Menudo asunto delicado

¿Es necesario exponer en las revistas a los menores? Muchos famosos lo hacen y quiero reflexionar sobre ello.

Anne Igartiburu
ANNE IGARTIBURU

Quiero comenzar diciendo que la columna de esta semana no es para desacreditar a los que no piensen como yo, solo para hacer una reflexión.

Hablo de los niños mostrados en público por padres conocidos. Hijos de artistas, deportistas, políticos o personas influyentes. Menores que han venido al mundo para tener su identidad, intimidad y vida llena de sueños que se van forjando paso a paso. Con la salvedad de que estos bebés vinieron a una familia observada a través de un escaparate en un mundo a veces hostil para ellos. Sobre todo porque ya nada será igual a partir de ese protagonismo casi siempre elegido por sus progenitores, con un fin. Y no me refiero a un enfoque justificado en el que ellos son protagonistas y salen beneficiados, como calendarios solidarios o proyectos sociales y culturales dedicados a los más pequeños.

Su nombre pasa a un ámbito que pertenece, en ocasiones, a demasiadas personas

Qué contamos, a quién y de qué manera mostramos nuestra vida es muy importante. Este asunto ha tomado una dimensión a veces difícil de controlar y puede tener sus consecuencias. Nadie pregunta a los menores si quieren que se muestre su cara, sus afinidades o formas de actuar. Datos tan simples como si sacan buenas notas o no, dichas en público, toman una envergadura quizá imperceptible para nosotros, pero puede que relevante para ellos. Incluso algo tan esencial como su nombre, pasa a un ámbito que pertenece, en ocasiones, a demasiadas personas. La opción de cómo manejar estos delicados y menudos asuntos está en nuestra mano.

Se llega a criticar sin piedad al adulto que se pone en la puerta de una iglesia con un bebé en brazos, para dar lastima y pedir limosna. Pero la utilización de los menores en entornos más ‘camuflados’, si se me permite la expresión, con un fin meramente lucrativo o ‘decorativo’, cuando es cuestionable la presencia de este menor, casi siempre se pasa por alto. No quiero ser radical, insisto, pero sí quisiera hacer una reflexión e invitar a un camino intermedio, con sentido común y mucho cariño. Encontrar la vía en la que se pueda proteger a esas personitas que tienen, aunque no lo declaren, el deseo de crecer como un niño más, sin prejuicios ni presión.

Lo he vivido en primera persona, incluso en mi vida profesional, cuando me preguntan y evito dar datos que solo incumben a la vida íntima de los menores y que no son relevantes para nadie más. No pasa nada si no se dan, sinceramente, muchas veces son prescindibles. Actúo en consecuencia, aunque me cueste algún disgusto con personas que no comparten mi sentir y se me cuestione mucho por ello. No somos conscientes del poder que tenemos al decidir cómo gestionar este asunto tan delicado. Hay un término medio para todo y, en este caso, es posible. Yo, lo dejo ahí.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiera. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?