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Para María Jiménez, las fechas navideñas no son lo mismo desde aquel 8 de enero que un accidente de tráfico se llevó la vida de su hija. Solo tenía 16 años y, en vez de usar el billete de tren que su madre le había comprado, decidió subirse a un coche con sus amigos sin sospechar que la tragedia se cernía sobre su cabeza.
Este fin de semana, la cantante se sentaba en 'Sábado Deluxe' para conceder una de esas entrevistas suyas en las que habla sin pelos en la lengua. Provocando. Recorriendo cada rincón de su vida y dejándose el alma, como cuando recordó a su amigo Chiquetete, recientemente fallecido. De él dijo que, antes de morir, le estaba rondando por la cabeza la idea de hacer una gira con su hijo Manuel.
Pero el momento más complicado de esa charla entre María y los colaboradores del programa, fue cuando abordaron la muerte de su hija en un accidente de tráfico. Le pusieron un vídeo y acabó hablando de uno de esos pasajes de su vida que no le gusta recordar, pero que, de vez en cuando, expone ante el público.
"Todavía me cuesta trabajo pasar por delante de las fotos de mi hija. Es un tema del que no me gusta hablar. Los siento mucho, no me gusta hacerles llorar a ustedes, me gusta hacerles reír", se disculpaba limpiándose las lágrimas con un pañuelo mientras María Patiño le ofrecía consuelo a su lado.
"A nuestras edades, es normal que se nos haya muerto gente, pero un hijo... eso es fatal. A una amiga mía ahora se le ha muerto un hijo y he estado con ella este fin de año, está muy mal", añadía Jiménez, que instantes antes había dado detalles de cómo sucedieron los acontecimientos.
"Nadie te prepara para perder un hijo, eso no se supera, no hay palabras. Pero hay que pelearse con la vida y con la muerte para seguir viva", zanjaba Jiménez.
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HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.