El aristocrático bautizo de Antonio Flores, con la condesa de Romanones y Antonio Ordóñez como padrinos

Juanra López Publicado · 27 de septiembre de 2025, 14:53 h

Si ha habido una figura que suscitó en vida un interés espectacular y sigue suscitándolo treinta años después de su muerte esta es Lola Flores. Por eso, el bautizo de su hijo, Antonio Flores, en 1961 fue un acontecimiento de primera magnitud, plagado de estrellas y aristócratas.

Tal fue su relevancia social que Paco León lo incluyó en el capítulo cuatro de la serie Arde Madrid de Movistar+, la misma productora que está ahora detrás del gran documental Flores para Antonio, que se acaba de estrenar en el festival de San Sebastián y llegará a las salas de cine el próximo 28 de noviembre.

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En la ficción, Mariola Fuentes interpretó a la propia Lola Flores, Eugenia Martínez de Irujo a su madre, la duquesa de Alba, íntima de Lola Flores, Melody a Carmen Sevilla y Elena Furiase dio vida a la mítica Marisol, con quien la familia Flores siempre ha mantenido una excelente relación de amistad.

Elena Furiase manifestaba en Fotogramas que le hizo mucha ilusión hacer ese cameo e interpretar algo que había sucedido en el núcleo de su familia y que ella no pudo vivir porque no existía. La serie, protagonizada por el propio Paco León, Inma Cuesta y Anna Castillo, fue un enorme éxito de crítica y público.

El bautizo de Antonio Flores llenó de orgullo a sus padres, Lola Flores y Antonio González El Pescaílla. El niño tuvo como padrinos a Aline Griffith, condesa de Romanones, espía y escritora que tuvo un gran predicamento social, y el torero Antonio Ordóñez, padre de las recordadas Carmina y Belén Ordóñez.

El sacramento se celebró en la iglesia de la Concepción de Madrid y en los alrededores se encontraban multitud de curiosos que no querían perderse la llegada de tantos rostros populares. Sin duda, destacaba Aline Griffith, condesa de Quintanilla, con una peina y una mantilla española que defendió, siendo ella estadounidense, con la elegancia que le caracterizaba.

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Antonio Ordóñez vestía completamente de negro porque recientemente había muerto su padre, el también torero Niño de la Palma, que había sido un gran amigo de Ernest Hemingway y Orson Welles, amistades que luego alimentó su hijo, uno de los mayores ídolos del toreo de todos los tiempos.

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Para enfatizar que el padrino bautismal era torero, Antonio Flores, en lugar de la tradicional capa de cristianar lució un capote de paseo. Según relata la crónica de Blanco y Negro, los padrinos, al devolver al neófito a sus padres, dijeron la siguiente fórmula: «Moro nos lo disteis, cristiano os lo devolvemos».

Tras el bautizo y con muchas dificultades para salir de la iglesia, la comitiva, entre la que se encontraba la actriz Ava Gardner, se trasladó a celebrarlo al restaurante La Pérgola, en la cuesta de las Perdices. Era el 'place to be' de los años 60, que ocupó el lugar de otro mítico restaurante, Casa Camorra. El lema con el que se publicitaba era muy conocido en la época: «En las Perdices se respira bien…..pero se come mejor. La antigua Casa Camorra y su dueño recuerdan a sus clientes y amigos que sigue siendo el preferido por su buena cocina y ubicación».

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