Confidencias: tormenta veraniega

Este ha sido un verano de sequía general, tanto a nivel climatológico como ‘famosil’. No ha habido romances sorpresas, tampoco rupturas, aunque esas vendrán luego, dentro de unas semanas, cuando las playas se vacíen y todo vuelva a la normalidad. Pero la naturaleza es imprevisible y el ‘cuore’ también.

Esta semana, mientras medio país se inundaba, nuestro sector también sufría una tormenta que empezaba con unas fotos de Mar Flores en una audiencia con el Papa junto a la comunidad hispanojudía. Su presencia resultaba cuando menos curiosa y su devoción repentina, aún más. A él aprovechó para pedirle que rece por los jóvenes.

Y si creíamos que las Campos nos lo habían contado todo , faltaba el robo en casa de Carmen Borrego, que nos dejaba entusiasmados a los que nos dedicamos a esto. Lo más curioso es el material tecnológico que dice que le han sustraído. Suena a papeles del Pentágono y viniendo de ellas, aún más.

Campanario resucitaba con mejor aspecto que nunca y la hija de Paz Padilla se declaraba absolutamente feliz por haber comprado una goma para el pelo en Primor que le ha salvado la vida. Y mientras, una tintorera del barrio de Chamartín sufría la persecución de los reporteros que intentaban averiguar si iba a casa de Bigote a plancharle las camisas o algo más.

Y se nos caía el mito de Andrés Velencoso, porque empieza estar un poco sobadete; primero con la nadadora, ahora con la presentadora. Y lo mejor es que, afortunadamente, a don Juan Carlos le sigue latiendo el corazón a buen ritmo. Su familia ha hecho piña y hemos descubierto por qué la Infanta Cristina estaba tan radiante. Ella y sus hijos han abandonado Bidart y se han marchado a Los Ángeles. El tiempo lo cura o lo empeora todo, según se mire.