sigue siendo su pasión, su fuente de ingresos y su eje principal en el mundo de los negocios.
A su mujer, Ana Aznar, tampoco le ha ido nada mal: tras licenciarse en la capital del Reino Unido ha sido profesora en algunas universidades prestigiosas como Surrey y Winchester, y tras asentarse en Roma también ha ejercido en la universidad John Cabot en la que actualmente sigue desempeñando tareas como docente. Además, la única hija de Aznar y Botella ha fundado un proyecto propio, bautizado como REC Parenting.
La apuesta personal de Ana Aznar es, como explica en su web, una plataforma online que «brinda apoyo durante todo el ciclo de vida de los padres, desde los primeros momentos en que se considera formar una familia, hasta cómo manejar a los adolescentes adultos y cómo afrontar la situación como abuelo, tío, tía o familia mixta».
En la misma web se explica que el trabajo de su fundadora «ha sido publicado en diferentes revistas científicas, así como en prensa popular y ha presentado en congresos nacionales e internacionales. Como parte de sus actividades de investigación, ha visitado muchísimas escuelas y familias, lo que le ha permitido comprender muy bien los desafíos a los que enfrentan las familias y las escuelas».
«Roma es un lugar mágico para los niños», declaraba Ana Aznar en una entrevista a un medio especializado en la crianza de los más pequeños. «La cultura italiana acoge realmente a los niños, así que los puedes llevar a donde quieras y serás bienvenido», explicaba. A todo esto, también añadía la calidad de vida de una ciudad que permite caminar por infinidad de jardines y que está muy cerquita del mar.
«Roma está llena de diversión y de actividades históricas para hacer con los niños, es supercaminable, hay muchos espacios verdes, la comida es fantástica y el clima es bueno. Además, el mar está a una hora y hay una buena red ferroviaria que te lleva en nada a Florencia, Milán o Venecia. ¿Qué no puede gustarme de Roma?», sentenciaba.
Entre las clases de Ana, las empresas de Alejandro, la crianza de sus cuatro hijos, las fiestas o las conferencias, la familia aún encuentra tiempo para viajar, y en el caso de Ana, para dar el salto de vez en cuando a Madrid para encontrarse con su familia. De hecho, hace unos días, reaparecía en la capital española junto a su marido Alejandro Agag para apoyar a su madre en la presentación del libro Orden y Libertad que ha escrito Ana Botella.
«Tuve la suerte de crecer en una familia en la que me han querido de manera incondicional, con unos límites muy claros, y en la que me han enseñado el valor del esfuerzo y la importancia de defender tus ideas», contaba hace un tiempo en una entrevista para La Razón. Una familia que ella se ha encargado de ampliar con cuatro hijos a los que ha educado siguiendo las directrices que ella misma predica: «Con mucho amor, haciéndome sentir importante y confiando mucho en mí: mis padres me hacen sentir valorada, lo que es una ventaja importante en la vida».
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.