Muere la madre de El Litri, Conchita Spínola, apenas unas semanas después del fallecimiento de su marido, Miguel Báez: recordamos su preciosa historia de amor

Las tragedias asedian a El Litri. Su madre, la columna vertebral de la familia Báez, Conchita Spínola, falleció el domingo de un paro cardiaco, tan solo unas semanas después de su marido.

Conchita Spínola, madre de El Litri, falleció anoche en Madrid. / gtres

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

La muerte inesperada de su madre. Conchita Espínola, deja a Miguel Báez El Litri sumido en la mayor de las tristezas. Conchita Espínola falleció el domingo por la noche de un paro cardiaco en Madrid a los 74 años y sus restos fueron trasladados al tanatorio de San Isidro, en el centro de la capital, donde se va a oficiar una misa esta tarde. Mañana miércoles 8, la familia llevará sus restos para oficiar el funeral y el entierro en la iglesia de Nuestra Señora de Consolación, en la ciudad pacense de Azuaga, donde está localizado el panteón familiar

La pérdida de la madre del torero sucede apenas dos semanas después del fallecimiento de su padre Miguel Báez Espuny El Litri, que murió el 18 de mayo, a los 91 años. Y lohizo solo cuatro días después de la boda de su hijo con Casilda Ybarra, lo que dejó desolada a la familia del toreo, y en especial a su mujer, profundamente enamorada de su marido desde los 15 años.

El Litri tuvo entonces que interrumpir su luna de miel en Italia, un viaje de recién casados que puso la nota triste a la ceremonia que se celebró el pasado 14 de mayo en el cortijo Carrascalejo de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), ante 250 invitados. Su padre no pudo asistir debido a su enfermedad el fallecido torero. Pero sí lo hizo su esposa Conchita Spínola, madrina en la segunda boda de su hijo (antes se casó con Carolina Adriana Herrera). Su muerte deja sin eje esencial a una familia de la querera el auténtico corazón, centrada en la figura de una mujer tan desconocida como fascinante, que fue clave en la historia de ambos toreros. Y no solo en lo sentimental, sino también en lo económico.

Conchita Spínola y Miguel Báez formaron una pareja peculiar en el mundo del toreo, donde se reproducen los estándares tradicionales que destinan lo doméstico y sentimental a las mujeres y lo patrimonial y laboral a los hombres. Sin embargo, desde muy pronto en su matrimonio la joven Spínola tomó las riendas de la gestión económica de la pareja, encargándose de las cuentas de resultados y las inversiones familiares, mientras el torero se concentraba en el buen discurrir de fincas y ganadería. Dicen que casarse con Conchita fue la mejor faena de El Litri, quien no anduvo precisamente corto de triunfos. La conoció cuando solo tenía 15 años, en la playa. Accidentalmente, él le destrozó un castillo de arena a ella, que se le encaró: «Que tú seas El Litri no te da derecho a destrozarme el castillo», le dijo. El torero no solo la ayudó a reconstruir su arquitectura de arena. Tres años más tarde se casó con ella, justo a los 18.

Cristóbal Balenciaga vino directamente de su taller de París para vestir a la novia, que dijo sí quiero al torero, 20 años mayor, en el monasterio de la Virgen de Guadalupe. Los credenciales familiares de María Concepción Spínola y González-Cocho eran irreprochables: forma parte de una de las familias con más solera de Extremadura y Madrid. Además, ella aterrizaba en España desde un internado suizo, prácticamente sin solución de continuidad. Sin embargo, la joven tenía las cosas muy claras: puso como condición a Miguel Báez Litri que se cortara la coleta, cosa que aceptó. «Lo mejor de mi vida es la esposa que tengo», sostuvo él a lo largo de su vida, en infinidad de ocasiones. Tuvieron rápidamente tres niños, Miguel, Rocío y Myriam, y antes de los 30 ella se hizo cargo de los números.

Conchita Spínola gestionó la fortuna de El Litri

Parece que Conchita Spínola se planteó en aquel momento estudiar Económicas, pero mujer práctica donde las haya y consciente de los tres niños que debía atender se dejó asesorar por el que se convertiría en su mentor en cuestiones financieras: el abogado y posteriormente ministro Jaime García Añoveros. Con su consejo, pudo incrementar notablemente el patrimonio familiar cuya gestión pasó a manos de su único hijo, Miguel Báez Spínola, en 1999, cuando se retiró de los toros. De hecho, pudo ser protagonista de la crónica social y reinar en portadas y tendidos de plazas de toros, pero ni se expuso en fiestas ni acudió a las plazas, prefirió trabajar en la prosperidad económica y sentimental familiar.

Conchita Spínola fue una de las tres hermanas Spínola, a las que alguien caracterizó de la siguiente manera: «Mayte, la genovesa; Conchita, la belleza de Hollywood, y Carmen, la parisina«. Fue la única de las tres que no tuvo vocación artística, una nota que sin duda procedía de su madre, Julia María de Spínola, notable escultora. Su padre, Máximo Spínola y Cárdenas, fue un fiel aliado de don Juan, hasta el punto de viajar clandestinamente a Estoril o Londres para reunirse con él cuando el franquismo lo prohibía. Tanto es así, que Mayte, su hija mayor, estuvo en Atenas invitada en la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Mayte Spínola y González-Cocho (Madrid, 1943) es, probablemente, la más célebre de las tres hermanas por su labor de mecenazgo artístico, que le valió en 2015 el I Premio Iberoamericano Arte y Mecenazgo, su producción pictórica y su amistad con otras protectoras de las artes como Carmen Thyssen o las hermanas Koplowitz. Fundadora en 1990 del Grupo Pro Arte y Cultura, pintó junto a Joan Miró en el estudio de Son Abrines en Mallorca e impulsó su primera exposición en España.

Carmen Spínola y González-Cocho (Madrid, 1956), Mamen para familia y amigos, también es pintora (de la llamada Escuela de Chinchón), preside la Fundación Arauco, donde impulsa un notable programa de becas a artistas y realiza exposiciones y presume de amor por el campo y el arte del toreo.

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