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John McEnroe en Roland Garros

El documental de Julien Faraut sobre John McEnroe, entre las recomendaciones culturales de la semana.

Se centra en el tenista neoyorquino durante cinco años en Roland Garros. / d.r.

ROSA BELMONTE

Ya hemos visto a John McEnroe enfrentarse a Björn Borg en cine y documental (también en directo en su día). ‘Buscando la perfección’, de Julien Faraut, se centra en el tenista neoyorquino durante cinco años en Roland Garros. No se trata de material fílmico recopilado para construir una historia. Tiene mucho más que ver con un descubrimiento en el Institut Nacional du Sport (Insep). Lo que Faraut aprovechó es lo que sobró de ‘Roland Garros avec John McEnroe’ (1985), de Gil de Kermadec. Lo suyo fue un exhaustivo seguimiento con tres cámaras. Y ‘Buscando la perfección’ ha quedado como uno de los mejores ejemplos de cine y deporte. Obsesión cinematográfica y obsesión tenística. Consigue Faraut que lo que ya sabemos tenga suspense. Hasta la final con Ivan Lendl, donde McEnroe empezó ganando los dos primero sets. Es bueno ver a McEnroe en el cine para darse cuenta de la diferencia, no solo tenística, que hay entre él y el patán de Kyrgios

Y ahora, Holly Hunter

La segunda temporada de ‘Succession’, ya está disponible en HBO. / d.r.

Un gran nombre de la televisión británica haciendo televisión en Estados Unidos. La segunda temporada de ‘Succession’, del gran Jesse Armstrong, ya está disponible en HBO. Los Roy son una familia rica al frente de un imperio de medios de comunicación. Logan (Brian Cox) es el padre, que empieza con problemas de salud. Ninguno de los hijos (Kendall, Roman, Shiv) parece capaz ni sabe qué hacer para llevar Waystar Royco y controlar la opinión pública. Ninguno es Roger Aisles. Y su padre es castrador con ellos. Es un drama pero también una comedia. El tono de la serie es distinto, satírico. También los movimientos de cámara. Kendall empieza la segunda temporada con un accidente a lo Ted Kennedy, en Chappaquiddick. Veremos la lucha entre los medios tradicionales y los gigantes tecnológicos. Además, se incorpora Holly Hunter como presidenta de un conglomerado mediático muy liberal. Mucho mejor esta serie, que ‘Here and Now’.

Una mujer en el Ártico

Era la mujer de Robert Peary, jefe de la expedición que partió para el Ártico. / d.r.

Una señora y un libro peculiares. La señora, Josephine Diebitsch Peary (1863-1955). El libro, ‘Diario Ártico. Un año entre los hielos y los inuit’ (La línea del horizonte). Era la mujer de Robert Peary, jefe de la expedición que partió para el Ártico el seis de junio de 1891 desde Nueva York. Josephine escribió un diario durante el viaje. Sin ella no habrían llegado a ningún sitio. Robert Peary se rompió una pierna. Cuando los científicos y la tripulación quisieron darse la vuelta, ella tomó el mando en nombre de su marido, con quien se había casado a los 19 años. Cualquiera se habría ido al Polo Norte teniendo una suegra que se les encasquetó hasta en la luna de miel. Tras ver un glaciar con un muro de 27 kilómetros, llegaron a Groelandia y construyeron una especie de caja rectangular para el matrimonio y los cuatro hombres. Un año viviendo juntos. Qué escándalo. El libro es un apasionante relato del dificultoso viaje y de su convivencia con los apestosos inuit.

Reina y emperatriz

La editorial Renacimiento ha vuelto a editar ‘La reina Victoria’. / d.r.

Lytton Strachey, el ingenioso, viperino y virtuoso miembro del Grupo de Bloomsbury escribió una de las obras maestras del género biográfico, la dedicada a la reina Victoria de Inglaterra. Aunque no se quedan atrás ‘Victorianos eminentes’ y ‘Retratos en miniatura’, por citar libros publicados en España. La editorial Renacimiento ha vuelto a editar ‘La reina Victoria’ (hay una anterior de Lumen). Strachey decidió acometer el gran mito de la sociedad de su tiempo. Los antecedentes, la niñez, el ascenso al trono en 1830, su matrimonio con Alberto, la maternidad, las relaciones con los primeros ministros, su viudez (los cuarenta últimos años de su vida los pasó de luto). Esta mujer diminuta (1,52 cm) llamó la atención en su primer Consejo. “La manera de conducirse despertó sorpresa y admiración”. De manera elegante y minuciosa, Strachey hace en este clásico un retrato de la época y de Victoria.

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